Falta de alimentos y agua, escasez de leña e imposibilidad de trasladar insumos básicos, discriminación y hasta un adolescente baleado por la espalda (en un campo del millonario Eduardo Eurnekian). Son algunas de los impactos del coronavirus en los pueblos indígenas de Argentina. Naciones Unidas llamó a que los Estados tengan políticas especiales de cuidado y protección para con las comunidades originarias. “Basta de genocidio contra las comunidades”, reclamó Gladis Jara, de la comunidad qom Las Lomas (Santa Fe).
La comunidad qom Campo Medina está ubicada en Pampa del Indio, Chaco. Trabajan la tierra, siembran alimentos para autoconsumo y cosechan algodón. También hacen changas fuera de la comunidad, pero se cortaron por completo con la pandemia. El 1 de abril, Edgardo Peñaloza, de 17 años, fue al monte a “mariscar”, recolectar frutos y cazar, en el campo vecino, la estancia Don Panos, 96.000 hectáreas del millonario Eduardo Eurnekian. Cuando estaba monte adentro, fue emboscado por guardias privados y efectivos de la policía chaqueña. Lo balearon por la espalda. Estuvo al borde de la muerte. Fue trasladado de urgencia a la capital provincial y estuvo una semana en terapia intensiva. Su delito: buscar alimentos en el monte. Los agresores, empleados de la estancia y policías, están en libertad y ni siquiera fueron procesados.
En la ciudad de Santa Fe sucedió el primer caso de coronavirus en indígenas, una mujer qom proveniente de Chaco. Se detectó en la comunidad qom del barrio Las Lomas y Santo Domingo. La Red de Instituciones y Vecinxs, espacio intercultural del lugar, emitió un comunicado denunciando que las autoridades sanitarias demoraron cinco días entre el alerta de síntomas y la confirmación/internación de la afectada.
En el comunicado denunciaron que, como con otras situaciones de salud y derechos, se atiende de manera diferencial según la clase social.
Gladis Jara, de la comunidad qom Las Lomas, explicó que el caso de Covid-19 sumó más discriminación al barrio. Detalló que circuló un audio en el que una supuesta médica señalaba 70 casos en la comunidad. Luego de ese hecho, Jara denunció que un integrante de la comunidad sufrió un accidente cardiovascular y la ambulancia se negó a ingresar por temor al virus. Una joven qom fue con contracciones al hospital José María Cullen y no la atendieron. También cuestionó que en los supermercados de la zona no permiten ingresar a los qom. “Hubo amenazas de parte de la gente criolla de querer echar a las familias de la comunidad. También en las redes sociales hubo gente que subía fotos con armas diciendo que si veía a un ‘toba’ le pegaba un tiro. Estamos en el Siglo XXI y aún existen casos de racismo”, lamentó Jara. Señaló que por la pandemia no puede salir a vender sus artesanías ni hacer sus changas habituales. Ante el virus, la falta de asistencia estatal suficiente, la pobreza y el racismo, dejó un pedido para las autoridades y para a la sociedad argentina: “Basta de genocidio contra las comunidades”.
En Río Negro, comunidades originarias conformaron en el marco del Covid-19, la Mesa de Emergencia Territorial Mapuche de Río Negro. Nuclea a referentes políticos mapuche, miembros de la Coordinadora del Parlamento Mapuche y del Consejo de Desarrollo de Comunidades Indígenas (Codeci), entre otros. “Se hace urgente visibilizar la situación de comunidades y pobladores que habitan en la zona rural”, resalta el comunicado y puntualiza las dificultades para el abastecimiento de alimentos, los sobreprecios, serios problemas para obtener leña y garrafas, y la ausencia de atención sanitaria.
Elizabeth González (Logoixé, según su nombre qom), habló con la agencia de noticias internacional RadioEncuentros. Remarcó la contradicción de llamar a lavarse las manos ante comunidades indígenas que no cuentan con lo más básico. “Acá, en el Impenetrable de Chaco, solo hay un poco de agua para tomar, hace dos meses que no llueve”, cuestionó. González recordó que los pueblos indígenas ya padecieron enfermedades traídas por los blancos. Enumeró la fiebre amarilla, tuberculosis y viruela. Ante la falta de recursos básicos, sinceró que si el Covid-19 llega a las comunidades puede implicar un exterminio.
En Misiones, la comunidad mbya guaraní Takuapí Mirí abrió una página de Facebook “para que se pueda visibilizar nuestra realidad en medio de esta pandemia”. Ubicada en el departamento de Eldorado, en zona rural, solicitan alimentos, ropa de invierno y productos de limpieza. “El pueblo mbya guaraní resiste desde siempre, tenemos la sabiduría del monte, cazamos y recolectamos en la poca selva que todavía nos queda, pero necesitamos asistencia. Esta triste realidad es la que viven la mayoría de los mbya guaraní de Misiones”, afirma el escrito de la comunidad que termina con un pedido: “Compartan por favor nuestro mensaje. No nos hagan invisibles”.
En el marco de Naciones Unidas (ONU) funciona el “Mecanismo de Expertos sobre Derechos de los Pueblos indígenas (Mepdi)”, que brinda asesoría especial al Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Alertó que el Covid-19 afectará a los pueblos indígenas “de manera desproporcionada” porque “ha exacerbado y seguirá exacerbando una situación ya crítica para muchos pueblos indígenas, una situación en la que ya abundan las desigualdades y la discriminación”.
El organismo de Naciones Unidas recordó que, antes de la crisis, los pueblos indígenas ya carecían de acceso básico a la salud, al agua potable, a una dieta suficiente y equilibrada, y a saneamiento básico. “Muchos pueblos indígenas son invisibles en nuestras sociedades”, lamentó el Mepdi e instó a los Estados a que “se comprometan firmemente a evitar la expulsión de los pueblos indígenas de sus tierras”.
Sin electricidad y con maltratos policiales
En la meseta de Chubut, centro geográfico de la provincia, vive la comunidad mapuche-tehuelche Chacay Oeste, a 30 kilómetros de la localidad de Gan Gan. Desde hace veinte días no cuentan de energía eléctrica. Por la cuarentena no se les permite buscar los repuestos para el motor que brinda el servicio. En la misma región, las comunidades indígenas Laguna Fría y El Escorial denuncian el cierre de caminos y que no se les permite el traslado de insumos básicos. “La policía ha tenido una presencia muy fuerte pero lamentablemente no solo para hacer cumplir la cuarentena, sino con más atropellos y maltratos con los pobladores”, afirmó Angel Cayupil, que trabaja con las comunidades. Y precisó el caso de la comunidad mapuche-tehuelche Lagunita Salada, donde efectivos denunciaron a una abuela con sus dos nietos por estar a tres cuadras de su casa.