El semanario The Economist es una de las principales publicaciones especializadas en temas económicos del mundo. Se puede leer desde 1843. La última tapa de esta revista inglesa fue “La brecha peligrosa. El mercado contra la economía productiva”.
El desbalance entre la economía real y la financiera se transformó en un tema clave de debate en tiempos de crisis sanitaria. The Economist asegura que el movimiento de la bolsa norteamericana en las últimas ocho semanas es la gota que rebalsó el vaso.
Las acciones de Estados Unidos mostraron una caída frenética entre el 19 de febrero y el 23 de marzo. En esos días perdieron más de un tercio de su valor. Pero tras el anuncio del salvataje de la Reserva Federal recuperaron más de la mitad de las pérdidas.
En las últimas semanas las empresas norteamericanas emitieron bonos por más de 560 mil millones de dólares con el respaldo de liquidez de la FED. Se trata de un monto equivalente a una vez y media el Producto Interno Bruto de la Argentina.
El precio de las compañías ya se ubica por encima del de agosto del año pasado. “Hubo una recuperación delirante. Los inversores pasaron del pánico al optimismo sin perder el ritmo. Lo que pasa en Wall Street está cada vez más lejos de la vida en Main Street”.
De esta forma la revista inglesa plantea la incoherencia de tener acciones más caras ahora que hace un año cuando los niveles de recesión y de pérdida de trabajo en los Estados Unidos van en aumento. El viernes pasado se conoció el dato del desempleo de casi 15 puntos.
Algunos estudios como el de la Reserva Federal de Chicago argumentan que la desocupación es todavía más elevada. Plantean que no se está midiendo todo el impacto en el mercado laboral y la cifra correcta estaría entre el 25 y 35 por ciento.
El desbalance provoca cada vez más ruido político. Los demócratas aseguran que es la segunda vez que la Reserva Federal salva a los grandes inversores en menos de 20 años. El precandidato a presidente Joe Biden hizo algunas de las declaraciones más fuertes y ya empieza a discutirse quién pagará el costo fiscal de la crisis: ¿Wall Street o la gente?
El debate de Estados Unidos es impactante por su peso global pero no es necesario mirar tan lejos para entender la divergencia de intereses entre las finanzas y la economía real. La dificultad de la Argentina para negociar con los bonistas es una muestra.
La propuesta de reestructuración reconoce la deuda del país pero reduce el pago de los intereses de los bonos a niveles similares a los que se paga en el resto del mundo. Los grandes fondos se muestran reacios a aceptar esta oferta. Piden que se les pague más.
La economía argentina se encuentra en una situación de vulnerabilidad importante debido a la crisis sanitaria. Se tomaron medidas estrictas de aislamiento social para evitar el colapso del sistema de salud y esto provocó un freno lógico de la actividad productiva.
La economía necesitará una gran cantidad de recursos para recuperar la industria, los niveles de empleo y de bienestar en los próximos meses. Es claro que no tiene margen para hacer una oferta a gusto y semejanza de lo que piden los inversores.
La discusión no es si el país pretende cumplir o no con el pago de su deuda. El debate es el de la brecha peligrosa: el mercado contra la economía productiva. El desbalance entre los recursos destinados a las finanzas y los destinados a la población.