Están los que la cuentan y están los que la viven. Están los topos que mascullan y los héroes que la escriben. ¿Qué le pasa por la cabeza a alguien que desde niño forma parte de las entrañas de uno de los movimientos más picantes de la música contemporánea? “Blessed de chico, ustedes yo no sé”, salpica Lucho SSJ, guacho pillo, en esa reunión de The Avengers raperos, tatuados & urbanos que es Tumbando el club. “En 2016 yo tenía 14, mis negros tumbaban el club desde entonces”, sigue y les reconoce el valor a sus antecesores. Y, de paso, se para en el mismo vértice: él también forma parte de las grandes ligas del trap doméstico.
Por estos días, Luciano Vega, nombre real de Lucho SSJ, anda de parabienes: acaba de lanzar Nivel, su disco debut. Hace ya un tiempo, en 2018, el nobel artista publicó Sangre Joven, su primer EP, que contó con Young Blood y Pa’ Brillar, dos hitazos youtuberos que hasta tuvieron sus propios remixes. Al hueso y con lo nuevo: “Me siento muy contento con el resultado de Nivel. Fue otra cosa muy distinta a mi primer EP, por la intensidad de trabajo y por la cantidad de canciones en total”, comenta desde su casa el músico que hace un par de semanas sacó el videoclip de Dolce.
Parte del imaginario de este álbum de 14 canciones nació en España, durante una de sus giras junto a Dani Ribba, amigo inseparable y MC que, como Lucho, también se volcó a las canciones. “Ando con el Dani Ribba, cayendo pa’ arriba”, cantaba allá lejos en Pa’ Brillar, junto al chileno Pablo Chill-E. “En España filmamos los dos primeros videoclips: Trippin’ lo rodamos en Madrid, y Diamante & Marfil en Barcelona”, desliza el miembro línea fundadora de la crew SSJ (Super Sangre Joven), que comparte con Duki y que rinde tributo al anime Dragon Ball Z y a sus Super Saiyajins.
En lo estrictamente artístico, Nivel muestra a Luchito –así le dicen sus cercanos, así se lo recuerda de sus batallas en El Quinto Escalón– en una fase mucho más compleja. “Soy un artista en evolución y que, día a día, canción a canción, voy aprendiendo y creciendo”, explica. Desde siempre, este pibito mostró sus cartas parándosele a todo el mundo y demostrando que ni su edad ni su estatura eran pruebas de nada. Basta recordar el batallón que dieron un Día del Niño en el Parque Centenario junto a LIT Killah, MC devenido en cantante pop. YouTube no miente, imposible perdérselo.
El trap como remix de la cultura pop
Acostumbrado a codearse con referentes –fuma mota y hangea con el Duki, ya tocó con Bad Bunny–, Lucho SSJ se mueve con soltura dentro de la escena. “Siento que la gente entendió la idea del disco”, asoma. Y mirando a los grandes –grandes, grandes–, le rindió tributo a Jimmy Fallon, el más popular conductor de late nights del mundo. “Lo conocí viéndolo por Internet. Aparte de sus notas, está buenísimo que haga shows en su programa con artistas tan buenos”, reconoce sobre la labor del entretenedor norteamericano. En el video, que hace un juego con el luminoso late night show de Fallon, deambulan invitados como Coscu (gamer, caster e ídolo del piberío), Midel (rapero vieja escuela), Dímelo Asan (productor de la movida), Dani Ribba (siempre presente) y él mismo (presentado como “el futuro del trap”).
Por caso, hay algo ahí, una molécula que se repite en todos sus trabajos audiovisuales: sus videoclips suelen inspirarse en obras previas de la cultura pop. Y, en ese nudo, se deslizan hipervínculos con El abogado del Diablo en Diablo (junto a Neo Pistéa) o con los zombies de The Walking Dead –o los de George Romero o los de cualquiera, pero… ¡zombies!– en Nivel (feat. Khea). “La idea es hacer videos diferentes que tengan calidad y que les gusten mucho a la gente”. Y continúa: “Creo que lo logramos porque mis videos llaman la atención”.
El disco cuenta con las colaboraciones de Midel (Mil prendas), Duki (Perdóname si llego tarde, devolviendo gentilezas de La Jefatura), Diego Yd, Lil Troca y los mencionados Neo Pistéa y Khea. Además, este debut cuenta con el trabajo de los productores Bles, Dímelo Asan y Club Hats. “Son mis productores favoritos”, escupe. Asimismo, Beatle comprime un beat de Yung Lando y tiene arreglos de Lean Coca.
El guachín, el guachín
En temporada de cuarentena, Lucho SSJ se la pasa jugando al NBA 2K20 para PlayStation 4 –“Estoy viciando duro”, se ceba– y anda disfrutando de cómo engorda su contador de views y de escuchas por el éxito de los temas de su disco. Desde antes de antes, su familia lo acompaña en esta aventura rapera. “Ellos están contentos y se ponen muy orgullosos con cada paso que doy”, dice. Y completa: “Estoy muy feliz de poder ayudarlos gracias a la música”.
En el momento de máxima ebullición de El Quinto Escalón, la competencia de plazas más importante en la historia del freestyle en América Latina, Lucho SSJ estuvo allí. Y se erigió como una de las leyendas de las últimas temporadas: los que la cuentan, los que la viven. Al grito de “el guachín, el guachín”, el público reconocía cada una de sus barras duras de pequeño demonio. Sobre eso, un poquito esquivo, otro poquito orgulloso, recuerda: “El Quinto fue el punto de encuentro de un montón de pibes con talento que nos gustaba rapear. Por suerte, a muchos de los chicos que salimos de ahí nos fue bien”.
A la sazón, Lucho SSJ le escapa a responder sobre las batallas –se lo pregunta todo el mundo y no, parece que no vuelve a competir– y advierte que su convicción por el presente es más fuerte que cualquier tentación del pasado: “Me siento maduro musicalmente, obvio que hay cosas para seguir aprendiendo, pero cada día me gusta más la música que hago y siento que conecto más con la gente que me sigue”.