Las pequeñas y medianas empresas, que emplean al 75 por ciento del empleo privado, sufren una crisis inédita, luego de casi tres años de caída del mercado interno y en medio de una pandemia que paralizó totalmente su actividad.
Los datos son elocuentes: de los 250.000 millones de pesos necesarios para cubrir los salarios, los créditos otorgados por los bancos al 24 por ciento para tal efecto no superaron los 50.000 millones de pesos. Mientras, el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción y los Repro, que subsidian parte de los sueldos, recién están comenzando a ejecutarse. Pero muchas pymes necesitan con urgencia fondos para pagar salarios y otras no califican para los mismos.
Pese a ello, algunos empresarios lograron reconvertirse en tiempo récord, bajo el compromiso no solo de sostener sus plantas y facturación, sino también de cuidar las fuentes de trabajo y contribuir con material sanitario en la lucha contra la actual pandemia de la Covid-19.
Uno de estos casos es el de Daniel Guaragna, uno de los dueños desde hace 30 años de Explora Indumentaria SRL, que producía ropa de trabajo para industria y campo y línea outdoor. Frente al abrupto parate, el hermano y socio de Guaragna, que es diseñador y moldador, elaboró un proyecto de tapabocas que presentaron al Municipio de 9 de Julio, en la Provincia de Buenos Aires, para que los autorice a fabricar estos productos, lo cual fue logrado luego de incorporar medidas sanitarias para sus 45 empleados.
Como todos los entrevistados por Cash, Guaragna remarca que no le llegó aún ninguna ayuda concreta del gobierno nacional, provincial, ni municipal, aunque sí pudo acceder a un descubierto en cuenta corriente a una tasa del 24 por ciento, renovable a 90 días, por parte del Banco Provincia.
La situación es similar para Victoria Policicchio, empresaria textil y titular desde hace tres décadas de la firma Victoria Outdoor de Barracas, quien ya se había reconvertido, luego de la apertura de la importación textil china, a la producción de un elemento local como lo son las uniformes para las fuerzas armadas.
Sin embargo, luego de 2017, la facturación comenzó a decrecer sensiblemente hasta que a fines de 2019 directamente dejó de generar ingresos, teniendo a cargo diez empleadas. Frente a la pandemia, Policicchio contrato a un diseñador industrial y reconvirtió su taller para producir máscaras faciales aprovechando el sobrante de telas que poseía, aplicando todas las normas de seguridad e incluso haciendo un segmento con estampado sublimado para niños y adolescentes, los cuales por el momento comercializa a través de internet y redes sociales.
El caso de José Seleme dueño junto a su esposa de JL mobiliarios, una pequeña carpintería ubicada en Villa San Nicolás, Córdoba, en la que antes de la pandemia fabricaban muebles de cocina, vestidores y placares, posee un recorrido parecido. Según Seleme, durante el anterior gobierno tuvieron una muy mala época, pero a inicios de este año la demanda había aumentado, hasta que llegó la pandemia y la cuarentena, con lo que se frenaron las instalaciones.
Así, luego de estar “veinte días a la deriva, sin saber que hacer”, comenzó a utilizar sus maquinas de grabado y corte láser para fabricar mascaras, con lo que una vez que ingresó en el nuevo mercado, comenzaron a solicitarle el corte láser para telas de barbijos y para filtros de los respiradores, con lo que hoy las máquinas de corte están destinadas exclusivamente a producir estos insumos.
Con todo, las dificultades están a la orden del día, ya que el PET cristal para las máscaras y el acrílico de las cajas para entubar han subido fuertemente sus precios y debido a la escasez se limitan sus ventas, pero Seleme plantea que la posibilidad de seguir produciendo fue muy importante para la superviviencia de su empresa.
En el caso de la firma True SRL, de Firmat, Provincia de Santa Fe, la innovación tuvo un carácter exclusivamente solidario. Frente al temor de que los respiradores no llegaran a su localidad de 24.000 habitantes y a los 15 pueblos cercanos que cuentan con otros 11.000, su titular, el metalúrgico Mauricio Gallo contactó a la Cámara de la Industria de Firmat para proponer que su fábrica de bombas de efluentes produzca aparatos respiradores, tras lo cual se unió a un técnico electrónico, a un médico terapista, un biomédico, un diseñador industrial, un ingeniero en sistemas y otro en electrónica para diseñar un prototipo que días atrás comenzó a producir para entregarse al costo al hospital San Martín de su localidad.
Todos ellos, emprendedores comprometidos con su firma, sus trabajadores y las necesidades del país, tuvieron igualmente la fortuna de que sus espacios productivos pudieran reorientarse hacia necesidades sanitarias.
Pero existen en el país otras 600.000 pymes que no tuvieron la suerte o la capacidad para la reconversión, con lo que demandan una mayor celeridad en los programas de euxilio del gobierno.
Por caso, la Mesa Nacional de Unidad Pyme emitió un comunicado donde señalaron que sus empresas se encuentran en una “situación de fragilidad absoluta y en estado casi terminal”, agregando que “los poderes concentrados del mundo especulativo, financiero y corporativo no aportan de forma equitativa a este esfuerzo”, por lo que emiten una “voz de alerta y apoyo a una gestión que esperamos represente y defienda a las PyMES de capital nacional, con la misma fuerza y vocación que nosotros pusimos para cambiar el anterior modelo”.
@JBlejmar