A pesar de su reclamo mediático acerca de la necesidad de rehabilitar los debates en el Congreso y las denuncias de que “el kirchnerismo no los deja sesionar”, la alianza Juntos por el Cambio olvida que durante los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri, cuando ninguna pandemia obligaba a reconsiderar las reglas de juego económicas, políticas y sociales, el Poder Legislativo tuvo su peor performance de la última década.
En 2019 solo hubo 15 sesiones en ambas cámaras y se sancionaron 37 leyes, muy lejos del promedio de las 100 anuales de la década anterior.
Luego de la última apertura de sesiones ordinarias que presidió, y que Macri concluyó al grito de “vamos argentinos, vamos Argentina”, el Parlamento nacional estuvo prácticamente paralizado por decisión del oficialismo de entonces que, con mayoría entre propios y aliados en Diputados y minoría en el Senado, concentró sus energías en el frustrado intento reeleccionista del fundador del PRO.
Desde aquel 1 de marzo de 2019, a partir de cuya fecha Macri se desentendió de la gestión de gobierno, Diputados sesionó apenas 5 veces durante el primer semestre y solo 3 en el segundo. De esas 8 sesiones, 5 fueron especiales e impulsadas por la oposición, es decir que no tuvieron consenso con el bloque oficialista.
Por su parte, en el Senado, presidido por Gabriela Michetti, quien ayer difundió un video acerca de la “travezía por la democracia” de sus compañeros de ruta, acusando al kirchnerismo de usar la pandemia del coronavirus para no sesionar, el parate fue más violento. El oficialismo, por entonces aliado con Miguel Ángel Pichetto, solo promovió 7 sesiones en la Cámara alta y tuvo un período de dos meses, desde mediados de junio hasta septiembre, sin actividad, sin pandemia ni catástrofe sanitaria que interfiriera en el desenvolvimiento de las instituciones.
La realidad estadística choca con las denuncias que varios referentes de Juntos por el Cambio multiplicaron desde que el Frente de Todos propuso debatir un impuesto a las grandes fortunas para financiar la crisis desatada tras la aparición del coronavirus. Se habló del “cierre del Congreso” (Facundo Suárez Lastra) y de “Congreso clausurado” (Patricia Bullrich) como práctica “muy típica de los gobiernos con impronta autoritaria” (Luis Naidenoff).
La evaluación de la actividad parlamentaria en 2019, arroja datos negativos para la alianza PRO - UCR, inclusive si se tomara solo el número de leyes sancionadas con Macri presidente ya en retirada.
De los 37 proyectos convertidos en ley, solo 8 fueron iniciativas del Poder Ejecutivo. Las 29 restantes surgieron del propio Poder Legislativo. De estas, 16 fueron impulsadas por diputados y senadores de la oposición, 10 por el oficialismo y las tres restantes llegaron por consenso de ambos sectores.
Eso sí, como suele ocurrir en el ocaso de un gobierno, el macrismo se apresuró a sancionar sus últimos proyectos antes de abandonar la Casa Rosada. Solamente en noviembre se sancionaron 18 leyes, apenas una menos que en los ocho meses precedentes.
“Si bien el Congreso no necesita autorización del gobierno de turno para sesionar, hay factores que retrasan o aceleran el debate y sería ingenuo no darse cuenta de que el Poder Ejecutivo tiene una fuerte incidencia sobre la agenda del Poder Legislativo”, remarcó a Página/12 Matías Pellegrini, director de Análisis Político de la Fundación Directorio Legislativo.
El balance realizado por esa organización dio cuenta de que, en términos comparativos, durante los cuatro años de Mauricio Macri se votaron casi la mitad de las leyes que durante el último gobierno de Cristina Kirchner.
Con el kirchnerismo en el poder se aprobaron 510 leyes en el período 2011-2015, mientras que en los cuatro años de Cambiemos, devenido en Juntos por el Cambio al final de su aventura política, se sancionaron 290.
El informe señala otra “diferencia sustancial” que tiene que ver con rol del Poder Ejecutivo: “Con Cristina, el 44 por ciento de las leyes fueron impulsadas por el Ejecutivo”, mientras que “ese porcentaje descendió a 29 por ciento durante la gestión de Macri”.
A la sazón, lo que ocurrió en realidad mientras el macrismo tuvo el control del Poder Legislativo es que la actividad en el Congreso Nacional disminuyó. Durante el último gobierno del Frente para la Victoria (FpV) hubo 136 sesiones en cuatro años, lo que da un promedio de 34 anuales. Por el contrario, mientras Cambiemos fue oficialismo hubo 119 sesiones, 30 por año.
Esa tendencia se agudizó en 2017, año de las elecciones de medio término, hecho que la Fundación Directorio Legislativo interpreta como "indicador de la decisión de evitar debates adversos al gobierno nacional en el Congreso, en un contexto de deterioro económico y político”.
"La mayor o menor cantidad de leyes sancionadas no solo tiene que ver con lo electoral sino también con la composición política de las cámaras en ese momento”, reparó Pellegrini. Así y todo, “la diferencia entre la cantidad de leyes sancionadas durante el kirchnerismo y el macrismo es muy llamativa”, agregó el especialista.
La comparación entre la cantidad de leyes aprobadas, así como el número de sesiones realizadas, es sustancialmente desfavorable para la alianza que hoy denuncia que el oficialismo impide el normal funcionamiento de la actividad parlamentaria.