El Equipo de Curas de Villas y Barrios Populares de Capital y Provincia, conocidos habitualmente como "Curas villeros", dio a conocer un comunicado en el que afirman que "la covid-19 está pegando fuerte en nuestros barrios", advierten que va "creciendo mucho el contagio en los barrios vulnerables" y piden que la comunicación y las políticas de gobierno hagan "foco en los barrios populares" porque "la pandemia hace que se visibilicen problemas estructurales de nuestros barrios". Agregan los curas que "la realidad se nos vino encima" y que "hay temas en los que no podemos seguir esperando su solución", porque "hay lugares con serios problemas de falta de agua, como la Villa 31". Al demostrar su preocupación por el aumento del contagio en medios pobres, los religiosos dicen también que "esperamos que (frente al hecho) no resurjan actitudes discriminatorias". El documento plantea en general un preocupante diagnóstico de la situación en los barrios populares y villas de emergencia frente al avance de la pandemia.
En alusión a los "caceroleos" de protesta que se escucharon en los últimos días, los sacerdotes refieren a la "solidaridad natural" de los vecinos de barrios populares, afirmando que "nos hace bien ver cacerolas que con amor alimentan y dan esperanza y no cacerolazos que dividen e infunden miedo al otro". Agregan que "las cacerolas de los pobres, como todo lo que surge de ellos, son para cuidar y sostener la vida" dado que "los pobres nos enseñan que los tiempos difíciles son para unir y no para que nos sigamos dividiendo".
Los curas, encabezados por el obispo auxiliar de Buenos Aires, Gustavo Carrara, realizaron un acto en el Villa 31 de Retiro, para recordar el "46° aniversario del asesinato y martirio de nuestro querido Padre Carlos Mugica", "renovar y actualizar nuestro compromiso con los vecinos y vecinas" y dar cuenta de los problemas que enfrentan los habitantes de los barrios populares frente al avance la covid-19. Del acto, además del obispo, participaron los sacerdotes Agustín López Solari, Nicolás Angelotti, Guillermo Torre, Adrián Bennardis, Gastón Colombres, Franco Punturo, Pedro Baya Casal, Lorenzo de Vedia, José María Di Paola y Basilicio Britez, junto a un grupo de fieles y vecinos de la Villa 31.
En el documento que lleva la firma de más de treinta curas, también se expresa preocupación por "la situación del hacinamiento y abandono en las cárceles, las limitaciones del sistema de salud, la asistencia alimentaria sostenida y muchas necesidades concretas que surgen por la pérdida de las changas y trabajos informales de muchos de nuestros vecinos", sin dejar de lado la "preocupante realidad de despidos arbitrarios". Y anticipándose los religiosos dicen también que "se vienen momentos muy duros en lo social" , por lo que "es urgente que se favorezca el acceso a los subsidios habitacionales". Advierten que "cada vez más gente se queda sin dinero para pagar el alquiler" y que "en la línea del I.F.E es necesario que se aumenten determinados beneficios sociales en cuanto al acceso a la compra de alimentos y medicamentos".
Reconociendo que hoy hay más presencia del Estado que en el momento que Carlos Mugica, hace 50 años, organizó la "pastoral villera", dicen no obstante que dicha presencia "es insuficiente todavía" y por eso "seguimos necesitando una presencia inteligente del Estado". Subrayan, sin embargo, que los pobres, "ellos y ellas, aceptan la buena decisión del Gobierno Nacional de hacer cuarentena y valoran las decisiones en favor de los que más sufren las consecuencias que van apareciendo".
En otro párrafo de la declaración se retoman palabras del papa Francisco quien, con motivo de la pandemia y en una carta enviada a los movimientos y organizaciones populares, sostuvo que “tal vez sea (ahora) tiempo de pensar en un salario universal….para que ningún trabajador se quede sin derechos”.
Solicitan además los sacerdotes "que el Estado actualice su presencia en los barrios vulnerables de acuerdo a las diferentes cuestiones y las dificultades que se presentan, la seguridad, la salud, la educación y las limitaciones de conectividad en estos lugares" y advierten que "muchos chicos no pueden hacer la tarea de la escuela, a pesar del esfuerzo de los docentes". Al mismo tiempo ponen de manifiesto la preocupación por la realidad de los adultos mayores y de los que tienen determinados problemas de salud, dada "la insuficiente capacidad de espacios de aislamiento".
Agregan los curas que siguiendo las enseñanzas de Carlos Mugica comprenden que deben estar “ahora más que nunca junto al pueblo” y aseguran que "seguimos aprendiendo de nuestra gente sencilla, tan acostumbrada a tener que adaptarse siempre a nuevas y difíciles situaciones". Por eso, dicen, "estos son tiempos de hablar con hechos" motivo por el cual "ausentarnos de los barrios populares sería colaborar para que crezca la injusticia existente". Y argumentan que "en nuestros barrios no cerramos las Capillas y todas las actividades habituales se reconfiguran en función de lo que vamos viendo que necesita la comunidad".