El Ejército estadounidense negó ayer ser el responsable del bombardeo de una mezquita, que se produjo el jueves, cerca de la ciudad siria de Alepo, y que según el Observatorio sirio de los Derechos Humanos, dejó al menos 46 muertos. El portavoz del Comando Central, John J. Thomas, dijo que el Ejército “mató a varios extremistas en un bombardeo aéreo, pero no atacó ninguna mezquita”, en declaraciones hechas al diario The New York Times en las que precisó que el objetivo del bombardeo fue destruido. “Hay una mezquita a unos 50 pies (unos 15 metros) de ese edificio que todavía sigue en pie”, aseguró, antes de señalar que se llevará a cabo una investigación para esclarecer si en el ataque murió o resultó herido algún civil. Según Estados Unidos, el ataque tenía como objetivo una reunión de miembros del grupo jihadista Al Qaida en la provincia siria de Idleb. 

El jueves, la anteriormente mencionada ONG opositora con sede en Londres denunció la muerte de al menos 46 personas, la mayor parte de ellas civiles, en un ataque aéreo contra la población de Alyina, situada al suroeste de Al Atareb, y en la frontera con Idleb. El ataque tuvo lugar mientras los fieles se encontraban reunidos allí para la oración nocturna. “La cifra podría subir, ya que todavía hay muchos desaparecidos bajo los escombros y la mayoría de los más de 100 heridos están en estado crítico”, dijo el director del Observatorio Sirio, Rami Abdel Rahman.

Por su parte, los Cascos Blancos de la ONU, que realizan labores de rescate protección de refugiados en las zonas rebeldes, aseguraron que siguen buscando víctimas bajo los escombros. Hasta la zona habían llegado muchos refugiados procedentes de la ciudad de Alepo, donde los combates se prolongaron durante meses hasta que fue conquistada por el Ejército sirio.