La ex presidente brasileña, Dilma Rousseff, calificó ayer de “asaltantes” a varios dirigentes del gobierno de Michel Temer, su ex vicepresidente, a quien tildó de “miedoso” y una persona “frágil” que está siendo presentada por los medios como habilidosa.

En una declaración a la revista del fin de semana del diario económico Valor, Rousseff recordó que el detenido ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, sostiene en su declaración que Temer era el que robaba del banco público Caixa Económica Federal. Rousseff afirmó: “Cunha es un gangster inteligente que actuaba en tándem con Temer”. Además, advirtió que Cunha fue quien lanzó la acusación de impeachment contra ella porque la entonces presidenta se había negado a protegerlo a él y a otros dirigentes del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB). “Un acuerdo mío con Cunha le costaría más al país actualmente. Me va a disculpar pero no voy a asaltar el país. Eduardo Cunha y ellos asaltan el país. Del verbo asaltar. Además de hacer otras cosas”, subrayó la ex mandataria.

Dilma se dedicó específicamente al caso de su ex ministro de la Aviación Civil, Wellington Morerira Franco, hombre del PMDB puesto por Temer en esa cartera y actual secretario general de la presidencia, quien ayer comandó la subasta para privatizar cuatro aeropuertos. “Parte de mi intolerancia era porque yo sabía lo que eran. Por ejemplo el gato gangorá (Moreira Franco, conocido así por los delatores de Odebrecht) me tiene bronca porque no lo dejé robar. Es literal, no lo dejé robar en la secretaría de Aviación Civil. Lo llamé a Temer y le avisé que no podía seguir en el gobierno. Algunas cosas son absurdas, otras no logré impedirlas”, reveló Rousseff.

Además, la ex mandataria apuntó que el jefe de gabinete, Eliseu Padilha “no es miedoso” como Temer. “No sirve que la prensa diga que Temer es habilidoso. Temer es un tipo frágil, extremadamente frágil. Es una persona que no enfrenta nada. Hay que dejar pasar el tiempo para que todo se aclare”, afirmó.  A su vez, defendió las medidas anticorrupción de su gobierno pero fustigó a la Operación Lava Jato por haberse transformado en un arma ideológica y al juez Sergio Moro por haberle pinchado los teléfonos en forma ilegal.