David Lamelas era muy joven pero ya había representado a la Argentina en la Bienal de San Pablo (1967) y en la de Venecia (1968) cuando realizó la performance Time en los Alpes franceses, en 1970. Fue en una reunión de intelectuales a donde su amigo, el artista francés Daniel Buren, lo había invitado. Cada participante presentó su ponencia sobre distintos temas relacionados con la cultura. El “paper” de Lamelas fue sacarlos a todos afuera, al helado sol de la nieve para que, liderados por él, compartan un minuto en el que arte, ciencia, filosofía e introspección confluyeron. Parados formando una fila, cada performerdebía decir la hora y esperar 60 segundos en silencio hasta que su compañero a la izquierda retomara la posta y enunciase el próximo minuto a compartir. Así hasta el último en la línea, se contabilizarían 18 minutos en común. En tiempos de psicodelia y curiosidad por las técnicas orientales de meditación, seguramente los participantes se sintieron en “comunión” (unión de lo que tienen en común: tiempo y espacio) con el otro, y tal vez con el universo. Igualados, fueron ellos tanto una escultura humana durante la performance, como un dibujo en el espacio en la fotografía que perpetuó la imagen. La reflexión sobre el tiempo y el espacio como dos conceptos interrelacionados, tal como lo proponía la física moderna a partir de Einstein, era un tema que Lamelas ya había tratado intuitivamente, con anterioridad. En Buenos Aires, antes de radicarse en Europa, presentó en el Instituto Di Tella, Conexión de tres espacios (1966): tres objetos lumínicos de dimensiones arquitectónica que se ubicaban en tres salas diferentes, pero constituían una misma escultura que el espectador debía transitar (en un tiempo) para poder reconstruir el todo de la obra en su mente. En 1969, el artista había intentado capturar con una cámara de cine fija, el tiempo real en tres puntos diferentes de la ciudad de Dusseldorf, la obra se llamó Time as activity.
Pasaron muchos años y fue recién en 1997 que Lamelas reactivó la performance Time con los asistentes a su retrospectiva del Kunsthalle de Munich, luego en la Tate de Londres, en el MoMA de Nueva York, en el Museo de Long Beach y en el Malba, estas dos últimas en 2017 y 2018, respectivamente. El guión fue el mismo en todas las ocasiones, traspasar un minuto al participante siguiente en la línea. Esta especie de solidaridad inmotivada que presidió todas las versiones se transformó en Time 2020, a la luz de cómo el arte puede reaccionar ante el aislamiento de la pandemia.
“En este momento de nuestras vidas todos tenemos tiempo disponible desde nuestras casas”, señaló Lamelas el 19 de abril a las 12 del mediodía, hora argentina, desde un video de introducción a la performance. “Tal vez nunca nos dimos cuenta lo importante que es compartir un minuto… un espacio de tiempo”, continuó explicando. Por medio de la última tecnología de videollamada grupal y por un canal libre en la web, los invitados a la performance se reunieron desde distintos puntos del globo, lugares tan distantes como Inglaterra, Tailandia, Estados Unidos, India, Zimbawe, Alemania, Japón, Colombia, Bélgica, Francia, Líbano, Polonia, España... “La hora es distinta pero todos compartimos el mismo espacio de tiempo. La información, las ideas políticas, los límites geopolíticos, los intereses económicos nos dividen... pero vivimos en un único tiempo, el presente”, aseveró Lamelas desde Buenos Aires. Sin dudas el artista apuntó a que esos 60 segundos fueran no solo para traer a la conciencia el tiempo como presente, sino para reflexionar sobre el presente mismo. A diferencia de Time1970, la versión 2020, no presencial, tiene al presente mediatizado. El “cuerpo a cuerpo” fue reemplazado por un “pantalla a pantalla”, donde sostener la mirada de los otros tal vez impide concentrarse en el acto de dación que supone la experiencia. El que da su minuto ve como todos los demás lo miran darlo y, a su vez, se ve a sí mismo en un efecto dark mirrorque, en las condiciones de aislamiento e incertidumbre del presente, le dan a la performance cierto tono distópico ¿Será que partir de ahora y en el futuro compartiremos el “mismo espacio de tiempo” solo de este modo? Impedidos de acercarnos, aquellos medios que ayer fueran condenados por alejarnos de la sociabilidad, hoy parecen haber lograron su propósito y, paradójicamente, los ensalzamos: es cierto, solo con ellos podemos estar juntos. No deja de ser asombroso este giro que tomó la virtualidad a partir de la pandemia.
En la Time del 70 y las posteriores, las personas en la línea mantenían un respetuoso y ensimismado silencio mientras el minuto circulaba: miraban el reloj focalizando la mente en un único objeto de percepción, cada segundo transcurriendo. En Time 2020, el ojo implacable de la computadora, no se aparta un instante de los ojos del que da el minuto, intimida con su presencia de Gran Hermano Cíclope, una vez destruida la distancia que nos permitía el cuerpo en la experiencia presencial.
Time 2020, parece haber sido creada para reflexionar sobre un tema que obsesiona a Lamelas desde sus comienzos y lo convirtió en un pionero del arte conceptual y el minimalismo: el modo en que los medios modifican nuestra percepción. Desde Situación de tiempo(1967), 17 televisores sin transmisión, en “efecto lluvia”, en la que Lamelas sugería al espectador que permaneciera las 8 horas que el museo estaba abierto para percibir el modo peculiar en que el televisor evidencia “el tiempo y el espacio”, hasta Time 2020hay una constante de investigación de los formatos tecnológicos y sus incidencia sobre los sentidos. Situación de tiempo era solo eso, el soporte de la televisión, los rayos catódicos mostrándose tal cual son. Time 70 era ese momento de introspección donde poéticamente se compartía algo tan abstracto como un minuto de tiempo. Ambas obras lograban esa “función blanca”, un arte sin ilusión de espacio ni ilusión de tiempo, autorreflexivo, vacío de imágenes ajenas a sí mismo, de pura invención. Como el que los artistas concretos argentinos proclamaron en su manifiesto de 1946. Lejos de la función blanca, Time 2020está saturada de imágenes no explícitas del caos social. De hecho su mensaje essocial al querer ir más allá de las “cosas que nos dividen”. Time2020 es la reflexión de un artista maduro que no puede escindir su práctica de las condiciones que el presente le impone. “Compartir tiempo desde casa”, supondría para Lamelas estar en Los Ángeles, París o Buenos Aires, sus tres residencias habituales. Hoy “casa” desde hace más de un mes, y tal vez por algunos más, es Buenos Aires, lugar donde nació y se formó y de donde emigró para ser un artista internacional con poco más de 20 años. Time 2020 es un esfuerzo simbólico en el que Lamelas, una vez más, utiliza la versatilidad de los medios de comunicación para intentar que podamos expandir nuestros sentidos y así seguir todos juntos.
* María José Herrera es historiadora del arte y curadora. La performance está disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=X-rPsW1HQJc ; la introducción, en: https://www.youtube.com/watch?v=ZDU16IpAmaw