¿En qué consiste el servicio de la aplicación?
-Estamos muy bien posicionados para ayudar a los actores y sistemas de salud en general a derivar más pacientes, más rápido y de forma más eficiente en esta pandemia. BDIN es una empresa que ya tiene su recorrido: hace cuatro años que tenemos el foco puesto en investigar los flujos de pacientes, con especial atención en el proceso de admisiones hospitalarias. Y hace dos que la plataforma está siendo utilizada 24 horas los 365 días al año en el sector privado de la Argentina. Sólo el año pasado ayudamos a derivar más de 40 mil pacientes en CABA/AMBA. Al no integrarse ni instalarse (cloud-based) una institución de salud puede darse de alta en cuestión de minutos y estar activo para solicitar o recibir pacientes en el mismo día. A nivel financiero, estimamos una facturación de 6.500.000 de pesos para los próximos dos años.

-¿Cómo creció su actividad?
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Veníamos creciendo a un ritmo lento pero constante en los últimos dos años y en la emergencia sanitaria, el Covid-19 nos permitió posicionarnos mejor en el sector privado. Y también creció el interés desde el sector público. Estamos evaluando la posibilidad de articularnos con el sector público para ayudar en la logística de derivación de pacientes a los hospitales de campaña y entre los hospitales públicos y privados. En el sector salud nunca “es un buen momento” para innovar con tecnología, los riesgos son altos y la toma de decisión requiere de la aprobación de varios actores clave en cada institución. Lo que está pasando con la pandemia es que estos tiempos se están acelerando, y se evidencia que el verdadero riesgo está en no innovar.

¿Cómo se trabaja en una situación de cuarentena?
-En épocas normales se trabaja entre el 80 y 90 por ciento de capacidad de internación. Las clínicas tienen la práctica cotidiana de gestionar para no tener “camas vacías”. Se dan problemas como el “bloqueo virtual de camas”. Esto es cuando una obra social o prepaga solicita admisión para un paciente que por distintas razones finalmente no llega, y es realmente complejo hacer el seguimiento de este tipo de casos. Otro problema es que por el orden de prioridad que elaboran los solicitantes, al llamar uno a uno a los prestadores, hay clínicas que constantemente ni siquiera llegan a ser consultadas por su disponibilidad. Con BDIN evitamos este tipo de problemas. Desde el 3 de marzo venimos siguiendo de cerca el aumento de pedidos de admisión por casos sospechosos de coronavirus. Ya en épocas de normalidad, el proceso para decidir la derivación de los pacientes es ineficiente. Sabemos que en el momento más complicado del pico de casos BDIN va a ayudar a salvar vidas.

-¿Cómo empezó la empresa?
-La idea surgió en 2017 en base a una experiencia personal de mi socia, la doctora Victoria Malek, quien estuvo 40 horas en la guardia de una prestigiosa clínica porteña esperando una cama para su papá. Nuestra primera hipótesis fue que “no había camas suficientes”, pero a partir de entrevistas a los departamentos de admisión de más de 30 hospitales, sanatorios y clínicas, así como con los centros de derivación (call centers) de las obras sociales y prepagas, empezamos a ver que el embudo se producía en varios puntos, porque el proceso en sí es caótico y la comunicación es deficiente. Empezamos a pensar el abordaje a este problema desde la interoperabilidad.