Slavoj Zizek ya tiene listo Pandemic!, su libro sobre el coronavirus, donde sostiene que la actual crisis sanitaria desnuda la debilidad del mundo globalizado. Mientras tanto Villa Diamante, quien transformó el apellido del filósofo esloveno en marca registrada de la cumbia electrónica y del folklore digital desde el Zizek Club, continúa afinando su propia teoría. “Cuando aparezca la vacuna, seguramente podremos regresar a los espacios cerrados pero también al under. Aunque desde un lugar diferente”, hipotetiza tras de ese álter ego el DJ y agitador cultural Diego Bulacio.
“A pesar de la angustia que esto generó, es una historia que quiero experimentar porque siempre estoy armando cosas diferentes. Si le busco lo bueno, es una forma de reinventarse”, define quien hace un mes, y desde su canal de YouTube, lleva adelante Hasta la pista: un híbrido entre un programa de radio en vivo y una fiesta, siempre a las 23. “Puede comenzar como un programa de radio, con visuales, pero luego es más DJ set. El formato va mutando según el día y los ánimos.”
Si bien el ancho de banda está inundado de fiestas y DJ sets, al menos en la Argentina, lo que distingue a Hasta la pista, amén de su concepto, duración y soporte digital, es su periodicidad. “Se hace todos los días, porque mi estudio está en casa. Carla, mi pareja, me preguntó si podía encargarse de las visuales porque las que yo ponía eran un horror”, explica Bulacio, a quien se le cayeron ocho fechas programadas el día que anunciaron el aislamiento social obligatorio.
La enésima refundación de Villa Diamante
“En los primeros programas pasaba música, decía algo en el medio, y nada más. Y más tarde empezamos a tener invitados que eligen música, como Sara Hebe, Miss Bolivia, Santi Motorizado, El Príncipe Idiota y otros que son DJs. Es un montón de gente de diferentes rubros y de lados, con la que comparto cosas distintas”, comenta. Así pasaron 30 ediciones consecutivas, que el domingo último fueron celebradas con un especial de cumplemés. “Lo hicimos todos los días porque había un montón de gente que estaba sola en su casa, y que incluso festejó su cumpleaños de esa forma.”
Sin embargo, a partir de este jueves, Hasta la pista reducirá su frecuencia. “La del domingo fue la última con el formato diario porque la cuarentena se extendió”, justifica el DJ. “Al principio, el chiste era que duraría hasta que acabara todo esto. Pensábamos que sucedería en las siguientes dos o tres semanas, pero ahora puede que dure meses.“ El nuevo esquema tiene jueves de electrónica folklórica, viernes cumbieros, sábados fiesteros y domingos indie.
“En este encierro, te das cuenta de que no tenés laburo y te deprimís un toque”, reconoce Villa Diamante, que igual vive Hasta la pista como una experiencia zarpada. “Cuando armamos el Zoom, ves a gente sola, en pareja o viviendo en una casa comunitaria. Unos miran fijo la computadora, otros bailan re lookeados. Dentro de todo, la intención es pasarla bien.”
Antes de ella y durante la cuarentena, o arriba del escenario y detrás de la pantalla de una laptop, Villa Diamante se mantiene firme en su convicción de reivindicar al baile. “Es algo que tengo incorporado, y que es parte de los códigos de mi lenguaje como DJ”, confiesa. “Aunque pueda parece medio loco, mi lugar de investigación es la pista de baile. Si mi programa se llama así es porque tiene que ver con eso.”
Por más que la aventura de esta época sea la nafta de su envión, este emblema de las bandejas argentinas en el siglo XXI no puede disimular su miedo ante la incertidumbre que nos depara el futuro. “Lo que hacemos por streaming es una forma de releer lo que está pasando porque todos queremos volver a abrazarnos, a vernos la cara y a disfrutar. Me da un toque de miedo que esa imagen idílica que tenemos del club, con toda gente transpirada y perreando, desaparezca. Es un futuro distópico el que vivimos, y hay que ver cómo sigue. Será muy loco lo que pasará en el medio hasta que se produzca algún desenlace.”
Aunque la aplicación estelar de esta cuarentena es Instagram, Hasta la pista puso sus fichas en YouTube. “Instagram no tiene buena calidad. La gente lo va a escuchar desde el teléfono, y anda medio para el culo”, afirma Bulacio. “Mi público no tiene 15 años, es más grande. Ahí apunto porque esa gente enchufa el mini plug y poné lo parlantes, para que suene bien, y de paso espera que suenen cosas nuevas. Son diferentes tipos de atención.” Ante la pregunta de si el programa seguirá una vez que se abran las salas y clubes, el DJ vaticina: “Quizá no suceda cuatro veces, pero lo voy a seguir haciendo porque es hermoso. Mientras tanto, si logro acompañar a algunas personas en este momento tan extraño, de angustia y soledad, yo ya cumplí”.