"Argentina se reconstruye desde abajo", dijo en una entrevista exclusiva con Página/12 el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, desde su oficina en el piso 13 del edificio del Ministerio, ubicado en medio de una desierta avenida 9 de julio. El funcionario que maneja una de las carteras más sensibles en esta situación de emergencia, producto de la pandemia y la delicada situación social que dejó el gobierno de Cambiemos, anunció un refuerzo de hasta seis mil pesos para los beneficiarios de la Tarjeta Alimentar, habló sobre cómo cuidar el aislamiento en los barrios más humildes y explicó cómo será la nueva forma mediante la cuál el estado comprará alimentos, luego de la compra con sobreprecios, que fue suspendida, y por la cual renunciaron 15 funcionarios.
-Tras el conflicto por los sobreprecios, los movimientos sociales denunciaron que dejaron de recibir alimentos. ¿Cómo están solucionando ese problema?
-La próxima semana se empieza a regularizar la situación. La compra anterior, que era un refuerzo, se paró, pero siguieron entrando alimentos de licitaciones anteriores. Hay una segunda herramienta que son fondos rotatorios que pusimos en marcha por la pandemia y que se duplicaron. Se transfieren a provincias o municipios para comprar alimento y artículos de higiene. El viernes me reuní con intendentes y el esquema para dar fondos para máquinas y herramientas que estaba destinado a vincular planes sociales con trabajo, lo giramos para alimentos porque pasamos de ocho a 11 millones de personas que reclaman asistencia. El tercero es la Tarjeta Alimentaria que, a partir del miércoles, haremos un refuerzo con una carga que será un complemento pleno. Las madres que tienen un hijo de hasta seis años cobrarán cuatro mil pesos, y si tienen dos o más, seis mil. Se inyectarán en todo el país siete mil millones de pesos y será un extra equivalente a un mes. El cuarto punto son los convenios que tenemos con tres mil comedores a los que transferimos fondos, y quinto los comedores escolares, que se han reforzado con un aumento del cien por ciento.
-¿Cómo se cobrará el refuerzo de la Tarjeta Alimentaria?
-Hay dos maneras. La Tarjeta Alimentaria comprende a un millón y medio de personas, pero llegamos a entregar un millón cien mil. Para los que la tienen, el saldo se recargará el próximo miércoles. Para las 400 mil personas a quienes no llegamos a entregar la tarjeta, el refuerzo se cargará con la AUH en las fechas correspondientes.
-¿Cómo sigue la investigación por la compra con sobreprecios?
-Hice un sumario interno y la compra fue suspendida. No se pagó nada y se aceptaron las renuncias de los funcionarios involucrados. Por otro lado, la justicia está haciendo su investigación. Lo importante es que estamos cambiando un sistema que funciona hace 20 años en distintas áreas del estado. Establecimos que el estado comprará a partir de precios máximos mayoristas. Entre el jueves y viernes iniciamos la nueva compra con estas reglas. De ese modo, hay precios claros. El segundo cambio es que queremos que participen todos. Para eso se lanzó la Convocatoria a Productores para que mediante el portal ComprAr, por el cuál el estado hace compras grandes, puedan participar todos los productores incluso chicos y medianos, de la economía popular, empresas recuperadas y cooperativas. Se pueden presentar propuestas por el 10 por ciento del volumen de esa compra para que los más chicos puedan participar.
-¿La idea a largo plazo es descentralizar y que directamente las familias y los comedores hagan las compras?
-El cambio estructural es la descentralización. Empezamos con la Tarjeta Alimentaria que le da capacidad de compra directamente a las madres, y estábamos por lanzar una tarjeta para comedores para que puedan comprar directamente el alimento. Eso sirve mucho para fomentar el desarrollo local. Lo clave de la descentralización, además, es mejorar la calidad nutricional porque van a comprar más carne, fruta, verdura y leche. Es el objetivo a largo plazo. También es más fácil auditar porque la tarjeta codifica y se ve qué compra cada familia y comedor. La tecnología juega a favor de la política social y no sólo por la auditoría, sino que sirve para mejorar la nutrición de las personas. De ese modo se puede orientar y hacer seguimientos en esas áreas.
-¿Cómo hace el Ministerio para llegar a los sectores más vulnerables a los que, como se ve durante la pandemia, al Estado le cuesta mucho llegar? ¿Qué rol cumplen los movimientos sociales?
-La pandemia dejó en evidencia el deterioro social de Argentina. Los movimientos sociales son parte de la solución, porque llegan a donde no llega el estado: a barrios muy pobres, situaciones muy críticas. Nos encontramos con cuatro situaciones: la de la pobreza estructural; la de gente que hace changas y que vieron suspendidos sus ingresos, por lo cuál ahora necesitan asistencia regular; un tercer sector "informal integrado", que no tenía relación con el Ministerio porque con sus ingresos cotidianos se podía sostener, pero ahora necesita asistencia. Y un cuarto, que es parte de la economía formal y tiene recibo de sueldo, pero ingresos muy bajos. Para todos está habiendo mecanismos como el ingreso Familiar de Emergencia y otros apoyos económicos.
-¿Cómo piensa actuar el Ministerio ahora que comenzó a haber casos de covid en los barrios más humildes? ¿Cómo funcionará el programa el Barrio cuida al Barrio?
-El aislamiento social no es lo mismo para alguien que vive en un departamento o una casa, que para alguien que vive en un barrio donde predomina el hacinamiento. La lógica de la pobreza es el movimiento, por eso hablamos de aislamiento comunitario. El programa El Barrio cuida al Barrio consiste en cuidar la entrada, para ello se instalarán gazebos donde se tome la temperatura a quienes salen a trabajar y vuelven a ingresar, y donde se harán aseos de la ropa, con lavandina y alcohol. Además, habrá una red de promotores que, casa por casa, identificarán problemas particulares. Allí surge muy fuerte el tema de la violencia de género, que ha aumentado durante estas semanas. También la problemática alimentaria y la falta de ingresos. En ese sentido, la clave es que los promotores son del barrio y confían en ellos. Los únicos que tienen legitimidad son a quienes los vecinos ven todos los días.
-Se estima que luego de la pandemia se dispararán los números de la pobreza ¿Cómo se prepara el Ministerio para afrontarla?
-Tenemos tres líneas de trabajo para el camino de salida: reforzar lo alimentario; armar un esquema por el lado del trabajo y el desarrollo local; y un sistema de crédito no bancario para máquinas y herramientas. Argentina se reconstruye desde abajo. Vamos a tener pobreza estructural; nueva pobreza y sectores vulnerables que no van a aparecer como pobres, pero estarán en una situación de deterioro profunda. A todos ellos este Ministerio tiene que brindarles políticas muy activas.