Desde Brasilia.Repudio a la "antidiplomacia" de Jair Bolsonaro. El embajador Celso Amorim, ministro de Relaciones Exteriores durante los dos gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva, y el expresidente Fernando Henrique Cardoso, del conservador Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) ,firmaron un documento sobre la política externa del gobierno cívico-militar al que le imputan haber abdicado frente a Estados Unidos hipotecando una tradición diplomática de décadas, inspirada en la Constitución de 1988, surgida de un pacto político amplio posteror el fin de la dictadura (1964-1985).
Es imperioso dejar "atrás esta página vergonzosa de servilismo e irracionalidad y colocar de vuelta en el centro de la diplomacia la defensa de la independencia, la soberanía y los intereses nacionales", afirma el texto.
En una alusión al vinculo de Bolsonaro con Donald Trump, se considera imposible "conciliar la independencia nacional con la subordinación a un gobierno extranjero cuyo confesado programa político consiste en la promoción de sus intereses por encima de cualquier otra consideración".
Las críticas también parecen dirigidas la posición del capitán-presidente frente a Venezuela (que amenazó invadir) , aunque sin nombrar al país caribeño.
Este "gobierno se declara aliado de ese país (presuntamente Estados Unidos) asumiendo como propia una agenda que amenaza arrastrar a Brasil a conflictos con naciones con las cuales mantenemos relaciones de amistad y mutuo interés".
Entre los excancilleres firmantes del documento están José Serra y Aloysio Nunes Ferreira, ambos del PSDB cardosista, que sirvieron al gobierno surgido del golpe contra Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT) en 2016. Bajo la gestión Serra y luego de Nunes Ferreira, la diplomacia brasileña condujo la desintegración de Unasur y cedió bases en la Amazonia para que fuerzas norteamericanas realizaran maniobras junto a efectivos de otros países de la región.
Por su parte Amorim fue el titular del Palacio Itamaraty entre 2003 y 2011, y actualmente se desempeña como virtual canciller de Lula a quien acompañó en febrero al Vaticano para una reunión privada con el papa Francisco y en julio de 2019 fue el anfitrión de Alberto Fernández cuando el entonces candidato presidencial argentino visitó al líder petista en la Superintendencia policial de Curitiba. Aquella reunión con el preso condenados por razones políticas en la causa Lava Jato, desató el encono de Bolsonaro que por entonces hacía proselitismo en favor de la reelección de Mauricio Macri.
Resulta improbable que Amorim haya estampado su firma junto a Cardoso sin consultar a su jefe político.
En rigor la actitud de Amorim al acompañar un manifiesto apoyado por diplomáticos de varios gobiernos democráticos, incluso el del expresidente Fernando Collor de Mello (1990-1992), se vertebra con otros movimientos de Lula dirigidos hacia el campo conservador. Lo que se busca es acercar posiciones con fuerzas de derecha democrática que en su hora llegaron a tolerar y/o apoyar al bolsonarismo por oportunismo o mera fobia antipetista.
El mes pasado Lula tuvo dichos elogiosos hacia las medidas contra el coronavirus del gobernador de San Pablo Joao Doria, del PSDB, quien devolvió la gentileza. Señal de deshielo entre petistas y pesedebistas.
Posteriormente Lula y Cardoso participaron en la celebración on line del Día del Trabajador organizada por la Central Unica de los Trabajadores, ligada del PT, y varias organizaciones gremiales. Ese gesto aportó otro paso de aproximación, si bien cada uno de los expresidentes grabó su discurso del 1 de Mayo por separado y no hubo intercambio entre ambos.
¿ Estas operaciones indican que hay una alianza político-electoral en ciernes?
La respuesta más plausible es "no", lo que está surgiendo en forma embrionaria - este documento firmado por Amorim y Cardoso alimenta esa hipótesis- es un coalición contra la barbarie bolsonarista materializada en el avance de la pandemia que este sábado superó las diez mil víctimas fatales, y el miércoles pasado ubicó a Brasil en el segundo lugar del mundo en número de fallecimientos considerando solamente los registrados ese día.
Amorim y Cardoso emplean la expresión "antidiplomacia" para referir a las posiciones disparatadas del gobierno en el campo internacional. Citan como ejemplo la actitud hostil hacia China y sus consecuencias negativas en la obtención de insumos .
"La gravísima crisis de salud pública reveló la irrelevancia del Ministerio de Relaciones Exteriores y su papel contraproducente para que Brasil obtenga equipamientos".
"Los ataques inexplicables a China y la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la falta de respeto a las vidas demostradas por el presidente de la República, tornaron al gobierno en objeto de repulsa internacional". En uno de sus recientes arrebatos Bolsonaro soltó un tuit acusando a la OMS de inducir a los niños a la "homosexualidad y la masturbación". En suma, la carta conjunta golpea en uno de los flancos más vulnerables de un gobernante aislado del mundo, a quien hasta el propio Donald Trump comenzó a ver con recelo. En los últimos días el republicano se manifestó preocupación sobre el avance del coronavirus sugirió bloquear los vuelos procedentes de Brasil.