Un grupo de científicos de la Universidad Nacional de Lanús (UNLA) realizó una serie de estudios que ayudarán a los gobiernos a desarrollar mejores políticas para asistir a los vecinos afectados por las sudestadas e inundaciones en la ribera platense sur del conurbano bonaerense.
María Eugenia García, directora del equipo de investigación, detalló que la primera etapa del proyecto fue identificar las “poblaciones de mayor vulnerabilidad” ante los riesgos ambientales y sanitarios que generan las inundaciones, tanto derivadas de las sudestadas como de precipitaciones extraordinarias.
Además, García detalló que luego de esa identificación se realizó “una evaluación del riesgo ante diferentes escenarios para poder aportar propuestas de solución desde la gestión ambiental urbana”.
El estudio abarca los municipios ribereños donde la sudestada se manifiesta con mayor intensidad que son: Quilmes, Berazategui, Ensenada, La Plata, Berisso, Magdalena y Punta Indio.
La licenciada en Gestión Ambiental Urbana, Victoria Arias, indicó que para realizar la tarea de recolección de datos se recurrieron tanto de fuentes primarias, a partir de muestreos y encuestas, como de fuentes secundarias, a partir de bases de datos gubernamentales y científicas.
El relevo de información se hizo en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) desarrollada por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) y el cuestionario de Hogar de la Dirección de Salud Ambiental de la Autoridad Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR).
Para realizar una primera aproximación, se analizaron datos del INDEC utilizando como unidad de análisis los radios censales involucrados en el área de estudio, y a partir de allí se determinaron las áreas urbanas más vulnerables. Para analizar los eventos hidrometeorológicos, se utilizaron los datos del servicio meteorológico nacional
“Nuestro objetivo es lograr una herramienta que tenga en cuenta los factores no sólo ambientales, sino también las cuestiones estructurales, como el tipo de viviendas, las condiciones sanitarias, y el acceso a servicios básicos”, indicó la investigadora.
Los efectos provocados por el cambio climático son considerados dentro de la investigación a la hora de plantear futuros escenarios. Al día de la fecha, se manifiesta el cambio climático en la tendencia mostrada en el aumento de las temperaturas medias anuales, y el cambio en la frecuencia e intensidad de las precipitaciones.
La sudestada se produce cuando soplan vientos fuertes del sudeste sobre el Río de la Plata, puede ir o no acompañados de lluvias. Dicha sudestada genera un aumento en el nivel del río, provocando inundaciones en toda el área. A su vez todos los cursos de agua que desembocan en el Río de La Plata, se ven afectados también por este fenómeno, ya que el Río genera una especie de tapón hidráulico impidiendo que descarguen en el mismo.
El aumento del nivel del agua provoca anegamientos en zonas urbanas con falta de mantenimiento en infraestructura, en sectores urbanizados que todavía no cuentan con ningún tipo de obra estructural para contener el avance del agua y en humedales que naturalmente se anegan, pero que de igual manera se encuentran habitados.
Las poblaciones de bajos recursos que habitan estas zonas con alto riesgo de sufrir inundaciones, cada vez que se produce la sudestada o una lluvia de alta intensidad, están expuestas a riesgos sanitarios y también se ven afectadas económicamente por las pérdidas producidas por el anegamiento de sus viviendas.
Otro de los riesgos que producen las inundaciones es que las zonas de alta densidad urbana que cuentan con industrias instaladas (como es el caso de la ciudad de Quilmes), la contaminación del agua anegada puede ser mayor y si llega a filtrarse a la red rudimentaria de agua corriente, podría afectar directamente la salud de los habitantes que la consumen.
“Dentro del estudio incluimos muestras de suelos y agua de las zonas investigadas, en las cuales medimos distintos parámetros físico-químicos generales para determinar su composición. Aparte, incluimos también como variable la precariedad de los servicios públicos de agua y desagüe que contribuye a la baja calidad de vida” revela Arias.
También los investigadores realizaron una serie de encuestas entre los vecinos de las zonas investigadas para saber de primera mano cuáles son las “principales dificultades económicas y sanitarias” durante las inundaciones, y cuáles son los recursos con los que cuentan para lograr apalearlos.
La directora del proyecto destacó que durante la investigación no tuvieron “grandes complicaciones”, pero “el gran desafío” a que se enfrentan es “lograr una coordinación y cooperación con los municipios”.
“El análisis de riesgo permite aportar soluciones que incluyen acciones preventivas (antes de los eventos), durante los eventos y post eventos”, remarca García.