Clarisa Huber, una de las destacadas volantes que tiene Boca, se enteró que volvió a ser parte de una clasificación de la institución xeneize a la Copa Libertadores, luego de que la AFA anunciara durante la semana pasada la finalización del primer torneo femenino semiprofesional y le diera al líder la única plaza para el certamen continental. Para la futbolista es una motivación, que quizás hasta se sienta a revancha: después de disputar la Libertadores con la camiseta azul y oro en 2010, decidió retirarse porque las diferencias eran muy grandes entre los equipos y porque muchas conquistas -como los viáticos- se habían perdido. Durante varios años, la histórica Copa había significado la última vez de Huber en una cancha de 11, hasta su regreso el año pasado, motivada por el contexto semiprofesional. Aun con toda esa densidad simbólica, la sonrisa de la jugadora se dibuja con otra cosa, luego de una semana movida para las jugadoras de Primera División del fútbol argentino.
"Extraño el camino desde mi casa hasta el club, llegar y saludar a todas, desde la utilera hasta cada una de mis compañeras, sacarme las zapatillas y ponerme los botines. Eso que no percibís, esos pequeños detalles, son las cosas que hoy más extraño. Sé que vamos a volver a abrazarnos, que vamos querer juntarnos y lo vamos a hacer, pero después también todo volverá a la normalidad: así como nos adaptamos a estar encerrados, a entrenar en un cuadrado, nos adaptaremos a una rutina otra vez", reflexiona Huber en diálogo con Página/12.
La primera temporada de muchas de ellas como trabajadoras profesionales, cobrando un sueldo por el ejercicio de su labor, quedó trunca ante la pandemia de coronavirus: este fin de semana hubieran estado camino a la cancha para jugar una nueva fecha de la segunda parte del torneo, esas fases Campeonato y Permanencia que el primer certamen de fútbol semiprofesional nunca llegó a conocer.
La realidad llegó con el comunicado de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), que el lunes pasado resolvió finalizar el torneo, suspender los descensos y otorgarle a Boca la plaza a la Libertadores. Aunque esa no fue la única resolución que llegó desde la calle Viamonte: el martes, luego de una confusa jornada informativa, la AFA despejó las dudas y anunció que "seguirá dando el subsidio para el fútbol femenino, todos los meses, haya o no actividad", como le indicó a Página/12 Jorge Barrios, el presidente de la actividad dentro de la Asociación.
"Hasta que nos enteramos de que el subsidio seguía, no imaginan todas las dudas que empezamos a manejar. ¿No podré jugar más al fútbol? ¿Cómo me voy a mantener? ¿Nuestro fútbol seguirá siendo profesional? Significaba un cambio rotundo para todas. Por eso se sintió alivio con la decisión final de la AFA. El fútbol es nuestra vida y nuestra fuente de trabajo. Además, en este contexto, la quita del subsidio era quizás volver diez pasos hacia atrás en el primer torneo rumbo a lo profesional", le cuenta a este diario Miriam Mayorga, volante de UAI Urquiza, club que era escolta de Boca, a dos puntos, en el torneo se quedó sin final. La Doc, como le dicen, recibió este mes su novel título de médica y, en ese cúmulo de dudas, ya había vislumbrado una alternativa. "'Saco la matrícula y me pongo a trabajar'", recuerda que pensó.
A Pipi Peralta, capitana y jugadora histórica de Huracán, la cuestión en torno al retiro de los subsidios no la sorprendió: era un desenlace que sabía que iba a llegar, aunque tal vez el coronavirus precipitara la discusión. "Para mí no era ninguna sorpresa que los subsidios no siguieran, porque desde el día uno se había dicho que eran por un año. Se sabía que en junio iba a haber un lío interesante porque las realidades de los clubes son todas distintas. Hay clubes como El Porvenir, Excursionistas o Villa San Carlos que apenas pueden sostener su equipo masculino, y ni siquiera en Primera División, y en este contexto no sé si iban a poder pagar ocho contratos del femenino", explica la futbolista.
"Me parece que la decisión final de la AFA es fantástica -agrega Peralta-. Estábamos preocupadas. Y si dan los subsidios es porque pueden hacerlo. La verdad es que, si no era por la AFA, iba a ser complicado que algunos clubes pudieran pagar sueldos, y no digo sólo del equipo femenino, me refiero también a los empleados del club".
El anuncio de la AFA de continuar con los subsidios, sin embargo, no soluciona todos los interrogantes de la categoría. Aunque es la bocanada de aire a la que se aferran los clubes más vulnerables, lo cierto es que las instituciones deberán asumir con sus propias arcas el pago de los compromisos que hayan asumido por fuera de los ocho contratos mínimos y también el extra que supone el sueldo de las jugadoras con montos superiores al básico, algo más de 20 mil pesos. Tampoco se sabe qué sucederá en esos casos una vez que finalicen los contratos el 30 de junio: ¿qué harán los clubes cuando llegue el momento de los vencimientos? ¿Tomarán la misma determinación de la AFA, de seguir pagando aunque no haya fútbol? Y volviendo nuevamente sobre los ocho contratos cuyo dinero la AFA seguirá girando, ¿serán renovados automáticamente por las instituciones?
Está claro que los interrogantes, en un fútbol que ni siquiera tiene fecha de reanudación (porque el coronavirus ha hecho que la vida de los países se defina semana a semana), son muchos. Los clubes aún no se han expresado, más allá de que la resolución de AFA de algún modo haya adelantado la discusión.
El agravante lo aporta el inciso séptimo del acuerdo marco que se firmó el 16 de marzo del año pasado entre la AFA y Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), ese que dio origen a los primeros pasos de la profesionalización: según ese apartado, una futbolista que ha sido contratada deberá, en las sucesivas temporadas, mantener esa condición para continuar jugando en el torneo de Primera División. Tal cláusula, sin dudas necesaria cuando se habla de "no dar ni un paso atrás", abre ahora cierta incertidumbre, sobre todo respecto del futuro de aquellas jugadoras de los clubes que en esta primera temporada apostaron más fuerte y contrataron a más de ocho futbolistas, empezando por Boca, la única institución que le realizó contratos profesionales a todo su plantel de Primera.
"Quizás a clubes como Boca, River, San Lorenzo o Racing no les cueste pagarle el salario completo a las jugadoras que no tienen el mínimo, pero a otros sí -explica Mayorga-. Nosotras dependemos de una institución vinculada a una universidad y a la educación en general y, en este contexto, en abril cobramos un 60% del sueldo y es recién el primer mes de cuarentena. Cuando llegó el dinero de la AFA por los ocho contratos, el presidente nos preguntó cómo queríamos hacer dada esta situación y nosotras elegimos priorizar a las compañeras que más necesitaban la plata, y este lunes se nos depositó un poco más y decidimos emparejar. Es una gran ayuda la de AFA, pero en los planteles que tienen más de ocho contratos o de mayor valor, las jugadoras necesitamos de los clubes. Y obviamente es entendible su parte también: sabemos que no hay ingresos, que los sponsors quizás dejaron de pagar, que no hay televisación. Desde nuestro club nos aseguraron que quizás será con retraso, pero que nos van a pagar siempre".
La futbolista de la UAI -cuyo plantel tiene 17 profesionales, tres de las cuales se incorporaron para la segunda fase- mira el panorama en su complejidad: "Es entendible lo que dice el club, porque además no es sólo una realidad de los clubes sino de muchos trabajos. Muchos trabajadores no están cobrando con normalidad, no es algo contra nosotras. Obviamente no es del agrado de nadie, pero es entendible todo lo que está pasando".
El jueves por la tarde, las capitanas de los 17 clubes formaron parte de un encuentro virtual con representantes de FAA (estuvieron, entre otros, su titular Sergio Marchi y el coordinador del fútbol femenino, Néstor Fabbri), para culminar una semana intensa para las jugadoras. Del encuentro también participó Macarena Sánchez, la jugadora de San Lorenzo que con su lucha abanderó el comienzo de la profesionalización, hoy al frente del Instituto Nacional de Juventud. Desde el sindicato de futbolistas, durante la reunión de algo más de una hora, dejaron en claro su disconformidad con la decisión de la AFA de finalizar los torneos.
Para la jugadora que lleva la cinta en el Globo se trató de "una decisión apresurada" y, aunque la suspensión de los descensos favoreció a su equipo (uno de los tres últimos de la tabla), se sincera y dice que "uno quiere quedarse en Primera porque se lo ganó".
El sueño de la Libertadores, para muchos equipos que hasta habían incorporado jugadoras contratadas con la copa en la mira, también quedó trunco. Incluso para Huber, de Boca, tiene un gusto raro: "Charlamos bastante con mis compañeras y tenemos la misma sensación: no era esto, definitivamente, lo que todas soñábamos. No sé si fue lo más justo, ni para nosotras ni para las rivales, pero fue una decisión en una situación extrema. Hicimos un torneo enfocado en la segunda parte y quedamos primeras por tener un gran desempeño. Como mérito a eso, si había que buscarle una solución, no creo que haya sido descabellada".
La Doc Mayorga tiene el corazón partido: mientras ella pasa la cuarentena como habitante del AMBA, su familia vive el duro aislamiento que rige en Bariloche, donde hasta se establecieron días puntuales, según la finalización del DNI, para salir a hacer las compras. Una de las últimas veces que habló con su mamá, la oyó preocupada: trabaja en un salón de fiestas infantiles y se imagina que será de los rubros que más tardíamente puedan volver a su funcionamiento habitual. Con la misma atención, la mediocampista escuchó la noticia de la suspensión del fútbol y sus derivados deportivos, en un mundo amenazado por una pandemia. "No son las decisiones más gratas, pero tampoco hay mucho que podamos hacer. La resolución tal vez sea correcta, aunque nos quedamos a mitad de torneo y teníamos chances, como cualquier equipo que clasificó a la Zona Campeonato, de entrar a la Libertadores. No critico a nadie porque seguramente sea la mejor decisión y porque, además, hoy por hoy la prioridad es la salud y no se puede pensar demasiado en una competencia", dice la subcapitana de la Selección.
Que el coronavirus no tape la lucha
Si en algo coinciden las jugadoras del primer torneo femenino semiprofesional es en lamentarse por este final. Sin campeón, sin el vértigo de las definiciones, ni siquiera iniciada la segunda fase de prometedores encuentros. "Lamentablemente no pudimos llegar a la etapa final, creo que iba a ser mucho más atractivo el torneo allí", se lamenta Pipi Peralta.
Huber acuerda, aunque de vuelta el contexto gana su lugar para enmarcar la realidad futbolística. "Claro que me apena este final -dice la mediocampista xeneize-. Todas lo soñábamos de otra manera. Se venían lindos partidos. Este es un golpe durísimo para nosotras, como lo sería para cualquier deportista. Pero, en medio de este desenlace, están pasando cosas terribles. Me apena que esté muriendo gente, me apena la situación de quien depende de su laburo para comer, me apena salir y ver mi barrio y saber que va a cambiar, y que serán meses y años para remontar todo lo que viene. Es una locura, me cuesta creerlo, pero prendés la tele y es real".
El final abrupto y el contexto económico difícil que también sacude al fútbol genera temores e incertidumbre entre las futbolistas, pero en medio de la pandemia ellas dejan algo en claro: ni el coronavirus, ni el desenlace trunco frenarán la lucha que las une en el reclamo por sus derechos. "La lucha va a seguir porque es algo aparte y porque es necesario que exista -asegura Huber-. Más vale que da un poco de miedo pensar en el futuro, porque la idea de todas era hacer un buen torneo, que la actividad siguiera creciendo y pudiéramos ir ampliando todo lo que se consiguió, de la manera que a todas nos gusta, que es en la cancha. Las circunstancias que atravesamos van a determinar más adelante cómo continúa todo, pero está claro que tanto los clubes como la AFA van a tener que hacer un esfuerzo. Y una como jugadora entiende que los clubes están viviendo una crisis de ingresos. Lamentablemente, nos tocó atravesar esta situación este año, que era especial, pero como jugadoras que aman el fútbol seguimos con el objetivo de que siga creciendo. Se va a seguir luchando para eso. Esto opacó todo, sí, pero quién sabe: quizás algo así también te hace más fuerte".