Unicef, el Comité de los Derechos del Niño y el grupo de científicos que asesora al Gobierno nacional hicieron llegar a Olivos la recomendación de búsqueda de alternativas para que niños y niñas puedan volver a ver la luz del sol después de un mes de encierro . El ministro de Salud, Ginés González García, reconoció que “los pibes no pueden permanecer en un aislamiento muy estricto por mucho tiempo”. El presidente Alberto Fernández tiene en estudio esa posibilidad, que de concretarse sería con fines recreativos y no deportivos.
La semana pasada, cuando el impacto del confinamiento de las diversas infancias de la Argentina aún no estaba en la agenda pública, un hombre de máxima confianza del Jefe de Estado le acercó la preocupación que comenzaba a crecer en diferentes sectores, respecto de la salud mental y emocional de los niños y las niñas sometidos al encierro prolongado. Con el correr de los días el tema ganó terreno en la socieddad, en los medios de comunicación y en los especialisatas que asesoran a Alberto Fernández para afrontar la pandemia.
En la reunión del Comité de Crisis que tuvo lugar este jueves, algunos intregrantes del comité de expertos le manifestaron al Presidente que debe buscarse alguna alternativa de salidas ordenadas para este segmento. También representantes de Unicef --a quienes Fernández y Fabiola Yañez recibieron en la quinta presidencial-- hicieron planteos en la misma dirección.
Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social de Unicef Argentina, que estuvo con el primer mandatario y su esposa en Olivos, contó que una de las cosas que manifestaron en el encuentro es que “los más chiquititos son los que más están sufriendo”. Según reveló, “esto el Presidente lo tenía muy claro”. Tras la reunión, Waisgrais consideró que cree que “en los próximos días se va a poder encontrar un buen equilibrio que pueda amortiguar la situación que se está viviendo hoy en los hogares”.
Ante la consulta de Página/12, Hernán Monath, especialista en Protección de Derechos de Unicef, resaltó que “las recomendaciones que están planteando la Organización Mundial de la Salud y los diferentes comités internacionales de los derechos de la niñez es que hay que buscar mecanismos compatibles con la salud pública que apunten a mejorar la situación actual de niños y adolescentes”. En ese sentido resaltó que hay que “pensar en esquemas muy controlados y muy segmentados para salidas esporádicas pero manteniendo el aislamiento”.
Según advirtió Monath, tras casi cuarenta días de encierro, “los efectos negativos que el confinamiento va generando en la salud mental y física de niños y niñas empieza a agravarse”. Por lo que concluyó que “claramente, entendiendo la prioridad que el Gobierno Nacional puso en la protección de las vidas humanas, hay que empezar a pensar las alternativas para morigerar un poco los efectos negativos que tiene la cuarentena en los chicos”.
Otra de las preocupaciones que la organización le acercó al Presidente son los riesgos en relación a la convivencia de algunos chicos y chicas con adultos que ejercen violencia sobre ellos. Según explicó Monath “el confinamiento no les permite liberarse ni si quiera un poco de esa situación de agresividad permanente”, lo que podría verse morigerado con algún tipo de flexibilización.
Las consecuencias del encierro prolongado en chicos que consignan epecialistas, madres y padres son diversas. Regresiones sobre el control de esfínteres, apego inseguro, angustias de separación, mamás que tuvieron que relactar, niñes que empezaron con tics nerviosos, episodios de agresividad. La situación se agrava por la percepción del tiempo que tienen los chicos, muy distinta de los adultos. El universo más afectado por esta situación es el de los menores de siete años. “Desde la mirada médica los especialistas hablan de priorizar al grupo de niños de 0 a 7 años, sin olvidar al resto. Pero si hubiera que priorizar, ése sería el segmento que antes debería poder salir al mundo exterior”, afirmó Monath.
Cómo implementarlo
En la Argentina hay unos 13 millones de niños, niñas y adolescentes. Por ese motivo y ante las diversas realidades de todo el territorio, las opciones que se manejan apuntan a modalidades sumamente cuidadas y controladas para no sumar riesgos de contagios. Podrían definirse horarios o días de salidas, siempre con la supervisión de un adulto y con estricto cumplimiento de las normas de distanciamiento social, sin permitir las aglomeraciones de chicos y chicas. Lo que hasta ahora todos recomiendan es que puedan caminar en un radio cercano al domicilio. “Eso se le ha planteado al Presidente, que comparte la preocupación y sabemos que hay un equipo de asesores que tiene la misma inquietud”, dijo el especialista en Drechos de Unicef.
¿Y qué pasa con el miedo social a que los chicos propaguen sin control el virus?, preguntó Página/12. “Hay un imaginario social, un prejuicio que ubica a los pibes como una especia de Bin Laden o bioterroristas biológicos. Creo que eso se fue desarmando un poco. Lo que sabemos es que los chicos también son portadores pero no contagian más que los adultos. Hay modalidades en las cuales las personas conviven con otras en la calle. Eso también es factible para los chicos”, respondió Monath. ¿Y si la situación se descontrola? “La cuarentena mostró que la sociedad en términos general es bastante responsable. Creemos que en esa línea es posbile que todos entendamos que los chicos tienen que tener algún espacio de movilidad fuera de las paredes del hogar. Y que hay esquemas posibles sin sumar riesgos para otras personas”.