A 120 años del nacimiento del gran escritor argentino Roberto Arlt, es posible asegurar que el autor de Los siete locos fue revalorizado póstumamente y considerado uno de los intelectuales más relevantes e influyentes de la literatura argentina después de su muerte. Desde el domingo se puede acompañar un nuevo homenaje: Erdosain, largometraje dirigido por Fernando Spiner y Ana Piterbarg, ya se puede ver a través de la página web del Centro Cultural Kirchner (cck.gob.ar). Se recuerda también de esta manera la experiencia inédita que, con el impulso y el liderazgo del recordado escritor Ricardo Piglia -uno de los más apasionados estudiosos de la figura y la obra de Roberto Arlt-, unió en 2015 a la Biblioteca Nacional y la Televisión Pública Argentina para la realización de la serie Los siete locos y Los lanzallamas, también dirigida por Spiner y Piterbarg. Para esa serie de treinta capítulos, los cineastas contaron con un adaptador de lujo: el autor de Plata quemada.
Realizado con material de la serie y focalizado fundamentalmente en el recorrido del protagonista de ambas novelas, Remo Augusto Erdosain, el film cuenta con un elenco encabezado por Diego Velázquez (La larga noche de Francisco Sanctis), y que completan Belén Blanco, Carlos Belloso, Pablo Cedrón, Daniel Fanego, Daniel Hendler, Moro Anghileri, Leonor Manso, Magdalena Capobianco, Marcelo Subiotto, Claudio Rissi, Pompeyo Audivert, Fabio Alberti y Martín Slipak. El argumento gira en torno a Remo Erdosain, quien, desesperado ante la falta de dinero y perspectivas, se une a una sociedad secreta que pretende trocar el orden social imperante a través de una cruel y terrible revolución social ideada por El Astrólogo. La película sigue el recorrido del personaje en ambas novelas.
Spiner explica por qué decidieron hacer una película a partir de la serie: "Después de haber vivido esa experiencia pudimos evaluar la cantidad de elementos de valor que tenía lo que habíamos hecho: en principio, abordar las obras de Roberto Arlt, adaptadas por Ricardo Piglia, con un elenco de geniales actores que se había armado". Ese combo, sumado al resultado, las críticas y los premios les hizo pensar a los cineastas: "Estas son obras fundamentales de la historia de nuestra literatura y también está la participación de Ricardo Piglia, uno de nuestros grandes escritores contemporáneos”. Además, creyeron en la fuerza poderosa de la difusión de esas obras. Y dijeron: “Esto tiene que quedar”. “Como iba a ser muy difícil que un espectador pueda asir treinta capítulos merecía que lo intentásemos y que hiciéramos una reflexión para saber si era posible concentrar todo este trabajo en una película. Y nos lanzamos a hacerla”, cuenta Spiner.
Desde el principio, lo hicieron "como un acto de amor a las obras de Roberto Arlt y a Ricardo Piglia", según confiesa el codirector. Y por eso Erdosain no tiene un fin comercial. "Esto no fue pensado para estrenar en las salas de maneras convencional. Los siete locos y Los lanzallamas están en la currícula de todas las escuelas secundarias. Todos las hemos leído en Literatura de 3°, 4° o 5° año. También pensamos hacer un aporte en esa dirección y dejar algo que permita a la gente acercarse a las obras. Ese fue el punto de partida", explica Spiner.
-¿Cómo fue el trabajo para realizar el largometraje? ¿Tenían material grabado que no se usó en la serie?
Fernando Spiner: -No, nosotros hicimos un acuerdo con la Televisión Pública, con el aval de los productores externos, para que nos permitieran utilizar el material de la serie ya armada con los treinta capítulos. Con ese material, organizamos un seminario en la Fundación DAC (Directores Argentinos Cinematográficos) abierto al público, al que se presentaron unos 130 directores, editores, guionistas y fanáticos de Roberto Arlt y de las obras, de los cuales hicimos una selección de 35. Durante dos años realizamos un seminario, donde discutimos las grandes líneas que tenía la serie y cómo hacer esa adaptación a película. Lo hicimos de manera práctica porque dividimos en varios grupos, donde había un director y un guionista, y cada uno traía propuestas para cada escena, para las líneas generales. Así que fue una experiencia de construcción colectiva muy linda, muy enriquecedora. Ese fue el proceso. Una vez que terminamos con esos dos seminarios, encaramos todo el proceso de armado junto con Ana Piterbarg y el equipo. Así que fue un proceso de unos cuatro años entre el deseo y la concreción.
-¿Por qué decidieron que fuera a través de una discusión colectiva que surgieran los ejes?
F.S.:-Fue una posibilidad de enriquecer el proceso. O sea, de manera práctica era interesante. Nosotros habíamos estado muy metidos en la realización de la serie durante un año y medio. Y era bueno asomar un poco la cabeza y escuchar aportes externos. Era un material que nosotros mismos habíamos hecho. Entonces, era difícil establecer una distancia con ese material. Las miradas externas siempre nos llevan a ponernos frente a verdades más potentes.
-¿Fue difícil hacer una suerte de condensación de una serie televisiva a una película?
F.S.: -Tuvo la complejidad de ese trabajo específico. Finalmente, nosotros fuimos tomando una decisión que está en el título: seguir al protagonista, Erdosain. Y eso, de alguna manera, marca claramente la línea de partida hacia dónde vamos a ir y atrás de qué historia porque, como decía muy bien Ricardo Piglia, hay dos historias: una es la de Erdosain y otra la del Astrólogo. Entonces, había que tomar partido ahí. También había que dejar algunos personajes y algunas líneas del relato afuera. Y había que construir un criterio para tomar esas decisiones. De hecho, hay actores que estuvieron en la serie y que no están para nada en la película. Así que tuvo esa dificultad, pero fue una experiencia muy linda; en lo personal, de mucho crecimiento, porque el montaje es el lugar del cine desde el cual se puede ver todo el cine, más que ningún otro de los lugares. Desde ahí pudimos reflexionar mucho sobre el cine, las cosas que nos gustaban, y evaluar también los trabajos de cada actor y construir criterios a partir de los cuales armar la película.
-En la serie fue fundamental el trabajo de Ricardo Piglia. ¿Cómo lo recuerdan?
F.S.: -Yo tenía una relación personal con Ricardo porque él fue, con gran generosidad, el guionista de mi primera película, La sonámbula. De hecho, fue el mismo Ricardo quien propuso mi nombre a los productores de Borges por Piglia para la serie. Además, habíamos participado con Ana, los productores y con Javier Trímboli y María Pía López en la adaptación junto con Ricardo. Así que había sido también una experiencia muy enriquecedora, en un sentido, y también muy dura, porque fue el período de la decadencia de la enfermedad de Ricardo. Por lo tanto, lo acompañamos un poco mientras hacíamos la serie en ese proceso. Así que las grandes líneas que él ya había marcado estaban en la serie: respetar la época, referirnos siempre a las obras, tratar de transmitir, de algún modo, el espíritu de la obra. La idea no era hacer una adaptación libre sino todo lo contrario. Así que eso se mantuvo muy vivo.
Ana Piterbarg: -Tuve el honor de participar de algunos encuentros con Piglia en el proceso de adaptación. No lo conocía previamente. Y lo recuerdo como alguien muy especial, como un señor muy afable, una persona muy desprejuiciada, un hombre generoso y silencioso en su reflexión.
-Las novelas de Arlt se publicaron en épocas de graves conflictos políticos y sociales. ¿Cómo analizan, en ese sentido, el momento del estreno de la película en medio de una situación totalmente inédita como la pandemia del coronavirus?
F.S.: -Es el momento más indicado. Sorprendentemente, las circunstancias nos pusieron en el lugar más indicado porque realmente, en medio de una pandemia, estrenar una película de Los siete locos y Los lanzallamas es el momento ideal. Creo que nos confronta con ciertas cuestiones que ya Roberto Arlt anticipó en esas novelas y que ahora están magnificadas por esta circunstancia. Pero es una reflexión cruda y dura de la situación que estamos viviendo y del estado de la sociedad en la que esta situación nos encuentra; no sólo la sociedad argentina sino, en general, la sociedad capitalista. Merece una reflexión muy cruda a la que la película nos somete y eso es algo positivo.
A.P.: -Al ver la película de nuevo, a pesar de conocer su obra en profundidad, me hizo pensar que se resignifican muchas cosas en esta época. Como todos sabemos, las novelas tienen un grado de anticipación muy impactante en los discursos de los personajes, por ejemplo. También en la percepción de la crisis no solo política sino también del hombre, de lo que eso implicaba en el individuo. Pero al mismo tiempo, en lo discursivo de lo que expresan los personajes. Incluso, hasta del plan maquiavélico que elaboran Erdosain y El Astrólogo. Dispara probablemente más preguntas que respuestas porque en este momento es muy difícil encontrar respuestas. Pero es un momento muy importante para hacerse preguntas y, en ese sentido, es un aporte encontrarse de vuelta con Arlt.
-¿Cómo observan la vigencia de estas obras a 120 años del nacimiento de Roberto Arlt?
F.S.: -Es tremenda la vigencia. Pensá que hay textos del Astrólogo que hablan de que las dictaduras modernas no van a ser militares sino de los reyes del trigo y del acero, y que los militares y los políticos van a ser peones de eso. Uno mira el mundo y dice: “¡Guau! ¡Este tipo en 1930 decía estas cosas!”. Después, porque Erdosain está totalmente obsesionado con destruir a partir de una investigación que él hace con gases tóxicos. Y en esas elucubraciones se habla de una guerra química, que es algo que tal vez estamos presenciando.
A.P.: -Además, también en su manera de decir, creo que se puede revalorizar mucho este lugar del escritor maldito, esta grieta que existió durante mucho tiempo y que se replica en todas partes. Existió en el mundo literario. En este momento, permite también cuestionarse este tipo de miradas juzgadoras.
-¿Qué creen que hay de Remo Erdosain en la Argentina actual?
F.S.: -Ese resentimiento que el capitalismo y las diferencias sociales generan en millones de personas. Ese panorama desolador del hombre común, esclavo de una sociedad que lo ha condenado a entregar su vida para poder estar. Y cómo eso ineludiblemente lleva a la locura. Y en relación a Los siete locos, esos argentinos que confabulan y que están viendo cómo socavar las raíces de la sociedad para aprovecharse de eso y posicionarse ellos. Esa idea un poco chanta de la conspiración que, en la mayoría de los casos, no lleva a ningún lado y que terminan siempre llevándola a cabo los poderosos.
A.P.: -Antes de la exhibición del domingo en la página del CCK, a la tarde una mujer que no conocía, seguidora de Arlt, puso en el Facebook: "Todos somos Erdosain". Y también dijo: "Es el Guasón argentino". Como decía Fer, es un momento muy oportuno para entender esta situación de angustia a la que hace mención Erdosain.
-Piglia dijo que "Arlt lisa y llanamente inaugura la novela moderna argentina" y que "es el primer novelista argentino, y el mayor por donde se lo mire". ¿Coinciden?
F.S.: -Bueno, yo no tengo el panorama de Ricardo, que era un gran escritor y un maestro de las letras, profesor universitario aquí y en Princeton. Soy un cineasta y no podría avalar ni nada, simplemente escuchar con interés. Siempre he sentido una gran atracción por las obras de Roberto Arlt y las he disfrutado, a pesar de su profunda oscuridad. Además, lo que decía Ricardo, se me ocurre que debe tener que ver con ese ninguneo al que ha sido sometido Roberto Arlt por las élites de la literatura nacional. Me parece una figura clave en nuestra literatura pero no hace que anule ninguna otra. No podría avalar ni nada. Escucho con interés la palabra de una persona que ha indagado y que fue uno de los que más conocieron la obra de Roberto Arlt.