La crisis que trajo la pandemia agrava una situación que para muchos ya era incierta. Y la Casa del Teatro, el espacio que alberga a una variedad de artistas ya retirados de la escena, no escapa a esa coyuntura. “Estamos viviendo en general una situación de emergencia, muy límite, donde los necesitados están más necesitados. Y en nuestro caso me preocupan los residentes de la casa, porque son adultos mayores con una situación afectiva muy particular”, dice Linda Peretz, Presidenta de la institución, en diálogo con Página/12.
2020 comenzó con un desafío artístico para la comunidad de la casa. En enero, y en el marco de la 13º edición del Festival Internacional de Buenos Aires, un nuevo proyecto de Teatro Bombón copó el emblemático edificio creado por la soprano Regina Pacini de Alvear en 1938, y prometía sostenerse en el tiempo. Pero el confinamiento obligatorio, y necesario, desestabilizó esos planes y modificó por completo la rutina de los treinta residentes.
“Estamos muy organizados y tratamos de tomar medidas extremas de aislamiento y de cuidados. Ellos están con las enfermeras que los cuidan, y que se van turnando, entonces nunca se quedan solos. Y también siempre hay personal de limpieza y de cocina. Ahora no se están juntando en el comedor, y cada uno come en su habitación, aunque a veces se juntan un poco para jugar a las cartas, cantar o para tener algún tipo de recreación, pero cuidando de no estar muy juntos. En estos días fue el Gobierno de la Ciudad para vacunarlos. Y a veces también va un voluntario para acompañarlos a cobrar la jubilación y para hacer compras. Igual no necesitan mucho, porque en la casa desayunan, almuerzan y cenan”, detalla la actriz, quien supervisa el ritmo de esa nueva cotidianidad desde su casa. “Estoy muy atenta a todo. Hablo varias veces al día con las enfermeras, y también con quien recibe las donaciones que nos hacen”, agrega.
Desde que asumió la presidencia de la casa, en 2016, Peretz se encargó de visibilizar los problemas económicos de la institución, generados por una deuda de ocho millones con la AFIP, heredada de gestiones anteriores, y que hoy, frente al panorama actual, se agudizan. “Dejamos de recibir dos alquileres: el del Teatro Regina y el de uno de los locales que están en la entrada de la casa. Entonces nos faltan recursos. Por otro lado, el Instituto Nacional del Teatro, con su director Gustavo Uano a la cabeza, nos otorgó 600 mil pesos de ayuda económica, algo que acordamos hace dos años y se viene cumpliendo. Y tenemos que recibir un subsidio del Gobierno de la Ciudad, que hasta ahora no recibimos, así que espero que el ministro de Cultura de la Ciudad, Enrique Avogadro, se apresure, porque tenemos un déficit mensual de 500 mil pesos. De todas formas, esa ayuda sigue siendo insuficiente, entonces también me gustaría que el Ministro de Cultura de la Nación Tristán Bauer se hiciera presente y nos ayude. En este momento todo el mundo está perdiendo plata. Y sé que es un muy mal momento para pedir subsidios, porque hay gente que no tiene lo básico. Pero yo miro lo que pasa con nuestro patrimonio, y me interesa que la Casa del Teatro tenga una reserva económica y una tranquilidad”.
En este marco es donde entonces se activa la urgencia de las causas solidarias. “Yo pido fundamentalmente que nos ayuden con dinero, pero en lo inmediato también necesitamos de todo: alimentos no perecederos, artículos de limpieza y sanidad, como alcohol, agua oxigenada, guantes de goma, barbijos y medicamentos”. Y la lista se extiende hasta incluir retazos de tela, porque la Casa del Teatro, en la misma línea que otras instituciones, trabaja actualmente en la confección de tapabocas caseros, una tarea que lleva a cabo Angeles Gianello, una de las residentes, con su máquina de coser personal. Todas las donaciones se reciben directamente en la Avenida Santa Fe 1243 (contacto: 4811-2932 / 7678), y para las estrictamente económicas está disponible una página web.
“Ya estamos recibiendo algunas de las cosas que necesitamos, porque la gente cuando se entera se pone las pilas y nos dona. Y nosotros les pedimos los datos para agradecerles. Entre quienes donaron está el grupo de Artistas Solidarios, donde están Fabio “Mosquito” Sancineto y Cecilia Roth, y que es de lo mejor que tenemos en el país en este momento, porque se mueven para ayudar a los actores que no están trabajando como consecuencia de esta situación, y que por eso están muy empobrecidos. A nosotros nos dieron cajas enteras de fruta y de alimentos. Yo les dije a Cecilia y a “Mosquito” que son lo mejor que me está pasando dentro de esta cuarentena obligatoria. Estoy muy orgullosa de esta gente y les estoy muy agradecida”, celebra Peretz, quien a su vez comparte la frustración que le generan las actitudes opuestas. “Recibimos más de la gente humilde que de los poderosos", asegura. "Yo recurro a mis compañeros del teatro que tienen el dinero necesario para ayudarnos, o a los empresarios y productores teatrales, porque me parece que están en una mejor situación, pero no aparecen. No sé qué les pasa con la Casa del Teatro, y me gustaría que me tomaran en serio. Yo siempre fui poco atrevida, muy tímida, y manejé mi carrera de actriz con un perfil muy bajo, y ahora que estoy trabajando para el bienestar de otros, y me desprendí de todo ego, me atrevo a más y pido, porque lo hago para que otros tengan comodidad y una buena calidad de vida”.