El litio es un recurso estratégico, cuya demanda creció de manera exponencial en los últimos años. Aunque se utiliza desde hace décadas en distintas actividades, aplicándose en la fabricación de vidrios y cerámicos, en la industria del aluminio y en la elaboración de medicamentos, este incremento se debe a que se convirtió en un insumo clave para la fabricación de baterías. Eso abre un abanico de oportunidades y desafíos para países como el nuestro, que cuenta con una de las mayores reservas de litio del planeta, ubicándose en el cuarto lugar a nivel mundial.
Junto con Bolivia y Chile, Argentina integra el “triángulo del litio”, una región que abarca salares con altos niveles de concentración. Ubicados al noroeste de Argentina (Catamarca, Salta y Jujuy), al norte de Chile (Atacama) y al sureste de Bolivia (Uyuni), reúnen “alrededor del 85 por ciento de las reservas de litio del planeta en salares, de más fácil extracción y mayor pureza. Por ende, con costos de extracción y purificación más económicos”, explicó el ingeniero electrónico especializado en litio Guillermo Garaventta, a este suplemento.
Hace más de 17 años, Garaventta, miembro de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) de Buenos Aires y del Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA) de la Facultad de Ingeniería (FI) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), comenzó a estudiar las aplicaciones de este elemento químico como “sistema de almacenamiento de energía”. Entonces, no sólo comprendió su “extraordinario potencial”, sino también la importancia de “hacer visible nuestras capacidades técnicas para estas aplicaciones”.
-¿Cómo es la explotación del litio en Argentina y en la región?
- La explotación se realiza a partir de las salmueras. Volcadas en piletas de poca profundidad, son expuestas a la gran radiación solar presente en la zona para realizar un proceso de evaporación. Esto genera un aumento en la concentración de litio en esas piletas. Luego, esa salmuera concentrada y pre purificada es trasladada al último proceso para obtener carbonato de litio grado batería.
-¿Qué desafíos implica la industrialización del litio para nuestro país?
-El desafío de Argentina es lograr generar la mayor rentabilidad en la cadena de valor. Más allá de las divisas que genera con la actividad de extracción, el litio podría servir como disparador de muchas actividades de desarrollo nacional, en productos con alto valor agregado, y generar divisas genuinas. Para ello se debería instalar una fábrica de pilas de litio. El mundo desarrollado ya posee la tecnología de fabricación de pilas y nuestra región tiene el litio de mayor calidad y de extracción más económica. Por esta razón, es posible y debería estimularse a una empresa extranjera para que instale en el país una fábrica de pilas de litio. Esto debería hacerse con carácter asociativo entre el privado y nuestro país, de manera tal que este acuerdo nos permita intervenir en la esfera científica y tecnológica de la fabricación y posibilitar la producción de nuestras propias pilas. Esto no sólo permitiría obtener mayores ingresos y generar empleo, sino también que nuestros investigadores prueben en línea de producción el resultado de sus trabajos, antes de convertirlas en una publicación.
-¿En qué proyectos trabajan desde la Facultad de Ingeniería?
-Estamos desarrollando baterías de uso terrestre para almacenamiento en energías renovables, en aplicaciones de vehículos eléctricos y en aplicaciones espaciales. En todos estos años aprendimos a seleccionar pilas de una manera simple pero efectiva que garantiza la integración de nuestras baterías con altísima seguridad operativa. Desde 2016, contamos con colectivos eléctricos en base a litio que circulan en el campus de la UNLP, sobre los cuales experimentamos la respuesta y verificamos el control que tenemos en la construcción de las baterías. Con estos colectivos movilizamos más de 20.000 estudiantes por mes. También llevamos adelante un proyecto de construcción de baterías espaciales que financia el actual Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación.
-¿Cuáles son los ejes de este último desarrollo?
-El proyecto, que comenzó en mayo de 2018, consiste en fabricar un prototipo de desarrollo que permita avanzar en la provisión de baterías espaciales para nuestros satélites. Luego, una vez probadas y utilizadas, se podría pensar en la provisión internacional de este dispositivo para países que, como el nuestro, tienen un desarrollo insipiente en estos artefactos espaciales. Se trata de un desarrollo que es realizado íntegramente por el Centro Tecnológico Aeroespacial del Departamento de Aeronáutica de la Facultad de Ingeniería.
-¿De qué modo impacta este tipo de proyectos en el consolidación de la soberanía?
-Por el lado de la población en general, el sentimiento de soberanía es un ejercicio. Nadie nace “soberano”. Por ende, es necesario animar en la comunidad un sentido de pertenencia que maximice ese concepto día a día. El desarrollo tecnológico de un país es, en ese sentido, una de las mejores herramientas para ejecutarlo. Cuando los ciudadanos observan que existen desarrollos nacionales de importancia, les genera, en su gran mayoría, un sentimiento de orgullo nacional. Por el lado del Estado, resulta fundamental tener la posibilidad de decisión de extracción del mineral y producción de baterías. Siendo el litio un elemento esencial para la alta tecnología, con gran impacto en el futuro próximo, sería estratégica la creación de una empresa estatal que nuclee todas las etapas que involucra la cadena de valor de este mineral para no perder o diluir la decisión soberana sobre él.