Una polémica desvela a sectores conservadores, acicateados por algunos medios de comunicación. Al peligro amarillo asignado a la covid-19 por su origen chino, se sumó el demonio rojo que representaría la posible llegada al país de 200 médicos cubanos para colaborar en la lucha contra la pandemia en territorio bonaerense. Médicos argentinos recibidos en Cuba y la coordinadora de una clínica oftalmológica cordobesa que operó gratis a 6800 personas de bajos recursos, con ayuda del gobierno de la isla, contaron sus experiencias e impresiones a Página/12 y consideraron que se trata de “una conspiración política que forma parte del bloqueo” incentivado por el gobierno de Donald Trump. Cuando el ministro de Salud provincial, Daniel Gollan, dijo que para salvar vidas hasta pediría ayuda “a la Unión Soviética”, le respondieron que el Muro cayó, sin admitirle (ni entender) la ironía. La realidad dice que no es el comunismo lo que debería preocupar, sino el virus del macartismo, a 63 años de la muerte del senador Joseph McCarthy.
Los entrevistados recordaron los elogios que recibieron, a nivel mundial, las misiones cubanas en catástrofes como el terremoto en Haití en 2010 y la presencia en áreas críticas del país de los más de 1500 médicos argentinos formados en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de La Habana.
Al mismo tiempo, destacaron que el programa Operación Milagro, gestado en Cuba para la creación de clínicas oftalmológicas en 61 países, incluyendo la Argentina, lleva realizadas en poco más de una década “cuatro millones de operaciones gratuitas” que favorecieron a personas de bajos recursos. Una de esas clínicas funciona en Córdoba desde hace 11 años y se llama “Doctor Ernesto Che Guevara”. Más de 6800 personas se operaron de cataratas en forma gratuita.
Argentinos formados en Cuba
Adán González es argentino, integrante de una comunidad qom, nacido en el Chaco, en Quitilipi. Se recibió de médico en Cuba y hoy vive en Montevideo. “Lo que está pasando es una operación política que se hace eco de una agresión internacional contra Cuba, incrementada desde la Casa Blanca tras la asunción de Trump” para “hacer rendir a la Revolución”.
“El problema para las corporaciones es que Cuba manda médicos con algunas particularidades, como tocar y abrazar al paciente; a nosotros nos formaron con esos ejes: solidaridad, humanismo e internacionalismo, pero eso no es un slogan ni un panfleto, eso está en la genética de la formación”.
Aclaró que en la Argentina también hay profesionales con esas características, aunque no hayan sido formados en Cuba, y recordó maestros como “René Favaloro, Salvador Mazza o el doctor Esteban Maradona, o doctoras y doctores desconocidos que van por el mismo camino, el de una política de salud que busque la equidad”.
Adán González fue a estudiar a Cuba en 2002 y se juntó allá “con hijos de campesinos, obreros, yo soy de una comunidad qom, y hubo compañeros del Mocase (Movimiento Campesino de Santiago del Estero), mapuches, cartoneros, el 90 por ciento de los 1500 argentinos recibidos allá somos hijos de obreros y campesinos obreros".
En Montevideo está trabajando en el barrio Piedra Blanca, uno de los más populares. Allí formaron una asociación de médicos que estudiaron en Cuba y que realizan trabajo voluntario en algunas de las 350 ollas populares que se armaron tras la aparición de la pandemia de covid-19.
Recordó que la relación argentino-cubana viene “desde muy lejos, desde José Martí como cónsul argentino” en Nueva York, en 1890, y “por supuesto, por el Che Guevara”. Por lo demás “estos no son los primeros cubanos que van a llegar, siempre han venido, por empatía, por solidaridad”. Y destacó también otras acciones internacionalistas como las de alfabetización, “con el programa Yo sí puedo, que benefició a más de cien mil personas en Argentina”.
El hospital en Córdoba
La Operación Milagro, de la que habló Adán, tiene su correlato, desde hace 11 años, en la ciudad de Córdoba. Este diario habló con Claudia Camba, presidenta de la Fundación UMMEP (Un Mundo Mejor es Posible), que desde 2009, luego de intentarlo sin éxito en Buenos Aires, se instaló en la capital de la provincia mediterránea. Allí funciona la clínica oftalmológica que lleva el nombre del Che Guevara.
Luego de aclarar, con humor, que no es afiliada al Partido Comunista, Camba explicó que es artista plástica y que se relacionó con Cuba a partir de trabajos que hizo sobre el famoso conflicto por el regreso a la isla del niño Elián González, que había sido sacado ilegalmente de Cuba en 1993. Fue invitada por Fidel Castro a visitar la isla y habló incluso en actos realizados en la Plaza de la Revolución.
En sus visitas se contactó con médicos cubanos y surgió el proyecto de la clínica oftalmológica, que también funcionó en la frontera con Bolivia, en Villazón, lo que permitió que se operaran argentinos residentes en Salta y Jujuy, mientras Evo Morales fue presidente.
Ahora se trabajaba para abrir una clínica en Ushuaia, pero se frenó por la cuarentena. La UMMEP tiene convenios con otras provincias argentinas, y además de la clínica, lleva adelante un plan de alfabetización ideado por Cuba, que se viene realizando en varios estados provinciales, mediante convenios con las autoridades locales.
Sobre la polémica, Cambia sostuvo que “en estos días se han dicho muchas mentiras que circularon por las redes y los medios masivos de comunicación sobre la posible llegada de los 200 médicos y médicas de Cuba”. Recordó que se han dicho “barbaridades como esclavitud, comercio, espías... ¿De qué comercio hablan?, ¿de los negocios que perderá la corporación? ¿De qué espías?, ¿de los de la CIA que tendrán más trabajo? ¿De qué esclavos?, ¿de los que se liberarán cuando tengan garantizado el derecho a la salud?”.
Contó que el proyecto de la clínica cordobesa comenzó a gestarse en el año 2000 y se concretó nueve años después. En el medio, gracias a un contacto directo con Fidel Castro, se obtuvieron becas para que muchos argentinos realizaran cursos de especialización en Cuba. Entre los becados hubo nueve médicos mapuches de la Patagonia. Ahora ellos “realizan prácticas médicas gratuitas dentro de sus comunidades”.
El programa Operación Milagro se oficializó en Cuba en el año 2005. Ese gobierno ofreció montar “un hospital oftalmológico en el municipio de La Matanza, que sería cabecera para el Cono Sur del programa”. Camba explicó que “luego de idas y vueltas, la presión corporativa pudo más y el hospital en lugar de montarse en Buenos Aires se montó en Montevideo”, donde sigue funcionando.
Como forma de reparación, el gobierno cubano ofreció llevar a los pacientes a la isla. En el primer testeo que se hizo, cerca de mil personas se anotaron sólo en la localidad jujeña de Humahuaca. En el marco de la Cumbre de los Pueblos realizada en Mar del Plata, en 2005, “viajó a Cuba el primer contingente de argentinos” para operarse allá, en forma gratuita.
El 8 de abril de 2009, equipado y financiado por el gobierno de Cuba, se instaló la clínica oftalmológica en Córdoba. Hoy cuentan con consultorios externos, quirófano, tecnología de punta y se brinda hospedaje a los pacientes, que llegan de distintos puntos del país.
Contra las conspiraciones
La médica nefróloga María Florencia Padilla, en 2008 recibió su título en la ELAM cubana. Nacida en Santiago del Estero, vive en Córdoba desde hace diez años. “Lo que quiero destacar es que desde el primer día que llegué a Cuba comprobé que los pilares de la formación fueron el internacionalismo, la solidaridad y el humanismo hacia otros pueblos, lo que quedó demostrado en más de sesenta países en donde Cuba colaboró en diferentes misiones” frente a las emergencia.
Sostuvo que en las actuales circunstancias “en medio de esta pandemia, no me sorprende contar con el apoyo de los médicos cubanos y repudio cualquier teoría conspirativa en contra de quienes solo buscan ayudarnos y en quienes han formado ya más de 1500 médicos argentinos graduados en la isla, a pesar de ser un país bloqueado y asediado por el imperio”.
Sandra Juries también estudió en la ELAM de Cuba. Ella es formoseña y a los 18 años, en medio de la crisis de 2001, consiguió la beca. “Todo empezó en medio de la incertidumbre, con padres con trabajos independientes, sin ingresos fijos, lo que complicaba todo”. Por esas razones “poder formarme como profesional era muy difícil”, pero a pesar de las penurias económicas, logró el objetivo. Uno de los requisitos fue que “una vez recibidos volviéramos a nuestros países para trabajar como médicos en zonas rurales, con la gente más necesitada”. Estuvo siete años formándose como médica, ”siempre contenidos por los cubanos, que nos han trabajo como si fuéramos sus hijos”. Se recibió en 2009 y regresó a la Argentino, donde tuvo algunas dificultades para revalidar su título “por la forma en la que actúan las corporaciones” que manejan la salud.
En febrero de 2010 volvió a Cuba como voluntaria para ayudar a las víctimas del terremoto en Haití, ocurrido en enero de ese año. “Estuve leyendo ahora, que dicen que los médicos de Cuba vienen para alojarse en hoteles de lujo. Nada es verdad. Nos instalamos en 80 carpas, de a dos o tres personas en cada una, y así vivimos prácticamente un mes”. Había que limpiar y cocinar en grupos. Los especialistas iban a los hospitales de campaña, mientras médicos y enfermeros recorrían los asentamientos donde se habían instalado las personas que “habían quedado sin viviendas, sin agua, sin vacunas, sin nada”.
La tarea era la atención primaria de la salud, de las enfermedades crónicas que habían quedado sin control. Las desigualdades sociales estaban marcadas por el idioma: “Los pobres hablan el criollo haitiano y los ricos, hablan en francés”. Los que murieron “fueron los pobres, los que vivían en casas precarias, los ricos, se salvaron”.
Elogios de la OMS
Como parte de la campaña contra la posible llegada de los médicos cubanos, se han escuchado temerarias opiniones sobre su capacidad profesional e incluso sobre el sistema de salud vigente en la isla. Las críticas parecen desechar los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Elogiando el trabajo de formación de médicos de todo el mundo que han pasado por la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de La Habana.
La escuela cubana “recibe a jóvenes apasionados de los países en desarrollo y los regresa a casa formados como médicos” como una forma de “impulsar la equidad sanitaria”, afirma la OMS citando textualmente un trabajo realizado por la periodista Gail Reed.
La OMS resalta la labor realizada por los egresados de la ELAM en la emergencia provocada por el terremoto en Haití, en el 2010. Y recuerda que en la emergencia de Haití Cuba envío 557 médicos egresados de la ELAM, procedentes de 27 países.
Los primeros estudiantes de otros países llegaron en febrero de 1999 y se graduaron en 2005. Desde entonces, la escuela ha formado a 7248 médicos de 45 países; actualmente están inscritos 9362 alumnos de 100 países, principalmente de América, Oriente Medio, África, Asia y las Islas del Pacífico.
La OMS resalta que varias facultades de medicina de Australia, Canadá, Filipinas, Venezuela y Sudáfrica han hecho suya la premisa de la “responsabilidad social” que marca la ELAM en sus estudiantes.
La denuncia anticastrista
Uno de los temas que se agitó en los medios fue una denuncia de organizaciones anticastristas presentada ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, sobre la supuesta “esclavización” de los médicos cubanos que son “sometidos” para obligarlos a sumarse a las misiones solidarias que se envían a distintos países.
El diario La Nación entrevistó a Francisco Guariglia, fiscal de la Corte Internacional. “Estoy a años luz de poder responder a su pregunta”, dijo Guariglia, cuando le preguntaron si los estados que contraten a médicos cubanos pueden ser también sancionados por el tribunal. El fiscal explicó que lo primero es determinar si la denuncia recibida tiene argumentos válidos.
La explicación oficial
Frente a la fiebre derechista que calificó de “espías” y “comisarios” políticos a los médicos ofrecidos solidariamente por Cuba, lo absurdo es que ni siquiera está confirmada su llegada. El ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan, y el gobernador Axel Kicillof explicaron que se necesita incorporar “500 médicos para trabajar en las zonas críticas” del conurbano bonaerense y algunos sectores rurales.
El problema es que “de los argentinos que se inscribieron, el 70 por ciento planteó su oposición a trabajar en zonas críticas”, como La Matanza, por ejemplo. El ofrecimiento del gobierno es el pago de 65.000 pesos mensuales por “36 horas de trabajo semanales”, es decir guardias de un día y medio.
Kicillof dijo que si no pueden contratar argentinos, ampliarán la oferta a profesionales latinoamericanos que ya trabajan en el país y eventualmente, recurrirán a los 200 cubanos.
Kicillof aclaró que no entrará en “discusiones ideológicas” respecto de la ayuda cubana, mientras que el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, señaló que “en circunstancias en las que hay enormes dificultades no veo por qué discriminarlos (a los médicos cubanos) por el lugar de procedencia”.
Tal vez influenciada por viejas historias de la Guerra Fría, la ex titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, fue la que habló de “espías” y “comisarios” políticos, como si tratara de reproducir las humoradas del Súper Agente 86 “temible operario del recontraespionaje”.
Campaña en apoyo
Un grupo de intelectuales y dirigentes de derechos humanos hizo un llamado en apoyo a los médicos cubanos que podrían venir al país para colaborar en la lucha contra el avance del covid-19. La iniciativa es para contrarrestar la campaña que vienen realizando en contra, “sectores de la derecha como la Confederación Médica de la República Argentina (COMRA), que dice haber reunido 160 mil firmas para oponerse a tal iniciativa".
El llamado es para sumar firmas en apoyo a la llegada de los médicos cubanos. Ya firmaron, entre muchos otros, Estela Carlotto, de Abuelas de Plaza de Mayo: la escritora y periodista Stella Calloni, y el sociólogo Atilio Borón, entre otros. La dirección de mail para enviar las adhesiones es: [email protected]