La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) se encuentra envuelta en una nueva polémica. Delegados de ATE-CNEA, la filial de la Asociación de Trabajadores del Estado que nuclea mayormente a técnicos y administrativos, y de la APCNEAN, asociación de profesionales del sector nuclear, advirtieron que el gobierno busca designar como nuevo presidente del organismo a Mauricio Bisauta, un ingeniero de larga trayecto en la entidad, a quien responsabilizan por la crisis que atraviesa la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), controlada por la empresa neuquina ENSI, ya que Bisauta fue director de la firma durante el gobierno de Mauricio Macri.
“Nos oponemos a la designación como presidente de la CNEA porque él fue artífice de la destrucción de la autonomía y la soberanía argentina en materia nuclear durante los años del macrismo reduciendo, por ejemplo, el personal de la planta industrial de agua pesada de 450 personas a menos de 100 personas mientras era presidente y vicepresidente de su directorio alternativamente”, aseguró la delegada de ATE, Sol Pedre a la radio AM750.
“Quiero decir con mucho orgullo que soy director de ENSI desde 2008, es decir, desde hace 12 años. Además fui nombrado vicepresidente de la CNEA por Cristina Fernández de Kirchner, ejerciendo el cargo durante los 2 períodos de su mandato. Mi pertenencia al modelo de la década ganada no entra en discusión”, respondió Bisauta al ser consultado por Página/12 sobre las críticas que viene recibiendo.
En lo que respecta a la paralización de la actividad que sufrió PIAP, Bisauta tomó distancia de la política llevada adelante por el macrismo y aseguró que su función durante los últimos años fue tratar de preservar los activos de la compañía. “Nuestra tarea en representación de la CNEA fue tratar de conservar y mantener la planta, la cual hoy está en condiciones de ser reactivada en función de las decisiones del gobierno actual”, agregó.
PIAP produce el agua pesada que modera y refrigera la
reacción nuclear en centrales atómicas que utilizan uranio natural. Embalse,
Atucha I y Atucha II operan con agua pesada y durante el kirchnerismo
se había firmado un contrato con China para avanzar con la construcción de una
cuarta central de agua pesada y uranio natural. Sin embargo, el gobierno de
Mauricio Macri dejó de lado ese proyecto, poniendo en riesgo la continuidad de
la planta.