El fútbol argentino necesitó de una situación extrema para llegar a la reflexión. Quizá todo siga igual después de la pandemia. Pero esta vez los dirigentes de la redonda asumen la autocrítica sin reparos. “El fútbol argentino paga lo que no puede. Y eso a veces pasa por la presión que tienen en el país los dirigentes”, reconoce Ricardo Carloni, vicepresidente de Central. “Hemos firmado contratos que sabíamos que eran difícil de cumplir”, asume el directivo. “Pero Central es un club muy grande, con espalda económica para tomar esas decisiones. Aunque ahora el desafío es otro, es mantener toda la estructura sin fútbol profesional. Habrá cambios profundos en el fútbol argentino”, pronostica.
“El principal desafío que tenemos por delante es económico, la situación financiera de la institución. Al tener el club cerrado, no hay vida social ni deportes amateur y al ver que no vuelve el fútbol profesional esto va a impactar directamente en el ingreso de pesos. Debemos rápidamente adaptarnos porque habrá cambios profundos. Esta es una crisis global y va a llevar su tiempo. Vamos a estar conviviendo con el virus por lo cual vamos a tener que funcionar con protocolos sanitarios estrictos. Pero nuestro problema claramente es económico, debemos ver los recursos que tenemos y cómo los distribuimos”, analizó Carloni en diálogo con Rosario/12.
—¿Cuánto tiempo puede mantenerse el club en esta situación?
—No se puede determinar el tiempo porque hay mucha incertidumbre, pero cuando más avance esta situación más se va a acentuar. Nosotros sólo en este mes tuvimos una baja de los ingresos por cobro de cuotas del 40 por ciento, que es el principal ingreso que tiene el club. En cuanto a la televisión, que es otro ingreso de la economía, más del 23 por ciento. Seguramente tenemos un mes más de cobro, el de mayo, pero vemos que será muy complejo seguir cobrando porque no hay partidos. Sumado a que el inicio del torneo, cuando sea, se está hablando muy fuerte que va a ser sin público y así no generás ingresos por cobro de abonos. Yo creo que a medida que esto continúe se va a profundizar la crisis de todos los clubes. Central es uno de los clubes más grandes del país, tiene diez predios, más de 400 empleados, por eso solicitamos siempre el compromiso del socio de pagar la cuota pero ante la emergencia sanitaria es lógico que el socio puede dejar de lado el pago de una cuota social.
—¿Cuál es la salida a la crisis?
—Para Central es bajar el presupuesto, sobre todo en el fútbol profesional. Eso sería un paso importante. Después, para el fútbol argentino, se necesita modificar los torneos. Coincidimos que por un tiempo no debería haber descenso para no jugar con esa presión y acomodar los presupuestos. También para jugar con juveniles, en el caso de Central ya tenemos chicos para pisar Primera División de buena manera. Al no haber descensos permitiría jugar sin esa carga de presión para la mayoría de los clubes y eso permitiría bajar el presupuesto.
—¿Cómo se puede bajar el presupuesto con los contratos que ya tiene firmado el club con sus jugadores?
—No es sólo el fútbol. En fútbol se puede bajar si se incorporan juveniles y darles una posible salida que puede ser además una oportunidad económica para el club. También logramos oxigenarnos con una refinanciación que acordamos con los jugadores. Tenemos muchos proveedores con los que lógicamente debemos sentarnos a refinanciar esas deudas, y quizá también la estructura como club que presenta Central debe ser optimizada, estudiada y en los lugares que se deba achicar, que no son tan trascendentes, hacerlo.
—¿Qué reflexión te genera esta situación en cuanto al fútbol argentino? Hay un colapso general de los clubes por un mes sin competición.
—Indudablemente hay muchos clubes cuyos presupuestos no están acorde a lo que deben tener, de acuerdo a sus ingresos. También es una realidad que en Argentina vivimos el fútbol con una presión terrible hacia los dirigentes en cuanto a resultados. Esto hace que muchas veces se firmen contratos que se sabe que después va a traer algún tipo de inconveniente a las finanzas del club. Por eso en caso de suspender los descensos haría que no se tenga esa presión y se podrían reacomodar los equilibrios financieros. Muchos clubes pagan contratos que en este país son inviables. Podés tener un presupuesto que te puede variar, como pasó con el dólar el año pasado. Central tuvo un ahogo financiero producto en gran parte del aumento del dólar, que de un domingo al lunes saltó el 40 por ciento, que generó un desequilibrio y no teníamos cómo hacer frente a ese desequilibrio porque en nuestro presupuesto no previmos un alza tan importante del dólar.
—¿Te arrepentís de haber firmado algún contrato que sabían que no podrían pagar?
—No, en absoluto. Central es un club con muchas obligaciones. Nosotros cuando nos endeudamos lo hacemos conscientemente, sabiendo que tenemos espalda para hacer frente a esas deudas. Lo que pasa es que nosotros habíamos equilibrado el club con ventas importantes, luego pasó lo del aumento significativo del dólar, que nos golpeó fuerte, pero pudimos salir y recuperamos el camino del equilibrio. Nuestro presupuesto lo teníamos más acomodado. Luego pasó lo imprevisible, esta pandemia, demos ser capitán en esta tormenta y confiamos plenamente que una vez que se salga de esta crisis vamos a volver a equilibrar las cuentas. Hoy los sueldos los tenemos acomodados, los de personal de planta y de los jugadores. Esta pandemia nos genera una problemática que la tienen todos los clubes, incluso los denominados grandes de Buenos Aires. Pero no me arrepiento de ninguna firma porque muchas veces cuando llevamos adelante contratos importantes eran con jugadores de jerarquía que nos daban el plus que necesitábamos. Pudimos lograr un título (Copa Argentina), llegamos a varias finales y hoy estamos en otra etapa. Hay que adaptarse y para eso tenemos juveniles que vienen muy bien, que tienen capacidad para estar en Primera y lo tienen que demostrar.
—¿Esta situación excepcional puede llevar a la reflexión a todo el fútbol argentino?
—Creo que esta crisis es una gran oportunidad para equilibrar las finanzas del fútbol argentino, tomar decisiones a futuro que nos permitan crecer. Muchas piensan en parar la pelota, plantear qué fútbol queremos y hacia dónde vamos. Confío plenamente que esto se puede dar.