Desde Londres
Volvió Boris Johnson y no perdió el tiempo. En un mensaje poco después de la 9 de la mañana desde las puertas de 10 Downing Street, el primer ministro del Reino Unido señaló que la cuarentena debe continuar y reivindicó la política seguida hasta el momento. “Hay gente que cree que ha llegado la hora de relajar la cuarentena, pero este es el momento de mayor riesgo. El gran peligro es que haya un segundo brote que sería no solo desastroso a nivel sanitario sino económico. Me niego a tirar por la borda el sacrificio del pueblo británico y arriesgarnos a una fuerte pérdida de vida y el desborde del Servicio Nacional de Salud”, indicó.
Johnson pareció totalmente recuperado luego de su “roce con la muerte” al contraer el coronavirus el 27 de marzo y pasar tres días en terapia intensiva a principios de abril. Con su típico estilo, mezclando metáforas de cultura popular con optimismo voluntarista y coloquial, Johnson comparó al virus con un “mugger”, un asaltante avieso y violento. “Si hacemos esta comparación – y yo la puedo hacer por experiencia propia – este es el momento en que conseguimos voltearlo y ponerlo de espaldas. En este sentido es una oportunidad, pero también un momento de máximo riesgo”
Según Johnson, están venciendo al "mugger" gracias a la voluntad colectiva y a la exitosa política seguida por el gobierno. “A pesar de las predicciones, no nos quedamos sin respiradores o unidades de terapia intensiva, ni dejamos que el NHS colapsara con lo que estamos por superar la primera fase de la lucha contra la pandemia. Cuando podamos ver que cumplimos con los cinco criterios que hemos puesto para salir de la cuarentena, ahí será el momento de avanzar hacia la segunda fase. En esta segunda fase seguiremos luchando contra el virus, pero iremos levantando las restricciones que pesan sobre la gran economía británica”, señaló Johnson.
El mensaje para los sectores empresariales fue claro. “Quiero poner en marcha la economía tan pronto como se pueda, pero sería un desastre apurarnos y generar una nueva ola de muerte y enfermedad, y sería también un desastre económico porque nos obligaría a poner el freno y volver a imponer restricciones que causarán un daño mucho más fuerte”, señaló.
En los últimos días recrudeció la ofensiva empresaria para un rápido levantamiento de la cuarentena luego de que distintas estimaciones calcularan que la economía podría sufrir una caída del 13 % del PBI. La oposición laborista pareció sumarse a esta ofensiva pidiendo una estrategia de salida de la actual situación, como para que “los distintos sectores puedan prepararse para los distintos escenarios”.
En su discurso Johnson fue firme, pero al mismo tiempo dejó la puerta abierta. El primer ministro dijo que no podía decir “cuándo o cómo va a suceder” el levantamiento de la cuarentena, pero que en los “próximos días” habría más anuncios y que estos se harían en un marco de “máxima transparencia” y con un diálogo nacional con el empresariado, los partidos políticos y el resto de la sociedad.
Las cinco condiciones para flexibilizar la cuarentena
Con Boris Johnson otra vez al mando, el gobierno tendrá que anunciar el 7 de mayo cómo sigue la cuarentena iniciada el 23 de marzo y extendida por tres semanas el pasado 16 de abril. Descartado un levantamiento total, el enigma es si habrá un relajamiento parcial como empieza a suceder en varios países del mundo. Los cinco criterios que mencionó Johnson para evaluar el confinamiento son:
· Certeza de que el NHS puede lidiar con la crisis
· Caída consistente del número de muertes
· Descenso de los niveles de infección
· Capacidad de respuesta con la realización de tests y el suministro de equipo de protección médica
· Que no haya riesgo de un segundo brote.
Ninguna de estas condiciones se está cumpliendo o se pueden medir con precisión. Hay casi 21 mil muertos, según los registros hospitalarios, y el número se puede disparar si se incluyen los decesos en residencia de ancianos y en el hogar. El número agregado colocaría al Reino Unido a la cabeza del macabro ranking de muertes de Europa. Sin embargo, en los últimos días bajó el número de decesos y ciertos cálculos estiman que el pico ocurrió el 8 de abril.
El NHS está tratando unos 18 mil pacientes y tiene una capacidad adicional de 12 mil camas para nuevos casos. Esto indicaría que la reestructuración del Servicio Nacional de Salud para lidiar con el coronavirus estaría funcionando y permite evitar escenas como las que se vieron en Italia y España de servicios hospitalarios desbordados y pacientes en camas en los pasillos. En cuanto al radio de infección es muy difícil de calcular porque el gobierno está lejos de su meta de 100 mil pruebas diarias (llegó a 26 mil este sábado): ni siquiera ha legado a testear a todo el personal del NHS.
La falta del Equipo de Protección para el Personal (PPE) – mascarillas, batas, viseras, etc – es una de las crisis más visibles. El personal médico ha trabajado en muchos casos sin este equipo o volviéndolo a usar o reemplazándolo por suministros caseros o de voluntarios que ayudan al NHS. Más de 60 médicos, enfermeras y personal del NHS ha muerto en las últimas semanas por el virus.
En cuanto a la evaluación de un segundo brote el gobierno viene insistiendo en que no habrá normalidad hasta que no haya vacuna. Entre tanto, como su respuesta ha estado a la zaga de la de otros gobiernos europeos, el Reino Unido podrá monitorear el impacto del relajamiento actual de las medidas de seguridad en países como Alemania o Austria.