En el tétrico ranking de muertes por coronavirus, el Reino Unido dejó atrás a España y Francia en Europa y es el tercer país a nivel mundial luego de Estados Unidos e Italia. El cambio se debe a la nueva forma de conteo adoptada por las autoridades británicas que suma al registro de muertes hospitalarias las ocurridas en Residencias de Ancianos y la comunidad, lo que da hoy un total de 26.097.
El cambio metodológico se anunció el martes luego de más de dos semanas de polémica por las muertes en residencias de ancianos que no estaban agregadas al número total y que pintaban un panorama menos desesperante sobre el impacto del coronavirus. Aún con los cambios es una cifra provisoria ya que solo se contabilizan los decesos de personas a las que se les realizó el test del virus.
Un análisis del matutino Financial Times estima que la cifra real supera los 47 mil muertos una vez que incorpora un cálculo de las muertes de personas no testeadas en base a tendencias comparadas de mortalidad de otros años. “Si ponemos esto en perspectiva, durante el Blitz murieron 43 mil personas. Es decir que el Cornavirus ha matado a más británicos que el Blitz”, señala el matutino financiero.
La alusión a la segunda guerra no es casual. Como muchos otros gobiernos, el británico compara a la pandemia con una guerra. La referencia tácita del mensaje oficial llamando a la unidad es el Blitz (bombardeo) alemán sobre suelo británico en 1940 y 1941, una de las imágenes más arraigadas a nivel colectivo.
Estos números de la muerte están hoy en el centro del debate y serán clave para decidir si hay un relajamiento de la cuarentena el próximo 7 de mayo. En su reaparición este lunes al frente del gobierno, luego de su paso por terapia intensiva, el primer ministro Boris Johnson señaló que había cinco criterios para decidir un levantamiento gradual del confinamiento: uno de ellos era un descenso del número de decesos. La cuestión es cómo calcularlo.
El gobierno no se ha caracterizado por su pericia o transparencia con los números. Al anunciar el cambio de metodología del conteo el martes, el ministro de Salud, Matthew Hancock calculó que la cifra de muertes en Residencias sería un sexto de la que ocurrían en hospitales.
Unas horas antes la Office of National Statistics (ONS) gubernamental mostraba un porcentaje muy superior. Según la ONS aproximadamente un 70 por ciento de las muertes ocurren en hospitales, un 25 por ciento en residencias de ancianos y el resto en casas y otros establecimientos comunitarios.
Uno de los pocos datos alentadores es el creciente consenso en que se ha pasado el pico de muertes muertes hospitalarias. “Desde el 8 de abril ha habido una caída, aunque los números siguen siendo altos y el declive es lento”, señala Chris Gilles, editor del Financial Times.
El 8 de abril se registraron 857 decesos hospitalarios: el 22 de abril 453, un poco más de la mitad. El problema es que las residencias de ancianos muestran una tendencia exactamente opuesta. La semana que finalizó el 17 de abril hubo 2398 muertes, el doble que la semana previa.
El foco de atención está hoy en estas muertes en residencias de ancianos cuyos datos fueron escamoteados o ignorados durante semanas por el gobierno. En una entrevista televisiva el 17 de abril, cuando empezó a saltar el escándalo, la ministra encargada del área de Social Care, Helen Whately, admitió que no tenía un registro preciso de muertes en esos establecimientos. Esa misma mañana el Daily Mail, adalid de la prensa conservadora, había publicado en primera plana que más de 5300 ancianos habían muerto del coronavirus y no figuraban en las estadísticas oficiales.
El martes hubo un minuto de silencio a las 11 de la mañana por los trabajadores de salud muertos a raíz del coronavirus. Ese mismo día, en una entrevista radial por la mañana, Intisar Chowdhury, hijo de un médico recientemente fallecido, interpeló al ministro de Salud Matthew Hancock por la política gubernamental. “Cuando ya estaba enfermo, mi padre le escribió una carta abierta al primer ministro pidiéndole equipo de protección para los trabajadores de la salud que están en el frente de esta batalla. Nadie le respondió. Desde entonces más de 100 trabajadores del Servicio Nacional de Salud y trabajadores sociales murieron al contraer el virus. ¿No lamenta no haber escuchado las palabras de mi padre y las de mi hermana de 11 años?”, le preguntó a Hancock.
Hancock respondió que estaba muy “sorry” por la muerte de su padre y que desde ya el gobierno estaba trabajando día y noche para que hubiera suficiente equipo de protección hospitalaria. En realidad la crítica de Intisar Chowdhury iba más allá de este tema. En una entrevista previa con la BBC había señalado que quería un pedido de disculpas oficial. “Porque pienso que la respuesta del gobierno no solo al tema del equipo de protección sino a toda la crisis ha sido muy pobre”, dijo.