La inteligencia artificial (IA) es una innovación tecnológica que está cada vez más presente en nuestra cotidianeidad. Si bien todavía se la asocia con representaciones ficticias como la terrorífica Skynet, principal villana de la saga cinematográfica Terminator, en realidad la IA cumple funciones que permiten facilitar múltiples tareas. Por eso, varias universidades nacionales llevan adelante diversos proyectos con ese fin, mientras que en paralelo estudian el fenómeno digital para calcular cuál puede ser el impacto que tendrá tanto para la construcción del conocimiento como para la vida en sí.
Esos proyectos abren un abanico de posibilidades para el desarrollo de la ciencia nacional, porque las facilidades que permite la IA son variadas: se puede mejorar desde la calidad del vino hasta perfeccionar procesos quirúrgicos; se puede fortalecer la seguridad virtual hasta realizar un análisis minucioso de textos legales.
El Laboratorio de Inteligencia Artificial Aplicada (LIAA) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) se dedica a la resolución de problemas cognitivos a través del análisis de datos y mecanismos digitales que permiten la práctica del habla, la lectura de señales y el análisis del comportamiento humano en escenarios naturales.
“El LIAA es básicamente una unión entre distintos investigadores que estábamos circulando en el departamento de computación de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA y que no teníamos un lugar en común donde discutir nuestras ideas”, explicó uno de los coordinadores, Diego Fernández Slezak.
Además, el laboratorio también adapta logaritmos de inteligencia artificial para “que puedan tener un impacto social muy grande”. “Cualquiera puede hacer IA, y por eso empiezan a aparecer desarrollos que no están bien testeados o tiene problemas metodológicos graves. Entonces este grupo es muy importante para revertir esa lógica”, enfatizó Fernández Slezak al Suplemento Universidad.
Apoyo a las empresas regionales
La Universidad Nacional de Córdoba (UNC) tiene una Diplomatura en Ciencia de Datos, Aprendizaje Automático y sus Aplicaciones, que fue creada, según su coordinadora Laura Alonso, “como el tipo de formación que más nos estaban requiriendo desde nuestro entorno en la provincia”.
El rol que cumple esta diplomatura es “cubrir las necesidades básicas de las empresas respecto al machine learning y la IA”, explicó Alonso y agregó que esa situación “hace una gran diferencia para muchas industrias pequeñas que quieren renovarse” con respecto a las nuevas tecnologías.
Además, la UNC se especializa en “procesamiento de lenguaje y visión por computadora”, particularidades tecnológicas que son utilizadas por la institución desde 2005. “En esto hemos tenido muchos proyectos financiados por la UNC para tratamientos de textos legales”, señaló la especialista este suplemento.
Por su parte, la Universidad Nacional San Martín (UNSAM) anunció este año la creación del proyecto Inteligencia Artificial Interdisciplinar (IAI), que fue descripto por Daniel De Florian, su coordinador, como “una propuesta transversal e interdisciplinaria para el desarrollo y aplicación de métodos de IA”.
“Aquí la IA actúa como el elemento aglutinador que potencia el descubrimiento científico colaborativo y que atraviesa todas las actividades científicas modernas”, destacó De Florian y puntualizó: “La UNSAM cuenta con más de 50 investigadores que utilizan herramientas de Inteligencia Artificial, o más precisamente machine learning, para sus proyectos de investigación. Eso incluye astrofísica, física de altas energías, diseño de nanosistemas, búsqueda de exoplanetas, detección de tumores, modelado de fármacos, diagnóstico médico, estudios de ciencias sociales y clasificación de imágenes satelitales, entre muchos otros”.
De Florian señaló a este suplemento que la IAI tiene como objetivos “buscar la excelencia en la investigación científica con alto impacto y visibilidad nacional e internacional”; “convocar a empresas externas al ámbito académico para colaborar tanto en la investigación en el área como en la resolución de problemas de la vida” e “impulsar la generación de los recursos humanos necesarios en el área, tanto a nivel de grado como de posgrado”.
Respecto del último punto, el coordinador explicó que la UNSAM “toma el desafío de generar carreras modernas en Ciencia de Datos que permitan formar no solo a los futuros investigadores del ámbito académico, sino, sobre todo, a jóvenes con una sólida formación que les permita una salida laboral de calidad tanto en el sector privado como en el público”.
Un laboratorio que analiza datos
El Laboratorio de Sistemas Inteligentes (LABSIN) de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) funciona desde 2017 y, según su director, Carlos Catania, sobresalen “una línea orientada a problemas de optimización y logística, y otra dedicada a la llamada Ciencia de Datos”.
Por ejemplo, el LABSIN, a través del procesamiento de datos obtenidos de satélites, realiza el análisis de la superficie terrestre para favorecer la forestación. Así, los datos obtenidos permiten conocer dónde hay desertificación y dónde puede haber inundaciones.
En declaraciones al Suplemento Universidad, Catania explicó que otro de los proyectos más prolíficos del LABSIN se realiza en conjunto con el Instituto Zaldívar, un centro oftalmológico de renombre internacional, con el objeto de “proveer de algoritmos basados en Ciencia de Datos que mejoren significativamente los resultados de la intervenciones quirúrgicas”. “La idea es que no todo el mundo reacciona igual a cierto tipo de intervenciones, y la hipótesis es que, a partir de datos previos, es posible adecuar los procedimientos para mejorar los resultados de la intervención”, detalló.
También el LABSIN se dedica a la detección de comportamiento malicioso en Servicios de Nombres de Dominio. Además, el laboratorio colabora con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de la región cuyana “para ofrecer una aplicación que facilite determinar la calidad del vino a partir de información espectroscópica”.
Las proyecciones de los expertos
No sólo las casas de estudios mencionadas se dedican a estudiar las IA, sino que otras universidades nacionales como las de La Plata, Tecnológica Nacional, Quilmes, del Centro de la Provincia de Buenos Aires y de Río Negro también tienen proyectos que buscan aprovechar este fenómeno tecnológico, que sin dudas tendrá un gran impacto en los años venideros.
Para De Florian, “la IA es una tecnología disruptiva que viene a cambiar la forma en que los actores sociales se interrelacionan en casi todas las prácticas. El comercio electrónico, el diagnostico médico, la distribución de la música y de las noticias y el transporte compartido en las ciudades son ejemplos de actividades que son candidatas primarias para recibir el impacto del desarrollo de la IA”.
Por su parte, Alonso puntualizó que “en los próximos años la IA será, como dicen, la nueva electricidad. Va a atravesar todas las áreas del desempeño humano. No hay prácticamente ninguna área donde no se pueda hacer inferencia a partir de los datos del pasado”. Sin embargo, advirtió que “nuestra responsabilidad está en ver cuánto de nuestras propias decisiones delegamos en otros, ya sea en una IA o en quien maneje dicha IA. Si hay una IA que termina tomando decisiones por nosotros, hay que ver quién la ha programado, cuáles son sus intereses y objetivos”.
Para Slezak, la IA “va a empezar a usarse aún mucho más; se van a sacar tabúes que hoy se tienen de cuándo usarla y cuándo no, pero también va a haber muchos errores metodológicos de gente no experta. Y creo que va a ser clave que se audite y se tenga una clara noción de lo que se está haciendo”.
Con otra perspectiva, Catania subrayó: “No estamos frente a nada disruptivo en el área la ciencia de la computación. Sí es cierto que en la actualidad se está viviendo una primavera en el área de los sistemas inteligentes y todas por todas partes salen a decir que están trabajando/usando sistemas inteligentes para tal o cual tarea. La realidad es que hoy por hoy el término inteligencia artificial vende”.
En ese sentido, el experto aseguró que “los sistemas inteligentes no son más que una herramienta para facilitar la tarea del hombre. Son algoritmos nuevos que pretenden resolver los mismos problemas que venimos tratando de resolver en la ciencia de la computación desde su nacimiento”.
La Inteligencia Artificial, sin lugar a dudas, tendrá un impacto determinante en el futuro cercano y por eso las universidades nacionales preparan el terreno para optimizar resultados ante ese fenómeno tecnológico. Ya sea un sistema digital salido de un futuro distópico o una aplicación simple que facilite algunas tareas, la Inteligencia Artificial no es ciencia ficción.