La bajante del río Paraná activó esta semana la intervención de la Defensoría del Pueblo, que pidió la intervención urgente de las áreas del Estado con injerencia en la cuenca y que todavía no han decidido acciones para prevenir consecuencias futuras. Como contexto, el pronóstico es negro porque desde el Instituto Nacional del Agua (INA) ya contestaron que las perspectivas climáticas no son propicias para esperar una recuperación del caudal fluvial en el corto plazo. Mientras tanto, en la Legislatura preocupa el efecto de la pesca comercial sobre el recurso ictícola en estas condiciones.
El organismo que dirige Raúl Lamberto pidió reactivar el Plan Integral Estratégico para la Conservación y el Aprovechamiento Sostenible (Piecas) en la región Delta del Paraná, con la preocupación de la depredación pesquera, pero también con las proyecciones para los próximos meses en lo que concierne a la extracción de agua para que Assa realice la potabilización y distribución en la red, y también acerca del riesgo de más derrumbes en las barrancas ribereñas.
“Es importante entender que los humedales que conforman el delta del Paraná son sistemas de extrema importancia por los servicios ambientales, son cunas de diversidad biológica, fuentes de agua y productividad primaria, son reguladores de los excesos hídricos y reservorios de CO2, entre otras cosas. Su conservación juega un papel muy importante en el cumplimiento de los compromisos mundiales sobre cambio climático”, argumentó el ombudsman.
El INA respondió esta semana que “el escenario de lluvias escasas y caudales en disminución se fue agudizando desde comienzos de este año, de manera de reducir los niveles en todo el río Paraná en territorio argentino por debajo de los mínimos observados en los últimos 49 años, una situación climática extraordinaria que se observa desde mediados de 2019”. Por lo tanto, avisó que para los próximos meses “no se espera en ningún caso una recuperación significativa de los niveles fluviales. La atención seguirá puesta en la parte de la cuenca de respuesta rápida. Hasta ahora se contaba con el beneficio de una descarga adicional de los embalses de Salto Santiago (Iguazú) e Itaipú (Paraná). Esta operación de los embalses responde al acuerdo alcanzado con Brasil durante la segunda semana del mes”, consignó el organismo nacional.
Ese diagnóstico motivó a la Defensoría a enviar dos pedidos de informe para requerir la opinión de la Comisión Nacional Asesora para la Conservación y Utilización Sostenible de la Diversidad Biológica (CONADIBIO), y al Instituto de Limnología de Santa Fe (INALI).
En cuanto a Assa y su abastecimiento, el gerente Hernando Quagliardi informó que con la instalación de las bombas para captación de agua cruda por ahora se puede sostener el servicio dentro de "parámetros aceptables". Y aseguró que "hasta el momento no se observaron variaciones significativas en (la calidad) del agua extraída en lo que queda del río.
Lamberto consultó a Gonzalo Ratner, de Defensa Civil, por el derrumbe de barrancas, como la ocurrida en el club de pesca Mitre. Respondió que se hizo una inspección y se continúa con dicho control. "No verificamos ninguna señal de riesgo inminente", aseguró.
Por otro lado, diputados como los radicales Fabián Palo Oliver y Maximiliano Pullaro empujan en Legislatura proyectos para declarar la veda de pesca mientras continúe la bajante extrema. El temor a que esta situación derive en depredación ictícola llevó a que la Defensoría promueva la reactivación del Piecas, habida cuenta de que la iniciativa parlamentaria conservacionista parece que no prosperará.