La Fundación Internacional para Libertad (FIL), que en los últimos años supo endiosar a gobiernos como los de Mauricio Macri o Sebastián Piñera, nació en 2002 como iniciativa de “un grupo de intelectuales y referentes de think tanks de ambos lados del Atlántico (Estado Unidos, Iberoamérica y Europa)” y declama como objetivos “la defensa y promoción de los principios de la libertad, la democracia y el Estado de Derecho”. En los hechos es un rejunte de dirigentes y activistas ultraliberales, fóbicos de toda política proteccionista y por ende anticastristas, antichavistas, antiperonistas, ante-Evo y anti todo lo que huela a sensibilidad hacia las mayorías.
Sus pasos en la Argentina se entremezclan y por momentos se confunden con la Fundación Libertad que preside Gerardo Bongiovanni (único vocal argentino de la FIL de Vargas Llosa) y que desde 1988, con el apoyo de más de doscientas empresas, organiza cursos, conferencias y otros eventos para promocionar sus ideas y sus cuadros políticos. El último, en julio pasado, fue justamente una conversación entre Macri y Piñera sobre “oportunidades y desafíos para América Latina”. “Lo que está haciendo el presidente Macri es lo que se tiene que hacer”, lo elogió el chileno tres meses antes de que estallara su país. “Va en la dirección correcta y los frutos están a la vuelta de la esquina”, dijo poco antes de que las urnas castigaran a Cambiemos.
Tras los cuatro años de macrismo, la entidad con sede en Rosario entró en default y planea un duro ajuste en su sede, informó esta semana el diario cooperativo El Ciudadano. “El think tank del pensamiento nacional vernáculo no puede hacer frente a sus compromisos y evalúa poner en práctica lo que siempre pregonó para el resto: un ajuste, vendiendo una parte de su sede”. Invoca como causales la cuarentena, que le impide realizar eventos para recaudar, y la disparada del dólar durante la gestión cambiemita. En los últimos años, gracias a sus fluidos contactos con el macrismo, la fundación “se había instituido como el intermediario necesario para la concreción de negocios de todo tenor y laya entre los funcionarios de gobierno y sus empresarios asociados”, e inclusive “contaban con los generosos flujos de dinero desde el Banco Nación, sobre todo bajo la gestión de Carlos Melconian, un habitué de las actividades de la Fundación”, recuerda el diario, que a su vez cita como fuente al portal económico Punto Biz. “La llegada del Frente de Todos al gobierno cerró otra canilla de financiamiento”, destaca.
En los últimos días, desde su cuenta de Twitter, la fundación hizo campaña para que el Congreso reduzca su presupuesto y enumeró los respiradores y asiganciones universales que se podrían costear si “se limitase a gastar lo mismo que gasta el parlamento de un país desarrollado de Europa”, en referencia al español.