La ironía es un arma poderosa para develar el absurdo en realidades cotidianas. Una forma de decir aquello que el lenguaje a veces oculta. Es la ironía el rasgo más notable de la potente prosa que despliega el escritor rosarino Manuel López de Tejada en La mujer camello, nouvelle publicada por la Editorial Municipal de Rosario.
La voz narrativa del doctor Brandsen, un hombre que vive del amor incondicional de su esposa es cristalina: él sabe que sus anhelos aparentemente científicos -aunque profundamente morales- son cuestionables, pero está convencido de que puede hacer lo que quiera. Con su esposa.
Contado así, el horror parece insoportable, pero lo hace disfrutable la forma en que López de Tejado cuenta cómo el científico decide usar a su mujer para un experimento que le quitará humanidad. Y allí la ironía funciona como una segunda voz, al incorporar en el relato una lógica propia que devela el espanto sin ponerle subrayados, simplemente a partir de la enunciación casi inocente del doctor. Como un niño que mira con los ojos entornados después de hacer una travesura.
¿Por qué sería horrendo disponer de otra, otro, otre? En un mundo donde cierta ciencia -no cualquier ciencia- es entronizada como respuesta también a los problemas filosóficos y humanos, una novela de pocas páginas condensa sin pretensiones el horror de esa confianza en el cruce con la profunda matriz machista que se trasunta en un control total de los cuerpos.
Aunque el autor sea un varón rosarino, la novela puede leerse con placer y humor, como un texto feminista. No tanto por lo que postula como por lo que devela. López de Tejada publicó las novelas La mamama, un amor voraz, La culpa del corrector y El devorador anónimo.
La mujer camello, de Manuel López de Tejada, Editorial Municipal, 2019.