Cerca de 500 argentinos varados en Ecuador por la emergencia sanitaria de la covid-19 regresaron al país como resultado de un operativo conjunto entre Cascos Blancos, el organismo de asistencia humanitaria internacional de la Cancillería, y la Fuerza Aérea. Son más de tres mil los argentinos regresados al país por Cascos Blancos desde distintos países. Hugo Ginzberg, un médico argentino recibido en Cuba que participó de la misión, resaltó que en el viaje de ida “llevamos a ecuatorianos de regreso a su país como parte de la colaboración internacional que debe existir ante situaciones de emergencia”.
En ese sentido, sobre la posible llegada al país de médicos cubanos para participar en la lucha contra la pandemia en la provincia de Buenos Aires, consideró que “es un absurdo total el debate ideológico que se está haciendo en Argentina, sobre una colaboración internacional que no sólo la practica Cuba” en el mundo.
En diálogo con Página/12, Ginzberg dijo que con otros colegas médicos trabajaron en Ecuador “para garantizar las condiciones sanitarias de los viajeros que retornaban al país”. Las repatriaciones se hicieron en aviones Hércules de la Fuerza Aérea. “Volvió gente que estaba de vacaciones, mochileros que hacía seis o siete meses que estaban viajando, incluso trabajando en Montañitas”, una aldea ubicada en la península de Santa Elena, en Ecuador, famosa por sus atractivos turísticos. También regresaron “argentinos radicados en Ecuador que solicitaron volver a la Argentina”.
Hugo Ginzberg, hijo de desaparecidos (ver nota aparte), es otro de los 1.600 médicos argentinos recibidos en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de Cuba y ahora estuvo 24 días en Ecuador, formando parte de una misión de los Cascos Blancos, para colaborar en las tareas de repatriación de los argentinos que quedaron varados en ese país.
“Estuvimos en Guayaquil, donde ya hemos asistido a más de 500 argentinos, de un total de cerca de 700”, le explicó a Página/12. La misión de la que formó parte llegó en aviones Hércules de la Fuerza Aérea Argentina, para intervenir junto con otros profesionales de la salud “en el operativo sanitario, para que cuando volvieran estuvieran en las mejores condiciones sanitarias”, en cumplimiento del protocolo establecido en la campaña contra la covid-19.
Lo que hicieron fue “ver si había casos sospechosos, si había enfermedades pre-existentes y a la vez resguardar la bioseguridad de la tripulación” de los aviones que están realizando las repatriaciones. “La decisión del Estado argentino es contener a todos, para que todos puedan volver”.
En Guayaquil, como en otras ciudades de América Latina y el mundo, la situación “es complicada porque la cuarentena no se hace efectiva sólo porque la decrete el Ministerio de Salud, sino que hay que tomar medidas de contención social” para que pueda ser efectiva. La situación en Ecuador es delicada y por ese motivo, había que realizar controles sanitarios a los argentinos que querían regresar.
Sobre su formación como médico en Cuba, resaltó que tuvo características especiales “porque no es solo una concepción de la medicina, es una concepción de lo que debe ser el Estado, de manera que la mirada de la medicina en Cuba, es una mirada integral”. No se trata sólo “del acto médico en sí mismo, ni siquiera es el acto médico de la prevención y la promoción de la salud, sino que es ubicar al médico en un contexto donde el Estado tiene un rol central, más allá del sistema o del modelo político que tengas”.
En ese concepto integral del Estado, el gobierno de Cuba “tiene misiones médicas que tienen que ver con un Estado que toma decisiones y decide colaborar internacionalmente de determinada manera”. Y pone en funcionamiento “los recursos que tiene, que en este caso son humanos, científicos, de manera que el concepto que tienen algunos sectores en Argentina es absurdo, porque es un debate ideologizado cuando no hay que ponerlo en esos términos, sino en el hecho que un Estado, en el marco de una emergencia internacional, está colaborando con otro Estado”. Recordó que “hay otros organismos de colaboración internacional, algunos entre comillas, pero siempre se pone el ojo sobre Cuba, sin tomar en cuenta que se trata de la demostración práctica de un país que por decisión política puede generar recursos, en este caso recursos médicos, para la ayuda internacional”.
Insistió en que “la colaboración internacional no es una práctica solo de Cuba, pero lo que pasa es que hay usinas desde las cuales se sobreideologiza la discusión y se la pone sobre el tapete de la manera que se la está poniendo ahora en Argentina y que es un absurdo total”.
Dijo que en Argentina hay entre 1.500 y 1.600 médicos recibidos en Cuba que “estamos insertos en el sistema sanitario argentino, que trabajamos mayoritariamente en el sector público, que convalidamos nuestros títulos, que dimos exámenes de residencia, que trabajamos en las mismas condiciones y con las mismas capacidades que los médicos recibidos en cualquier universidad de Argentina”.
Por lo expuesto, sostuvo que “la discusión no pasa por los ejes que se están dando” sino que “se debe pensar que hoy Argentina está pasando por una necesidad sanitaria y ahora se abre la posibilidad de que un Estado como Cuba colabore, de la misma manera que China colaboró con insumos”. De hecho “mi formación como médico, y la de los miles que hay en Argentina formados en Cuba, fue en el marco de la colaboración internacional, porque la Escuela Latinoamericana de Medicina fue creada no para enviar médicos cubanos a otros países, sino formarlos y que cada uno regrese a su país, con esa idea de la colaboración entre los pueblos”.
Hugo Ginzberg es hoy planta permanente del Hospital Durand y antes trabajó en el Argerich, en el Santojanni, en el Marie Curie “y nunca tuve ningún problema por haber estudiado en Cuba. Por eso ¿cuál es escándalo de que hoy vengan a la Argentina los médicos cubanos?”.
Estimó que “hay que sacar esa discusión del plano ideológico, porque hay quienes afirman que Cuba es lo mejor y lo que se debe tener en cuenta es que un Estado que está ofreciéndose para colaborar con otro, en el marco de una situación de emergencia mundial”.
De hecho, Ginzberg está trabajando con Cascos Blancos, que “también es un organismo de colaboración internacional”, en este caso de Argentina, que ha participado en otros países ante situaciones de emergencia. “De hecho, en los viajes de repatriación, cuando salimos de Argentina trajimos ecuatorianos de regreso a su país, los trajimos desde Buenos Aires y también de Lima. Son cosas que no trascienden, pero son mecanismos de colaboración que los Estados tienen cuando son Estados presentes que buscan establecer lazos de solidaridad, de manera que no tiene sentido la discusión abierta en Argentina”.