Angela Merkel visitó la Casa Blanca por primera vez desde el recambio presidencial en los Estados Unidos. En el Salón Oval, mientras posaban sentados, ante los fotógrafos, Trump ignoró la sugerencia de su colega, quien le preguntó si quería que se dieran la mano. El magnate no se dio por aludido y chicaneó a los reporteros gráficos: “Manden buenas fotos a Alemania”, dijo. 

Hace pocas semanas, la sesión de fotos con Shinzo Abe, el primer ministro de Japón, fue muy comentada por lo opuesto. El apretón de Trump fue interminable, y el premier nipón mostró un gesto de alivio cuando el republicano le soltó la mano.

En la misma jornada del encuentro con Merkel, el gobierno de Trump se vio obligado a aclarar, frente al embajador del Reino Unido, que la acusación del vocero presidencial, Sean Spicer, quien había afirmado que el ex mandatario, Barack Obama, había utilzado un servicio secreto británico, el GCHQ, para espiar a su sucesor, no había pretendido incriminar al espionaje inglés.