Una empresa que hacía tapizados para autos logró traer en un vuelo sanitario desde China una máquina que pesa 2000 kilos y hoy hace 70 barbijos quirúrgicos por minuto. La única firma de indumentaria deportiva que fabricaba las camisetas para la Selección Argentina se reconvirtió y ya hizo 100 mil camisolines sanitarios en menos de un mes. Y una fábrica de productos de seguridad industrial y deportes extremos está haciendo el barbijo más codiciado: el N95, el que solo puede usar el personal de la salud porque protege del contagio de coronavirus en un 95 por ciento. PáginaI12 recorrió tres empresas que le venderán esos insumos al Estado --y que recibieron la ayuda de la secretaría de Industria para poder confeccionarlos-- para que el pico de la pandemia no encuentre al país con faltantes de insumos sanitarios. Si esas empresas no se hubiesen reperfilado, en ésta cuarentena estarían paradas.
Del tapizado al barbijo
La recorrida empieza a la mañana. San Martín, primera parada. En la calle Mitre está Barack Mercosul, la empresa de autopartes que visitó el presidente Alberto Fernández cuando empezó a hacer barbijos quirúrgicos (los que tienen alambre y material antibacterial en el medio y aseguran una protección del 54 por ciento frente al virus). La principal autopartista de Toyota, que hacía tapizados para autos, hoy hace también camisolines y las denominadas "tapabotas" que protegen los pies cuando alguien tiene que entrar a determinadas áreas de un hospital.
La máquina que llegó desde China para hacer barbijos en el segundo vuelo sanitario de Aerolíneas Argentinas es muy codiciada en Estados Unidos. Se podría haber traído una semana antes de lo que llegó, en otro vuelo, pero con el riesgo de que fuera confiscada en la escala en Miami. Como cuesta 160 mil dólares, desde la secretaría de Industria que conduce Ariel Shale prefirieron perder algo de tiempo y ganar seguridad. La inversión de la empresa fue compensada con un Programa de Recuperación Productiva (REPRO). Cuando fue el Presidente, para sorpresa de los dueños de la empresa, se quedó más de una hora charlando sobre la reconversión: se trabaja las 24 horas, en tres turnos, y tuvieron que contratar más personal. Hoy hace 70 barbijos quirúrgicos por minuto.
Del fútbol a los camisolines
Segunda parada, Villa Lugano. Allí está la sede de Intertrading S.A, la principal proveedora de indumentaria deportiva de firmas como Nike y Adidas y la única que hace las camisetas de la Selección Argentina. Hoy tiene una línea de producción destinada exclusivamente a insumos hospitalarios. De los 800 empleados que tienen, solo 200 están trabajando. Al resto se le va a pagar el 75 por ciento del sueldo de mayo y marzo se les abonó completo.
En esta nueva etapa, llegaron a hacer 100.000 camisolines en menos de un mes y el desafío es hacer 100 mil por semana. También hacen cofias y tapabotas.
"Nunca trabajé para el Estado, pero si tenemos la posibilidad de demostrar lo que podemos a hacer, lo vamos a hacer. Más en este momento en el que además de aplaudir a los médicos hay que colaborar", dijo a este diario Daniela Rabinovich, vicepresidenta de la empresa. En la planta alta, donde se producía la ropa deportiva, todo está parado.
El 19 de marzo, decidieron poner en pausa esa línea de producción y el 4 de abril, intervención de la secretaría de Industria mediante, salieron las primeras cofias y camisolines. Tal vez --dicen que crisis es oportunidad-- en el futuro, cuando pase el temblor, sigan produciendo este tipo de insumos porque creen que va a haber una demanda insatisfecha.
Del "cabo de vida" al barbijo ideal
Quilmes, tercera y última parada. En la calle Monroe funciona Delta Plus Group, una empresa textil de seguridad industrial. Fabricaban arneses, "cabos de vida" para operarios que trabajan en altura, material para proteger a quienes practican deportes extremos (muy solicitados por los franceses).
La cuarentena los invitó a reperfilar la producción con ayuda del Estado y hoy es la única empresa en el país habilitada para producir los barbijos N95, los más codiciados porque aseguran una protección del 95 por ciento contra el contagio de coronavirus. Con la ayuda del Estado, Mariano Mora, director de operaciones de la empresa, se convirtió en un experto en el tema: sabe que los tapabocas sólo protegen del contagio en caso de que los usen dos personas que interactúan y mantienen distancia interpersonal, que los barbijos quirúrgicos aseguran un 56 por ciento de protección y que los N95, de complejísima fabricación, protegen a quienes lo usen en un 95 por ciento.
La meta es producir un millón por mes y venderlos exclusivamente al ministerio de Salud y de Defensa. Los N95 tienen una duración de cuatro horas y están compuestos por tres capas. La más difícil de insertar es la del medio, "el jamón del sándwich", según explica Mora, porque requiere un sellado ultrasónico: no puede ser costurado. Las capas externas están compuestas por un material llamado "tejido no tejido". Cuando él hace la prueba de romper uno, efectivamente el material se rompe aleatoriamente y no se puede rastrear la trama de la confección.
Mora explica que antes del estallido de la pandemia, el personal médico del mundo sólo usaba barbijos quirúrgicos y que el N95 apenas se utilizaba en medicina en casos de tuberculosis. Hay, cuenta, uno incluso más protector: el N98, que impide en un 98 por ciento la filtración del virus. Pero no se produce en Argentina: solo hay en China y en Estados Unidos. Y suele utilizarse como protección laboral para trabajadores que operan con materiales como amianto o asbesto.
Aprendizajes
En las tres fábricas reconvertidas para proveer el Estado trabajaron contrarreloj y con la ayuda de la secretaría de Industria y otros ministerios. Tuvieron que adaptarse rápidamente a la nueva demanda y saben que no están produciendo al cien por ciento porque lleva tiempo hacer un cambio radical. Pero ya empezaron. Y se los nota satisfechos por partida doble: pudieron seguir produciendo y están colaborando en lo que sienten como un desafío.
Y aunque no saben cuánto va a durar la pandemia y esperan que pase pronto, también se dieron cuenta de lo que eran capaces de hacer en circunstancias extremas. De hecho, los directivos de las tres fábricas están pensando en la posibilidad de dejar abierta una línea de producción para este tipo de insumos. Porque si algo desnudó la pandemia de manera brutal es todo lo que le falta a la Argentina ante una emergencia como ésta.