En este mismo espacio se recomendó hace un tiempo la primera temporada de la comedia dramática británica After Life, creada, producida y dirigida por el comediante Ricky Gervais, quien también es el protagonista de esta serie que relata la vida de un viudo que encuentra penoso seguir con su vida después de la muerte de su esposa y decide canalizarlo viviendo sin inhibiciones, diciendo lo que piensa sin importar cómo eso les caiga a los demás. Estrenada la segunda temporada, se puede decir que está a la altura de la primera, con momentos cada vez más emotivos y profundos pero también con la cuota de humor necesaria para lograr carcajadas.

En esta segunda parte, Tony parece haber resignado sus pensamiento suicidas para intentar seguir adelante a pesar del dolor, gracias al apoyo de su entorno: sus particulares compañeros del diario donde trabaja, su cuñado, su perro, sus nuevas amistades --que incluyen a una trabajadora sexual y a una anciana viuda que le hace compañía en el cementerio-- y la enfermera del geriátrico donde vive su padre, con quien genera una relación no exenta de complicaciones. Además, la historia de todos estos personajes secundarios será más desarrollada durante esta segunda temporada, por lo que tienen más participación en la narración.

Sin recurrir a golpes bajos, la serie logra emocionar hasta las lágrimas con el sufrimiento permanente que siente el protagonista por una pérdida que no logra superar, y rápidamente recurre a un humor ácido que saca esas mismas lágrimas pero de risa. El ir y venir constante entre el drama y la comedia que refleja la vida misma, donde no siempre es alegría pero tampoco siempre es tristeza. 

La segunda temporada de After Life se encuentra disponible en Netflix.