María Fernanda Raverta alude proyecto colectivo: para les niñes que pasaron dos años en la guardería montonera, en Cuba, mientras sus padres participaban de la contraofensiva, la militancia significaba pertenecer a una organización. Cuenta de los juegos que remedaban la vida adulta: armar documentos sobre cómo debían comportarse con los compañeros, por ejemplo. "Tengo el recuerdo de jugar con vos pero podría ser otra niñita -le dice a Virginia Croatto, la directora del documental La Guardería , que asiente detrás de cámara-. Jugábamos a que cuando cumpliéramos diez años íbamos a inventar una máquina que... devolviera la vida". Los ojos de María Fernanda se llenan de lágrimas y la directora corta rápidamente la escena. Su compañera tiene una larga historia de militancia, es diputada provincial. No quieren victimizarse, deploran los golpes bajos. El llanto de María Fernanda es otra cosa, el lazo entre la convicción y lo sensible. Más tarde, la entrevistada hablará de proyecto colectivo, de sentir que si hay para uno, tiene que haber para todos. Era un día muy complicado -había rebelión policial- pero cumplió con su palabra, llegó a la entrevista, compartió sus recuerdos ante la cámara.
María Fernanda también conmovió a Alberto Fernández y a Cristina Fernández de Kirchner el 24 de octubre pasado, en el cierre de campaña nacional en Mar del Plata. "Tenemos la fortaleza, la convicción y el coraje", aseguró como candidata a intendenta -había sido la más votada en las primarias de agosto- y cerró: "El 27 de octubre le rendimos un homenaje a Néstor desde Mar del Plata, desde la provincia y desde la Argentina". Cuando la abrazó, Alberto lloraba.
El método y la ternura marcan la acción política de la dirigente de La Cámpora, fundadora de HIJOS de Mar del Plata en 1995. Desde que era adolescente militó en los barrios junto a la mujer que la crió, Adela Segarra. Muchos años después, fue la directora de la UDAI de ANSES del puerto, diputada provincial y diputada nacional desde 2015. Como candidata a intendenta de General Pueyrredón, el año pasado logró una epopeya: perdió por menos de 10.000 votos y fue el margen más estrecho de diferencia entre dos postulantes desde 1983.
La pondera una compañera que se incorporó a HIJOS Mar del Plata cuando María Fernanda se estaba yendo, para apostar a otras militancias. No compartieron ese espacio, pero sí una hermandad a prueba de diferencias políticas, profundas. Eleonora Alais es hija de Raúl Hugo, una de las víctimas de la Noche de Las Corbatas. Fue candidata del Frente de Izquierda y los Trabajadores y hoy es secretaria de Derechos Humanos de la CTA Autónoma de Mar del Plata.
En 2014, el día que fracasó el jury de enjuiciamiento al juez Pedro Hooft, María Fernanda tenía el ingreso asegurado. Era diputada. A Eleonora no la debaban entrar. María Fernanda "puso el piecito" para impedir que se cerrara la puerta de la Corte Suprema de Justicia bonaerense y con un tono suave dijo que no iba a entrar sin Eleonora. Mientras tanto, arengó a la militancia de la Cámpora para que cantara "Eleonora tiene que entrar". Fueron minutos. Juntas, corriendo, llegaron a escuchar la decisión del tribunal. Muchos años después, el día que María Fernanda perdió la elección de la intendencia, la hija de Eleonora lloró.
La nueva titular de ANSES es licenciada en Trabajo Social por la Universidad Nacional de Mar del Plata. Cuidar es parte de su formación profesional, pero también de su convicción política. Feminista en la acción, presentó el proyecto de ley de trombofilia elaborado por un Colectivo que reclama el diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno necesario para lograr un embarazo a término.
La empatía, mirar a los ojos, preguntarle siempre cómo está al compañere, son algunos rasgos que resaltan quienes la tratan. Hija de María Inés, militante montonera desaparecida y del otrora secretario de Mario Firmenich, hoy empresario, Mario Montoto, María Fernanda tiene una extensa trayectoria política propia que, a esta altura, debería eximirla de dar explicaciones sobre sus padres. Su madre fue desaparecida en Perú, en 1980, en el marco del Plan Cóndor. Ella elige llevar sólo su apellido.
Peronista desde siempre, militante territorial incansable, Axel Kicillof la designó ministra de Desarrollo de la Comunidad. Se fue de un lugar nada fácil para afrontar un desafío mayúsculo: directora ejecutiva del ANSES.
Cuando era niña, en Cuba, Fernanda habrá prometido "seremos como el Che". Endurecerse sin perder la ternura: maneja un presupuesto que representa más del 60 por ciento del total del país, con una capacidad de redistribución que la pone en el eje de presiones políticas y económicas. Jubilaciones, Asignaciones Universales, mucho de lo que el estado puede hacer para equilibrar desigualdades, está en ese organismo. Además de la potestad de designar directores en las empresas en las que el estado nacional tiene acciones por la reestatización de las jubilaciones. "Es una mujer extraordinaria, de un gran compromiso", la describió varias veces el Presidente en estos días, cuando el macartismo y la necesidad de descalificarla arreciaron en algunos medios de comunicación y redes sociales.