Desde Brasilia. Jair Messias Bolsonaro (01-01-2019 - 24-04-2020). La renuncia del ministro de Justicia y Seguridad Pública , Sergio Moro, y sus denuncias seguramente documentadas sobre delitos cometidos por el presidente marcan el fin del esquema de alianzas que gobernó en Brasil desde principios de 2019. Este diseño político colapsó debido a una crisis, que además ser la más grave enfentada por el bolsonarismo, puede acarrear consecuencias imprevisibles. El mandatario criticó el "ego" y la falta de "lealtad" de Moro durante un discurso pronunciado en la tarde del viernes con el cual intentó desmentir lo afirmado por el funcionario saliente a la mañana. El capitán-presidente estaba rodeado de ministros civiles y militares en cuyos gestos preocupados se retrató la atmósfera pesada imperante en el Palacio del Planalto. Fuentes castrenses dijeron al diario Estado de San Pablo que el mandatario se comporta como un "zombi" atacando a aliados en medio de la pandemia del coronavirus que avanza de manera desenfrenada. En su intervención aseguró que jamás solicitó el "blindaje" de la Policías Federal, aseguró ser un "patriota" librando un "combate" por la libertad y para "restablecer la verdad". El ministro de Economía Paulo Guedes, un pinochetista neoliberal igual que su jefe, lo miraba por momentos detrás de su cubreboca y cuando terminó el discurso fue el que menos lo aplaudió. El desbande de la derecha que participó en el golpe contra Dilma Rousseff y la proscripción de Luiz Inácio Lula da Silva en los comicios de 2018 reavivó a la oposición que ahora defiende con más conficción el impeachment . Y hasta el ultraderechista Partido Social Liberal, otrora bolsonarista, prometió impulsar un juicio político.
La caída de Sergio Moro, el exjuez que cimentó su fama tras condenar sin pruebas a Luiz Inácio Lula , fue el desenlace de una pulseada con Bolsonaro iniciada esta semana en torno del jefe de la Policía Federal, comisario Mauricio Valeixo.
Cuando aun ocurrían negociaciones para calmar las aguas entre moristas y bolsonaristas, el presidente firmó un decreto en la madrugada del viernes exonerando a Valeixo, hombre de confianza de Moro desde los tiempos de la causa Lava Jato. Con ese ataque relámpago quedó extirpada toda eventual tregua, dando paso a una guerra abierta. Cabizbajo , pero decidido a causar todo el daño posible en su enemigo, Moro afirmó en el Ministerio de Justicia durante su última aparición como funcionario que Bolsonaro está "preocupado" con las investigaciones en curso en el Supremo Tribunal Federal. La última de ellas fue abierta el miércoles a raíz de la manifestación realizada frente al Comando General del Ejército el 19 de abril, en el día de esa arma, durante la cual se reivindicó la instalación de un régimen militar, el cierre del Congreso y del Supremo Tribunal, además del levantamiento de la cuarentena contra el Covid-19.
Otra causa que inquieta a la Presidencia trata sobre las usinas de fake news surgidas en las elecciones de 2018 bajo el mando del "Clan" formado por el gobernante y sus tres hijos: Flavio, Carlos y Eduaro. Ese esquema de disparo de millones de noticias falsas cobró más fuerza desde enero del año pasado cuando ganó el estatus de "ministerio del odio" con oficinas en el Planalto donde se escogen lo blancos a ser atacados.
Durante cerca de 45 minutos Moro relato la "injerencia política" de su ahora exjefe, y como fue desplazado el superintendente de la Policía Federal de Rio de Janeiro para obstruir una causa contra el senador Flavio Bolsonaro, envuelto en lavado de dinero sumado a a sus relaciones con las "milicias" paramilitares actuantes en las favelas.
Posiblemente la revelación más grave realizada por Moro fue un comentario de de Bolsonaro sobre su interés en recibir de primera mano los informes de "inteligencia" de la Policía Federal.
Celebrado por banqueros y el Departamento de Justicia norteamericano gracias a los servicios que prestó en Lava Jato, Moro era uno de los fiadores del alocado excapitán ante el poder permanente. Con su alejamiento de la cartera de Justicia el gobierno sufrió una depreciación parecida a la que afecta al petróleo tras el coronavirus. Por la mañana la Bolsa de Valores de San Pablo se hizo eco de la crisis con una caída que llegó ser del 9,5 por ciento en su momento más agudo, al tiempo que el dólar y el euro alcanzaban sus cotizaciones record.Si el alegato entrecortado de Bolsonaro a la tarde tuvo nada de credibilidad las informaciones presentadas parcialmente por Moro resultaron mucho más verosímiles. Todo indica que desde su arribo al palacio de Justicia montó un esquema de espionaje para beneficio propio comparable al empleado en Lava Jato cuando se invadieron ilegalmente los teléfonos de los abogados de Lula y hasta las llamadas de Dilma Rousseff cuando estaba al frente de la Presidencia.
Gleisi Hoffmann, la titular del Partido de los Trabajadores, opinó que los dichos de Moro fueron una "delación premiada" contra Bolsonaro por delitos como corrupción, obstrucción de la justicia y prevaricato, "él es el principal testigo de crímenes de responsabilidad, no hay otro camino que no sea el impechment".
El propio Lula declaró el jueves que ante la virtual acefalía reinante la consigna del momento es "Fuera Bolsonaro", para lo cual es necesario construir un frente amplio con fuerzas incluso de la derecha democrática a la par que se construye una coalición electoral con partidos populares y de izquierda para los comicios municipales de octubre y las presidenciales de 2022.Esta guerra política puede costar varias cabezas y es de suponer que se prolongará por buen tiempo. Moro se despidió del Ministerio diciendo que va a seguir trabajando por el país: es decir no resignó sus aspiraciones de ser el candidato de recambio de la derecha ante el fiasco bolsonarista. Para demostrar que tiene municiones en el cargador por la noche dio a conocer mensajes intercambiados a través de WhatsApp con Bolsonaro la intención del gobernante de obstruir una investigación de la Corte. La revelación fue en el noticiaro Jornal Nacional de la TV Globo, que también dejó de ser bolsonarista. Una columnista económica de ese grupo mediático comparó al Bolsonaro de 2020 con el Richard Nixon de 1974, y a esta guerra en ciernes con la antesala del Watergate.