Entre cacerolazos cuyo motivo no acabo de comprender y una hora después aplausos, finaliza este mes de abril.
Discursos contradictorios y acciones disciplinadoras y de control social creciente en todos los ámbitos menos en los territorios que domina el capital.
En vísperas de una nueva conmemoración del Primero de Mayo, Día Internacional de las trabajadoras y de los trabajadores, en la región argentina los sindicatos firman con las patronales reducción de salarios y suspensiones.
La pasividad frente a la obscena prepotencia del capital muestra a las claras el papel domesticador de los burócratas sindicales que pactaron con los capitalistas asegurarse los aportes sindicales y de las obras sociales.
Es decir que además de la extracción de plusvalía, parte de los salarios va a parar a las arcas de estructuras verticales gerenciadas por "socios y servidores" del capital y del Estado.
Con la mayor parte de la población sumergida, precarizada laboralmente, flexibilizada en sus funciones, excluida de lo elemental, la crisis se agudiza y las miserias y las plagas avanzan.
No sólo la Covid, también el dengue y la pobreza. Todas tienen un mismo origen: el capitalismo.
No aceptamos mansamente la prepotencia capitalista y reafirmamos que el único camino es el digno de rebeldía. La lucha de clases no se suspende por pandemias.