"Me gusta mucho la palabra transformación. Es cambiar algo para que sea mejor. Yo creo que cualquier persona que quiera jugar al rugby lo haga, sin importar las diferencias de género. No sólo de género, me refiero a la diversidad en todos los aspectos". La frase le pertenece a Agustín Pichot, que el viernes pasado tuvo una charla en vivo por Instagram con los Ciervos Pampas, el primer club de rugby de diversidad sexual de América Latina.
En la conversación con Caio Varela, coordinador de la entidad, el candidato a presidente de la World Rugby se refirió a una etapa del deporte en la que, consideró, “hay que ampliar la mirada”. "En el deporte y en la sociedad van pasando un montón de cosas nuevas, la gente va expresándose sin miedos y a veces hay estructuras que quedan lentas para eso", consideró el ex medio scrum de Los Pumas. Y agregó: "Hoy lo que me toca a mí tiene un poco que ver con eso: estructuras que quedan conservadoras y necesitan cambio. Necesitan ser miradas con palabras de inclusión e igualdad. Hablo del juego, va más allá del género. Las personas juegan y lo disfrutan; y en las estructuras que tenemos esa posibilidad no es igual para todos".
El cruce entre Pichot y Ciervos Pampas fue una invitación a romper tabúes. El equipo nació en 2012 por el deseo de un grupo de amigos gay que querían jugar al rugby. En el camino comenzaron a cuestionarse qué significaba ocupar un espacio en ese deporte.
En un principio formaron parte de la Asociación Deportiva Amateur por la Inclusión (ADAPLI). Eligieron llamarse Pampas, pero como había un equipo de la Unión Argentina de Rugby (UAR) que tenía el mismo nombre y competía internacionalmente, se pusieron Ciervos Pampas, agregándole la referencia a un animal autóctono.
Decidieron problematizar la discriminación, la violencia y la homofobia. "Existimos como equipo y como asociación porque existe la homofobia", dice Caio Varela. En la charla le preguntó a Pichot por la división binaria del deporte: en la separación entre rugby femenino y masculino, le señaló, hay identidades que se quedan afuera. En Ciervos Pampas hay mujeres trans y lesbianas, y personas no binarias.
Actualmente, Ciervos tiene integrantes de identidades diversas y un rango amplio de edades: desde los 19 hasta los 50 años. La organización se basa en cinco valores de la disciplina: la integridad, solidaridad, el respeto, la disciplina y la pasión; agregándole un sexto valor, el de la diversidad. Se entrenan en el polideportivo de Parque Avellaneda los miércoles y viernes de 20 a 22. En cuarentena siguen practicando en su casa, con la supervisión del preparador físico.
Caio Varela contó que el objetivo de este año era jugar con un equipo no binario, pese a que esa decisión los limita en lo competitivo. "Es lo que le expresamos a Agustín. Nosotros queremos probar para no dejar a las personas afuera, pero la pandemia nos obligó a parar la pelota, como a todos".
"La diversidad nos enriquece -dijo Pichot-. Hay transformaciones y tiene que haber un tema reglamentario. Yo llevé el tema a la World Rugby. Me saltaron con el reglamento del COI, con la medida de medir la testosterona. Hace un mes hicimos un taller que fue súper enriquecedor. Alguien planteó un ejemplo. Qué pasaba si alguien que decidió ser mujer le sacaba 30 kilos de diferencia a una chica que juega en contra. Hubo mujeres que manifestaron que era peligroso. Bueno, hay que seguir discutiendo. La pregunta es: ¿dónde encontrás un lugar en el que la gente juegue?".
Varela sabe de qué se trata eso. Muchos de ellos armaron Ciervos porque no habían podido disfrutar del deporte cuando eran niños o adolescentes. La heteronorma de los espacios del deporte los había alejado. Ese fue un impulso para organizarse. En el proyecto de Ciervos también está la escuela de Derechos Humanos que formaron.
En los 40 minutos que duró la conversación, Pichot repitió la necesidad de "ser empáticos para poder mirar las cosas distinto". "El juego te deja expresarte libremente. Cualquier chica o chico que pueda jugar lo puede hacer donde quiera y como quiera. El juego va más allá de los preconceptos", expresó.
El ex Puma ya conocía el trabajo que los Ciervos Pampas vienen haciendo: son parte de la Unión de Rugby de Buenos Aires y durante esta cuarentena, desde sus redes sociales, realizan charlas sobre distintas disciplinas con el objetivo de visibilizar a los clubes, los equipos y las acciones que se desarrollan en el marco de la inclusión de las personas LGBTIQ+.
"Vos sabés bien que cuando uno mueve estructuras tiene mucha resistencia", le dijo Pichot a Varela. El dirigente contó que por su edad, su compromiso y sus ganas de transformar mira el rugby diferente. En este sentido destacó que en su proceso personal lo ayudó tener hijas chicas y ser familiar de la escritora y guionista feminista Malena Pichot, su prima hermana.
"Hay que aceptar proyectos que son innovadores, como fue el de Virreyes Rugby Club, como es el de Espartanos (el equipo que nació en la Unidad Penal N° 48 de San Martín), el de Floresta Rugby Club, el de ustedes. Queremos que todos estos espacios sigan creciendo porque les da oportunidades a la gente de jugar al rugby", concluyó Pichot.
Además, en este sentido, fue autocrítico. Se refirió a su etapa como jugador de la Selección argentina y a cuestiones que tuvieron que transformar dentro del grupo: "Yo he visto cambios. Los Pumas éramos egoístas. Nos la creímos en 2003, lo sabemos, fue un problema. Pero bueno, lo transformamos y creamos un equipo recontra sensible. Hicimos esas transformaciones para el bien del equipo".
Sobre el final, el actual vicepresidente de la World Rugby les dijo que contaran con él para apoyarlos siempre. "Ojalà me inviten a algún entrenamiento", les comentó con una sonrisa, aunque aclaró que no puede jugar. Y cerró: "Cuanto más transformemos para bien vamos a tener un mundo mejor".