La cantidad de empresas dedicadas a la importación de textiles subió 42 por ciento en 2016. La cifra surge de un estudio del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav). En el documento se asegura que la gran parte de la mercadería está entrando desde China y los productores locales no pueden competir contra los precios de ese país, en particular, por la suba de los costos internos en los últimos meses. Las compras de productos textiles en el extranjero aumentaron en dólares casi 30 por ciento el año pasado, mientras que las ventas de empresas locales en el exterior registraron un retroceso del 16 por ciento.
“El sector textil se encuentra en una compleja situación. La causa se encuentra en los cambios que sufrió la economía en 2016. La industria se enfrenta a un acelerado ritmo de deterioro, después de años de crecimiento de la producción y las ventas en la última década”, planteó la Undav. Aseguró que la fuerte desregulación de los esquemas de administración comercial (Licencias no Automáticas y Declaraciones Juradas de Importación) y la pérdida del salario real en el mercado interno potenciaron las tensiones del sector.
El informe precisó que el trimestre pasado hubo una retracción de la producción local del 27,3 por ciento interanual. Se trata del mayor retroceso trimestral desde 2002. “A la reducción de la fabricación local, se le suma una baja en el consumo interno de hasta 25 puntos porcentuales en términos reales, puesto que los valores comercializados (facturación) crecieron por debajo de la inflación”, indicó. El deterioro de la industria textil provocó una pérdida de más de 4000 puestos de trabajo en los primeros nueve meses de 2016, cifra que no tiene en cuenta empleos indirectos generados en la cadena de indumentaria ni la situación de los trabajadores informales.
Las importaciones de prendas de vestir en 2016, según Undav, se ubicaron en 365 millones de dólares, cuando habían sido de 283 millones en 2015. Esto implica una suba de 28,9 por ciento de las compras en el exterior. La cifra es muy elevada si se tiene en cuenta que el consumo cayó y sólo se explica por la sustitución de productos locales por artículos textiles del extranjero. “Ya hay algo más del 40 por ciento de empresas textiles que se dedican a importar respecto de las que había en 2015”, cerró.