La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) volvió a ser protagonista de otra resolución polémica. La entidad decidió finalizar la temporada, suspender los descensos por dos años, los ascensos se verá de que manera se definen en los próximos meses, y estableció que los equipos clasificados a las Copas internacionales son los que se encuentran en lo más alto de la tabla general. El reclamo de coherencia a los dirigentes es una deuda que continúa pendiente, más allá de la autoridad que le toque estar al frente del organismo. Y como para generar más confusión, los responsables dieron a conocer las medidas en un comunicado que se emitió en la medianoche del lunes.
Un grupo de presidentes, encabezados por el de Talleres de Córdoba, Andrés Fassi, exhibieron su malestar en una carta que será elevada a la AFA en las próximas horas. La determinación de la máxima entidad tiene criterios difíciles de comprender, desde el punto de vista de la transparencia y la lealtad deportiva.
El coronavirus impidió el desarrollo normal de la actividad, pero el fútbol se reanudará en algún momento, cuando la seguridad sanitaria esté garantizada. ¿Por qué no esperar a que el juego regrese y completar las diez fechas de la Copa de la Superliga? ¿Por qué no retrasar lo que estaba programado para la segunda parte del año, y finalizar como corresponde esta temporada? ¿Cuál es el apuro para cerrar el certamen? ¿Por qué un equipo como San Lorenzo tiene que conformarse con jugar la Copa Sudamericana, si con los 30 puntos que faltan disputar puede ingresar al torneo continental más importante? ¿El premio es solamente para los que tenían bajo promedio? ¿Por qué los ascensos sí se tienen que definir en la cancha?
La AFA esgrime que mantener los torneos en "estatus de suspensión" no hacía "otra cosa que agravar, bajo un estado de incertidumbre indefinida, la penosa situación" de los clubes. ¿Con la no continuidad del torneo se beneficia económicamente a las instituciones? Lo más lamentable es que nadie parece tener respuesta para tantos interrogantes.