El Gobierno suscribirá hoy junto a la Cámara de Comercio (CAC) y las emisoras de tarjetas de crédito un acuerdo para reducir las comisiones que cobran esas empresas desde el 3 por ciento actual hasta el 2,5 por ciento. La promesa es que, dentro de cuatro años, ese porcentaje baje hasta el 1,8 por ciento. En el caso de tarjetas de débito, el arancel bajaría inicialmente desde el 1,5 al 1,2 por ciento y luego hasta el 0,8 por ciento. El año pasado, el Gobierno se había manifestado en contra de la idea del sector privado de reducir comisiones y en cambio apostó a incrementar a mediano plazo la competencia en el sector a través de una serie de cambios regulatorios y difundió algunos datos provenientes de la investigación que lleva a cabo la Comisión de Defensa de la Competencia (CNDC) en contra de Prisma, que comercializa Visa Argentina, por presuntas prácticas anticompetitivas. Las tarjetas, ante la posibilidad de perder privilegios, habrían optado por resignar algo de rentabilidad.
El anuncio aparece en medio de la polémica por el desempeño del programa Precios Transparentes, de diferenciación entre los precios de productos que se venden en efectivo frente a los financiados. Desde febrero, cuando se puso en vigencia esa regulación, el impacto en el consumo fue negativo. Además, menos de la mitad de los precios en efectivo bajaron, mientras que aumentaron los precios para las compras a plazo. Según datos de Came, el consumo cayó en febrero 4,1 por ciento frente al mismo mes del año pasado. En aquel momento, ya registraba una merma interanual del 4,5. La venta en cuotas bajó un 30 por ciento.
La comisiones de las tarjetas de crédito –los aranceles, en la jerga del comercio– aplican para cualquier operación, ya sea en una, en doce o en 24 cuotas. Las tarjetas de crédito y débito cobran aranceles del 3 y 1,5 por ciento más IVA, respectivamente, por el servicio de procesamiento de las transacciones. La reducción tiene un impacto marginal sobre los precios finales. Por otro lado corre el costo financiero por las operaciones financiadas. En agosto del año pasado, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, dijo que la CNDC abriría un caso por presuntas prácticas anticompetitivas en contra de Prisma. En ese momento, el Gobierno se manifestó en contra de la rebaja de las comisiones de las tarjetas de crédito del 3 al 1,5 por ciento que establece un proyecto de ley con dictamen favorable en el Senado y del 3 al 2 por ciento como dice un proyecto que ingresó por Diputados. “Es un error mirar la tasa final solamente. La competencia debe hacer su trabajo”, manifestó Esteban Greco, titular de la CNDC. La reducción que se anunciará hoy es más modesta que la que plantean esos proyectos de ley.
Ahora la iniciativa pasó a las tarjetas, lideradas por Visa, que propusieron bajar los aranceles. Hay varios factores que pueden explicar esa actitud. Por un lado, en el mercado se comenta que este año el Gobierno podría modificar el sistema de adquirencia. Actualmente, el procesamiento de cada plástico sólo puede estar a cargo de la propia empresa emisora. Eso no sucede en casi ningún lugar del mundo, en donde una tarjeta puede procesar el plástico de la competencia. Si se abre la adquirencia comenzaría un proceso de competencia de mercado en ese segmento entre las tarjetas. Por otro lado, está la investigación de la CNDC sobre Visa Argentina. Es que esa empresa es propiedad (a través de Prisma) de los bancos. Entonces la porción de los aranceles que usualmente cobra la emisora la terminan embolsando los propios bancos. En consecuencia, las entidades bancarias tienen un fuerte incentivo a emitir las tarjetas Visa en contra de, por ejemplo, Mastercard. Es probable que Prisma se venda este año o el próximo para reducir la presión de la CNDC.
“El acuerdo entre las cámaras de comercio y las tarjetas de crédito tiene que ver con la comprensión de una situación que iba a derivar en otro tipo de consecuencias. Esta es una solución de consenso y no de conflicto”, dijo a este diario Edgardo Phielipp, de la Cámara Argentina de Comercio.