"Hay varias personas enfermas acá, son como ocho que tienen el virus, un doctor, dos encargados y un interno, queremos que nos den el arresto domiciliario. Yo estoy pasado de tiempo, ya tendría que tener la libertad condicional, ya cumplí mi pena, soy padre de un niño discapacitado de dos años. Queremos salir y hacer las cosas bien, trabajar y estudiar, reclamamos nuestro derecho". Juan Carlos, preso desde hace tres años, atiende por teléfono a los medios desde el penal de Devoto. De fondo se escuchan disparos, golpes y gritos. "Acá hay personas grandes, mayores de 60, con VIH y cáncer, hacemos habeas corpus y no pasa nada", agrega.
Desde el jueves los detenidos comenzaron a reclamar porque dos agentes penitenciarios ingresaron a trabajar a pesar de haber dado positivo de Coronavirus. Les habían cortado la luz, el agua y el gas. Antes les habían cortado las visitas y las salidas a trabajar a aquellos que ya tenían cumplida su pena. El Sindicato Unido de Trabajadores Privados de su Libertad (SUTPLA) había señalado que "ninguna cárcel de la Nación está preparada para una pandemia", en tanto el Centro Universitario de Devoto, que depende de la Universidad de Buenos Aires, le pidió al presidente Alberto Fernández "la conmutación de penas para evitar un genocidio".
Cerca de las 9 de la mañana empezaron a quemar colchones, tras lo cual comenzaron los disparos. "Acá estamos en el pabellón de Devoto, esperando que se constituya el secretario de Justicia (Juan Martín Mena), queremos que esté presente Andrea Casamento y Claudia Cesaroni (referentes y militantes en asuntos carcelarios) para poder negociar y llegar a un acuerdo pacífico". La voz de Guille, detenido delegado de la cárcel de Devoto, sonaba calma en medio de los gritos y el ruido de disparos. "Esto se vino avisando, el Poder Judicial desoyó las advertencias, los organismos de control no se constituyeron nunca y esto era previsible. Están reprimiendo, están lastimando a un montón de pibes". Uno de sus pedidos se hizo realidad: Casamento ingresó al penal y firmó el acta de acuerdo, junto al procurador penitenciario interino Ariel Cejas, los representantes de cada pabellón, de los familiares y el secretario Mena.
Durante la jornada varios agentes del Servicio Penitenciario Federal (SPF) resultaron heridos, como así también presos. Por la tarde, se produjo una tregua para iniciar una mesa de diálogo y mediación con funcionarios de la Procuración Penitenciaria y la Defensoría del Pueblo, a través de los delegados de los presos. Desde el Sindicato de presos resumieron los reclamos de los internos de Devoto y acusaron al SPF de faltar a la verdad: "Denunciamos que el SPF miente mediante informes que remiten a los juzgados diciendo que pueden garantizar la salud, elementos de higiene y personal. Ninguna cárcel de la Nacion esta preparada para una pandemia".
Precisamente Cesaroni aclaraba en sus redes sociales que no se trataba de un motín sino un reclamo desoído. "Los presos están reclamando que la situación en las cárceles sea incluida en las políticas sanitarias de cuidado", dijo la fundadora del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (Cepoc). A medida que pasaban las horas los detenidos avanzaban de un pabellón a otro, de un techo al siguiente, mientras eran llevados a la enfermería los heridos.
En las veredas las mujeres que habían acudido a las visitas corrían y gritaban desesperadas, exigían que pararan los disparos. Algunas fueron detenidas por la Policía de la Ciudad. "El covid-19 está en Devoto, jueces genocidas, el silencio no es mi idioma", rezaba una gigante tela blanca con letras celestes. Un poco más tarde recrudecía la represión pero afuera, sobre las visitas, tal como reflejó la Liga Argentina por los Derechos Humanos, presente en el lugar.
"La represión de adentro se escucha y huele afuera, los disparos y los gases, los internos respondieron con colchones encendidos para mitigar su efecto. Exigían que les hagan la prueba de covid-19 porque dos oficiales del Servicio Penitenciario ingresaron y son positivos de esa enfermedad", resumió Marcos Sierra, de la LADH, ante PáginaI12. Por su parte, el Sindicato Unido de Trabajadores Privados de la Libertad Ambulatoria (Sutpla) comunicó antes del mediodía que en ese momento había detenidos de las plantas 1 y 2 de la cárcel de Devoto subidos a los techos.
"Queremos que bajen las autoridades. Hay penitenciarios infectados con covid-19 y trabajaron así en el penal. Que en principio se testee toda la poblacion de Devoto, detenidos y personal penitenciario, para evitar que se propague el virus dentro del penal. Que se implementen las medidas sanitarias correspondientes al ministerio de salud y la OMS. Que se cumplan las leyes y las acordadas de la Casación y los organismos de derechos humanos, arrestos domiciliarios para los enfermos vulnerables a este virus, libertades a los que estan pasados de sus beneficios, también a los que están próximos", pidieron.
Los detenidos de Devoto sobre los techos invocando que no quieren morir ahí por coronavirus es una imágen de la crónica anunciada, escrita por uno de los organismos que destrabó ayer la toma de partes del penal. La Procuración Penitenciaria había advertido ante la Cámara de Casación Federal, la Cámara de Casación Nacional, el procurador interino Eduardo Casal, -quien respondió que no iba a mover un dedo sino todo lo contrario- y Cámara del Crimen: "Hay mucha tensión, hacinamiento, sobrepoblación, no hay recursos, cortaron las visitas, les prohiben tener celulares, cortaron las salidas transitorias a los que ya salían a trabajar, rechazan todos los habeas corpus, todo es es un caldo de cultivo que desemboca en esta situación", resumió un funcionario, entre el agotamiento y la indignación por lo que, considera, pudo haberse evitado.