Las antologías, se sabe, son arbitrarias. Y por esa razón, justamente, suelen también ser hermosas. En el tan propicio género de la narrativa breve la Argentina ha sabido dar frutos de excelencia en ese terreno, varios de los cuales han pasado a la historia y merecido, en ciertos casos, sucesivas reediciones. Dos ejemplos inevitables son la recordada Antología de la literatura fantástica, de Silvina Ocampo, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, y la también valiosa –aunque injustamente menos difundida– Antología del cuento extraño, de Rodolfo Walsh.
En el caso que nos ocupa, Adriana Hidalgo –sello con el cual se podrá discrepar en materia de elecciones, pero al cual nunca se le podrá reprochar carencia de rigor– lanzó no mucho tiempo atrás un libro de estas características, tan original como atractivo. En las casi seiscientas páginas de Zoografías, literatura animal, editado y prologado con acierto por Mariano García, el lector podrá disfrutar de una nutrida y heterodoxa selección de textos destinados a retratar a esos parientes tan cercanos y a la vez tan distantes que tiene la especie humana, los animales. Desde Melville a Kipling, entre Lugones y Horacio Quiroga, pasando por Plauto, Claudio Eliano, Tito Livio y Cicerón para llegar a Flaubert, Samuel Johnson, Kafka, Bierce y Rimbaud, lo cual no implicó descartar a Poe, Maquiavelo, Baudelaire, Di Benedetto, Lovecraft, Darwin ni Olga Orozco, quien se interne en estas amenas y perturbadoras páginas pasará un buen rato, descubrirá joyas o se reencontrará con ellas, y sobre todo tendrá una excusa perfecta para reflexionar acerca del destino del hombre (y la mujer, claro) en este planeta cada vez más pequeño, desdeñado y comprometido.