“Sin agua es imposible cumplir las medidas y los protocolos”, advirtió Silvana Olivera, vecina de la Manzana 6 del barrio Padre Mugica–ex Villa 31. Desde el sábado, vecinos de diferentes sectores del barrio denunciaron que no tienen agua corriente para llenar los tanques de las casas. “Por momentos nos parece que nos quieren a todos enfermos”, señaló Olivera. El domingo, cerca de las 7 de la tarde, dos camiones hidrantes de la empresa estatal Aysa llegaron al barrio para abastecer a los vecinos hasta este lunes. Sin embargo, la mayoría de las manzanas afectadas sigue con los tanques vacíos y por las canillas no salen más que algunas gotas de agua sucia.
“Si no desinfectamos las casas, el virus va a seguir circulando en el barrio”, afirmó Olivera, que es cajera en un supermercado y ahora cumple con el aislamiento obligatorio porque, por su bronquitis crónica, tiene licencia desde que comenzó la cuarentena. “Higienizarnos es lo mínimo que tenemos que hacer. Ir al súper y lavarnos las manos, tirar la cadena del inodoro, cosas básicas que sin agua no podemos hacer”, relató la mujer. Además del riesgo de contagio del coronavirus, añadió, “en nuestro barrio hay muchísimos casos de dengue y para evitarlo es clave la limpieza”. En la casa, que comparte con su madre y sus tres hijos, desde el sábado están racionando lo que queda de agua. “Supuestamente a las 10 de la noche del domingo volvíamos a tener servicio, pero recién salió un poco de agua a las dos de la madrugada y el lunes a la mañana ya estábamos sin nada otra vez”, señaló Olivera.
La situación se repite en distintas partes de la villa. “En todo el sector Güemes la presión es bajísima, no llena el tanque y hay que andar cargando con baldes o tacitas, desde la salida de agua de la calle hasta adentro de la casa”, relató Héctor Guanco, que convive con sus hijos y sus dos nietos, uno de ellos un bebé de un año. “Cuando fui a reclamar a la secretaría de Integración de la Ciudad, me dijeron que todo el barrio estaba bien, que el problema debía ser en mi casa, entonces empecé a preguntar y nadie tenía servicio”, contó.
El problema comenzó el sábado, pero muchos vecinos se dieron cuenta el domingo, cuando amanecieron con los tanques vacíos y sin poder cargarlos otra vez. “Si al menos nos hubieran avisado con tiempo podríamos haber administrado mejor lo que nos quedaba”, señaló Guanco. Recién luego de reclamar, el sábado por la noche, él y otros vecinos pudieron acceder al comunicado de la empresa estatal de agua que indicaba que, “por trabajos de mantenimiento en la red”, el servicio se podía ver afectado durante el fin de semana, hasta la medianoche del domingo 26 de abril.
El domingo por la tarde todos los vecinos de la manzana 99, barrio Güemes y el "sector YPF" tuvieron que acercarse al camión hidrante que Aysa estacionó en la zona, y cargar desde ahí baldes y botellas de agua. “Mucha gente tenía miedo de salir de sus casas por el riesgo de contagio”, explicó Olivera. David Lugones, vecino del sector Güemes y parte del Comité de Crisis del barrio, contó que su madre, una mujer de casi 70 años que coordina uno de los comedores infantiles, también se vio afectada por el corte del servicio. “Hasta que no hay un reclamo masivo, no hacen nada”, advirtió Lugones. "Al problema de la falta de alimentos en los comedores se suma que ahora, sin agua, no se puede cocinar”, subrayó.
Desde que comenzó el aislamiento obligatorio, más de 40 comedores de la villa reclaman por la falta de asistencia alimentaria por parte del Gobierno de la Ciudad. “En este contexto de pandemia el agua es fundamental para el barrio, donde hacemos malabares entre las organizaciones sociales para contener las demandas de la gente”, afirmó Lugones.
En enero de este año las familias de la manzana 100 y del mismo sector Güemes ya se habían quedado sin agua durante más de una semana. “Lo que pasa todo el tiempo deja de ser un accidente y pasa a ser una negligencia”, señaló Lugones. Si bien en algunas casas el agua empezó a salir, sucia y sin presión, la gran mayoría de las manzanas afectadas aún esperan una respuesta. “Necesitamos que nos mantengan informados para saber cuánto tenemos que hacer durar la poca cantidad de agua que tenemos en los baldes”, señaló Olivera.