¿El fin justifica los medios? Esa célebre frase que erróneamente se le atribuye a Maquiavelo -pero que busca resumir la idea del pensador italiano- está muy presente en El día del juicio final, película dirigida por Gregor Jordan y protagonizada por Samuel L. Jackson, Michael Sheen and Carrie-Anne Moss.

El film nos presenta un conflicto inicial que terminará involucrando a los distintos personajes de la historia: un terrorista amenaza con detonar tres bombas nucleares que instaló en distintas ciudades de Estados Unidos si no cumplen con sus demandas. A diferencia de otras películas que plantean conflictos similares, aquí la acción no pasará por atrapar al extremista sino que desde el comienzo se da a conocer que ya ha sido capturado y que se lo mantiene cautivo de manera clandestina, por lo que la tensión de la trama girará en torno al interrogatorio que comenzará con el trabajo de una agente del FBI que quiere seguir el reglamento pero que derivará rápidamente en el trabajo de un torturador profesional.

Lo más saliente de este atrapante thriller es el suspenso psicológico generado a partir de los límites que se van excediendo a lo largo de la cruel sesión de tortura y la manera en cómo reacciona la agente interpretada por Carrie-Anne Moss, quien de alguna manera representa el pensamiento de muchos (ciudadanos y políticos estadounidenses) que en realidad no tienen un problema real con que se realice la tortura sino con el hecho de saber que lo están permitiendo y presenciando. Estas cosas pasan, pero mejor no verlas. Esa crítica al sistema norteamericano también funciona como un debate interno en cada espectador. 

El día del juicio final. Disponible en la plataforma Qubit.tv