Hoy que el mundo es un lugar vedado es muy valioso el gesto de un grupo de fotógrafos -nueve hombres, nueve mujeres- que desde doce países latinoamericanos está contando la pandemia. Muchos son reconocidos y premiados, pero el urgente colectivo, cuyo Instagram es COVID LATAM , trabaja e intercambia pareceres en el sano tejido de la autogestión. Si bien el foco del recorrido narrativo es el impacto social del coronavirus, esta ventana a la región se permite también ribetes íntimos: imágenes del propio aislamiento, a lo mejor con un vuelo más artístico.

La idea fue del argentino Sebastián Gil Miranda y enseguida prendió entre sus colegas, distribuidos por Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela, Costa Rica, Panamá, Cuba y México. Algunas de sus reflexiones se pueden encontrar en una nota publicada por Página/12 el 22 de abril .

Iván Valencia. Limpieza sanitaria por el avance del Covid-19 en la icónica catedral de sal de Zipaquirá, una mina con catedral adentro. Colombia. 


Rodrigo Abd. Flor Vaso empuja a su madre Carmen Reyes, de 84 años, en una silla de ruedas después de que fue vacunada contra la Influenza, durante el estado de emergencia decretado por el gobierno. Lima, Perú. 


Johis Alarcón. Marta Jaque enciende una vela a los santos en su altar casero durante el domingo de pascua. Quito, Ecuador. 

Matilde Campodónico. Retrato de su hija Irene mirando por la ventana durante la cuarentena en Montevideo. 


Sara Aliaga. Mujer haciendo compras en un mercado local durante la emergencia sanitaria en La Paz. 


Víctor Moriyama. Familia y amigos durante el entierro de Janete Da Silva, fallecida por coronavirus, en el Cementerio de Vila Formosa. San Pablo, Brasil. 


Ana Carolina Fernandes. Limpieza sanitaria en la favela Santa Marta, con equipamiento autogestionado por los hermanos Thiago y Tande Firmino, habitantes de la comunidad. Río de Janeiro, Brasil. 


Sebastián Gil Miranda. Hombre en bicicleta en la Villa 31 durante el aislamiento social obligatorio decretado por el Gobierno. 


Glorianna Ximendaz. Doña Eida, 98 años, en la ventana de su casa, durante el aislamiento social. San José, Costa Rica.