En Santa Fe no habrá evaluación escolar por este primer trimestre del ciclo lectivo, que habrá transcurrido en su mayor parte con las aulas vacías y trasladadas, en el mejor de los casos, a la virtualidad de plataformas de videoconferencia. Y eso para el caso de quienes poseen conexión a internet, solo la mitad de los 715 mil alumnos santafesinos. La ministra de Educación, Adriana Cantero, en línea con el criterio del gobierno central, anunció ayer la decisión de que los docentes no evalúen a sus alumnos en estas circunstancias. "No podríamos calificar un trimestre que ha sucedido en modos tan diferentes con los criterios de la educación tradicional", indicó. Opiniones autorizadas consultadas por Rosario/12 coinciden con la decisión y señalan la desigualdad in crescendo en el acceso a la educación que el aislamiento social obligatorio ha causado.
“No se pueden evaluar metodologías nuevas e innovadoras con sistemas viejos de calificación; tenemos que bucear en nuevos modos porque los nuevos aprendizajes, que están produciendo docentes y chicos, son diferentes a los que se producen en el ámbito presencial", señaló Cantero al anunciar la medida. “En el marco de estas indicaciones, que empezamos a socializar con los docentes, estarían también los criterios de observación, ponderación y valoración de los procesos que se van desarrollando en este tiempo tan particular de enseñanza”, agregó.
El ministro nacional del área, Nicolás Trotta, ha referido en las últimas semanas este criterio: obviar las evaluaciones, no recargar de contenidos y trabajos a los alumnos, sobre todo porque la realidad en cada hogar es muy dispar, y porque en los sectores más vulnerables hoy la función de la escuela pasa más por la asistencia social.
Cantero sostuvo que “el año no se pierde, porque el año escolar está en pleno proceso aunque sea de un modo diferente, y cuando volvamos a las aulas, fecha que depende de un criterio epidemiológico, vamos a estar vinculando las valoraciones del proceso que los chicos hayan realizado en este tiempo con el cursado presencial. Vamos a articular el ciclo lectivo 2020 con el 2021 trabajando con un criterio de continuidad de trayectorias escolares”, proyectó.
El ministerio empezó esta semana a distribuir unos cuadernillos como complemento de la tarea virtual que procuran los alumnos. Cantero se refirió a ese material "construido para vertebrar esa propuesta de enseñanza con la cual vamos a ir tejiendo tramas de llegada a los chicos con multiplicidad de recursos". Pero lograr que eso llegue a todos será todo un desafío.
¿El año está perdido?
Un docente de una escuela en un barrio de la periferia rosarina expuso una realidad mucho más compleja que la que puede advertirse desde el centro. "La verdad es que no tenemos forma ni siquiera de mantener un contacto con los alumnos. En el mejor de los casos, podemos tener alguna comunicación vía whatsapp con algunos, pero es muy difícil. La gente en el barrio está más preocupada por recibir un bolsón de comida. En nuestra realidad es un año perdido sin dudas", lamentó el maestro.
El licenciado en Ciencias de la Educación, y miembro del Centro de Estudios en Políticas Sociales y Educativas, Diego Gurvich, consideró que la decisión de levantar toda evaluación es correcta y previsible. "Es que no se sabe bien lo que está pasando: están ocurriendo cosas muy distintas de acuerdo a cada escuela, a cada profesor. Por lo tanto, la única medida general que se considera correcta es suspender la acreditación del módulo. En alguna medida es patear la pelota para adelante. Los docentes a veces tienen la tendencia a evaluar como si ellos no hubieran tenido nada que ver con el proceso de enseñanza, y eso puede derivar en una masacre", analizó.
"Pero en algún momento hay que ordenarlo porque a fin de año están las acreditaciones (aprobación del curso) y ahí el asunto se complica. Mientras sea dentro del año está bien porque los contenidos que no se dieron en el primer trimestre se pueden recuperar en el segundo. Eso no es complejo, e incluso tampoco es problema acreditar un año, siempre y cuando el alumno siga en la escuela: o sea, puedo hacer pasar de primero a segundo grado, de segundo a tercero porque se contempla que este año fue complicado y se continúa con esa premisa. El problema es cuando tenés que acreditar ciclos y al alumno lo perdés: entonces ¿le das o no le das al alumno un título de primaria o de secundaria?", planteó.
Gurvich reparó en que estos modos de enseñanza forzoza por la pandemia han profundizado la desigualdad en el acceso a la práctica educativa, y eso supone un desafío para los docentes. En resumen, entiende que habrá que aprobar en general "porque si no sería una estafa para todos quienes en este momento siguieron enseñando. Es la línea que sigue Nación: estamos enseñando, esta es otra manera, tal vez no tan exigente como con clases presenciales pero seguimos enseñando", dijo.
"Hay muchas formas de evaluar sin la típica 'saquen una hoja y luego les pongo un número' -planteó Gurvich- El problema más grave es no poder comparar qué está pasando con matemáticas de 7° grado en una escuela privada del centro de Rosario y en una escuela urbano marginal, porque las dos tendrán que entregar a fin de año la misma certificación", reflexionó.