“Presidente: ¿por qué no va presa Cristina Kirchner? Quiero que sepa que nadie va a invertir en serio en Argentina hasta que los hechos de corrupción de Cristina sean juzgados y condenados”. Esas dos frases, puestas en boca del ex jefe de gobierno español Felipe González, en un supuesto diálogo con Mauricio Macri difundido ayer por el diario Clarín, desataron un escándalo con implicaciones internacionales, que se desarrolló durante algunas horas antes de que llegara la desmentida del supuesto emisor de esas palabras. “Es totalmente falso y no se corresponde con mi pensamiento”, afirmó luego Felipe González. Desde la Casa Rosada, en cambio, no hubo ninguna declaración oficial.
Cristina Kirchner reaccionó inmediatamente a través de las redes sociales y enviando dos cartas documento a los protagonistas de la presunta conversación para que ratifiquen o rectifiquen las palabras reproducidas en el matutino. Pocas horas más tarde, en una entrevista, Felipe González desmentiría haber dicho eso o algo similar y pidió al diario que aclare la situación. Desde el gobierno argentino, en tanto, no hubo ninguna respuesta oficial. Unicamente en estricto off the record, los voceros de Presidencia consideraban probable que la charla nunca hubiera tenido lugar.
“Intimo a ambos a que en el plazo de veinticuatro horas de recibida, ratifiquen o rectifiquen de manera pública tal información”, escribió CFK en las redes sociales, reproduciendo sus cartas documento, pocas horas después de que apareciera publicado el diálogo entre Macri y González, donde el español pide que se detenga a la ex presidenta como insólita condición para facilitar la llegada de inversiones al país. “Ya manifesté en reiteradas ocasiones, no temo que una medida de esas características, por cierto absolutamente ilegal, se tome en mi contra. Por el contrario, el pueblo argentino tiene el derecho de saber si el Presidente de la Nación cumplió con los deberes a su cargo de rechazar manifestaciones que además de ser una extorsión sin precedentes constituyen intromisión indebida en asuntos internos, además de exclusivo resorte de la Justicia”, agregó.
La nota en cuestión fue publicada ayer en Clarín y firmada por el columnista económico Marcelo Bonelli con el título “Los inversores españoles quieren saber cuándo la justicia pondrá presa a Cristina”.
Según escribió Bonelli, en un encuentro a solas durante la visita oficial a España de febrero, González le preguntó a Macri “por qué no va presa” la ex presidenta y, ante “la respuesta llena de evasivas y prudencia” del argentino, insistió: “¿Cuándo va a ir presa Cristina?”. El hombre fuerte de la transición democrática devenido lobbista de multinacionales de origen ibérico sostuvo –siempre según la narración– que “nadie va a invertir en serio” en el país “hasta que los hechos de corrupción sean juzgados y condenados”.
En la carta documento enviada a Macri, Cristina Kirchner sostuvo que su interés “por conocer la verdad de lo sucedido no se relaciona” con el “temor a que alguna medida sea tomada” en contra suyo sino “el Presidente de la Nación cumplió con los deberes de su cargo”. En la segunda carta, dirigida a González, se explayó un poco más para decirle que le “cuesta imaginar la escena de un ex presidente de un gobierno democrático extorsionando al presidente en ejercicio de otro país democrático para que vaya presa otra ex presidenta, de ese mismo país, bajo la amenaza de que de no suceder eso no habría inversiones económicas”. CFK calificó el episodio como “de inusitada e inédita gravedad institucional” y “de repercusión internacional” y aseguró que “el pueblo argentino tiene derecho de saber cuáles son los condicionamientos que pretenden ser impuestos por los supuestos inversores” que González representa.
Pero no solamente la ex presidenta reaccionó ante la presunta extorsión. El bloque de diputados nacionales FpV-PJ publicó un comunicado en el que repudian la “campaña persecutoria del Grupo Clarín” contra la ex presidenta y le piden a los dos supuestos protagonistas del diálogo que aclaren la situación. “No creemos que el episodio sea cierto”, dice el texto, pero “si el presidente Macri calla, su silencio también implicará respuesta”.
“Lo conozco personalmente a González. Y esta es una conversación entre dos: Felipe González y Mauricio Macri, por eso le estoy reclamando que aclare si es cierto”, sostuvo el ex titular de la AFI, Oscar Parrilli. Deslizó que el episodio podía tratarse de una operación periodística que apuntaba a esmerilar las posibilidades electorales de CFK. “Magnetto, que se está volviendo loco porque ve que el gobierno se cae a pedazos y ya no sabe qué hacer sostenerlo, manda una orden clarita a sus amanuenses de Comodoro Py para que metan presa a Cristina –dijo–. Los inversores no van a venir, porque no hay motivo para venir a la Argentina. Pero no por Cristina, porque no hay consumo interno. Si el consumo está cayendo, si cada vez hay menos gente que puede comprar cosas, las exportaciones caen, ¿a qué van a venir a invertir?”, concluyó.
Con el clima cada vez más espeso y el nivel de repercusiones políticas escalando a nivel internacional, llegó desde España una desmentida terminante. “Acabo de mandar una nota a Clarín desmintiéndolo”, informó el Felipe González entrevistado telefónicamente por el periodista Gustavo Sylvestre, quien lo difundió por la noche en su programa de televisión. “Espero que el periódico la recoja para rectificar la información”, agregó el ex jefe de gobierno que señaló que leyó con “asombro” la columna publicada por Bonelli. “Está mintiendo. Sin dudas están mintiendo. En mis 75 años de edad y casi 50 años de actividad política, estas cosas me siguen asombrando”, lamentó en la entrevista.
Felipe González justificó en base a sus “convicciones democráticas” la necesidad de salir a desmentir rápidamente el contenido de la columna. “No creo que haya que pedirle a nadie y menos al Poder Ejecutivo que elimine a enemigos potenciales por la vía judicial. No sé cómo se le ha podido ocurrir a la persona que hizo la nota poner eso en mi boca”, subrayó.
Distinta fue la actitud que tomó la Casa Rosada que optó por el silencio. “No habrá respuesta oficial”, respondieron a este diario. El argumento político que daban era que no querían darle entidad a la protesta de Cristina Kirchner. El columnista de Clarín, por su parte, insistía en la página web del medio en su versión de los hechos y aseguraba que estaba “reconfirmada” en base a “fuentes confiables” que no revelaba. Sin embargo, al tratarse de un diálogo a solas en el que uno de los participantes negaba terminantemente el contenido y el otro se mantenía en silencio, parecía difícil imaginar la “confiabilidad” de esas supuestas fuentes que decía poseer.