Primero fue Cereales del Sur. Le siguió el flor de tropezón que no llegó a ser caída de BLD. Luego el tsunami de Vicentin. Y finalmente la caída de Guardati y Torti. Los cuatro default fueron noticia a lo largo de 2019 y supuestamente la culpa la tuvo el Frente de Todos por ganar las elecciones primarias que al día siguiente derivó en la corrida cambiaria. Si bien son de diferente escala, porque Vicentin es una agroexportadora de escala global y el resto son correacopios, el denominador común es que habían atado su actividad principal de comercio de granos con el finito juego de la especulación financiera, donde caminar por la cornisa es la regla y cualquier viento cruzado, de esos que en Argentina soplan con frecuencia, deja a los jugadores pedaleando en el aire.
Defaults como los de Vicentin, Cereales del Sur, GyT y BLD (corredores de granos y acopiadores a la vez) pueden explicarse por el ingreso del mundo financiero al comercio granario. Estas firmas realizaban sofisticadas estrategias financieras para generar un precio que estaba por encima del precio que diariamente se descubre en el mercado físico de granos. Los corredores que operan en ese ámbito realizan negocios tradicionales de compra venta de granos y son más conservadores que los agentes que operan en los mercados a término.
Para que se entienda, en el mercado físico se negocia la mercadería física (soja, maíz, trigo que está en los silos de los acopios o en silobolsas en los campos), y no papeles sobre índices como ocurre en los mercados de futuro a través de los agentes que están bajo la órbita de la Comisión Nacional de Valores.
En el mercado hay expectativas de que los default encadenados de la temporada 2019/2020 cambien algunas cosas en busca de una seguridad que la comercialización de granos atada a la especulación financiera hoy no termina de ofrecer. No son pocos los que apuestan a que la caída de esas grandes firmas, que arbitraban la venta de granos con coberturas en dólar y otros productos financieros, fortalecerá a los mercados y corredores tradicionales. Entienden que esos derrumbes están directamente vinculados a que apostaron a la innovación para maximizar sus beneficios, y terminaron defaulteando a un gran número de acopios y productores.
El lado B
Quienes, por el contrario, ven un lado positivo de esta historia –siempre hablando de las apuestas financieras a mercados oficiales (la multiplicación de alto riesgo en cuevas y dólar ilegal es otro cantar)– se respaldan en un dato de la realidad: pagaban más por la compra de la producción agraria.
Un operador del mercado lo explicó de esta manera: “Estas operaciones en mercados de futuros y opciones le permitió a estas empresas durante muchos años pagar un precio por granos mejor que los exportadores”. Es el caso de Vicentin que solía hacer ofertas de precios y condiciones que aventajaban al resto de los agroexportadores.
“Desde ese punto de vista fueron un factor de competencia que impedía que los exportadores, que también compran granos de forma directa a los productores y tienen acceso a financiamiento internacional que los corredores tradicionales no, se cartelicen y bajen el precio”, sostiene el mismo operador. “Estas firmas como Guardati y Torti y BLD lo lograron y a lo mejor los productores consiguieron, vendiéndoles a ellos la soja, el maíz o el trigo, 2 o 3 dólares más la tonelada. Por eso no me animo a decir que esa combinación sea mala. Obviamente tiene riesgos pero también tiene su lado positivo. Lo bueno es que cada uno de los cuatro mercados que hay en Argentina y la CNV minimicen la probabilidad de que estas situaciones ocurran”.
Mercados
Acá entra a jugar un dato central en esta historia. ¿Fallaron los controles de los propios mercados o de la Comisión Nacional de Valores, que regula a los cuatro mercados de Argentina (Rofex/Matba, Bima (ex Merval), Mercado Argentino de Valores y Mercado Abierto Electrónico (MAE)?
Después de lo ocurrido con Vicentin y las autoridades del Banco Central durante la era macrista, con las otras quedó flotando la duda sobre la CNV y los mercados controlados por ella (ver aparte).
Respecto a Cereales del Sur (hacía corretaje, acopio e industrialización y era propiedad del agente bolsa Daniel Casanovas), que también utilizaba complejas estrategias financieras para comprar a un precio más alto del que podía pagar cualquier corredor tradicional en el mercado físico, se afirma que cambiaba cheques de pago diferido en el Mercado Argentino de Valores, garantizados con cereales warranteados por sí misma. Una de las dudas que quedó planteada es si no hubo allí omisiones de controles del propio mercado y cuál fue la dimensión del perjuicio económico que le provocó.
El caso de Guardati y Torti acumula dos denuncias penales y otra está en camino. Acopio Arequito la acusa de vender sin autorización 13 mil toneladas de trigo que le había entregado con precio a fijar y usar ese dinero para otros fines.
Las denuncias restantes es por su condición de agente de valores, de un cliente que no pudo recuperar al vencimiento su inversión de 49 mil dólares en una caución, y de la Comisión Nacional de Valores, que será radicada en la Justicia federal de Rosario en los próximos días o semanas.
Empresas e instituciones
Los default reparten esquirlas en las instituciones donde algunos de sus miembros tenían presencia formal y capacidad de influencia. La contaminación es mayor cuando median investigaciones penales como las abiertas en los casos de Vicentin y GyT.
El caso más conocido fue la presidencia de Alberto Padoán y cómo éste usó ese puesto institucional estratégico para obtener beneficios políticos y financieros para Vicentin, ante la complicidad de una parte importante de los miembros de la Bolsa que se conformaron con una licencia cuando Padoán fue procesado por pagar coimas y hasta le permitieron seguir en el directorio al terminar su mandato. Tuvo que ocurrir un default de 1.500 millones de dólares para que renunciara, aunque la actual comisión directiva es hija de su poder.
Otro tanto ocurrió con Ángel Torti, titular de Guardati y Torti SA, alcanzado por las denuncias contadas más arriba. En la Bolsa funcionaba como mano derecha de Padoán. Torti renunció como vocal tras la cesación de pagos de su empresa.
Otro miembro de la familia Torti, en este caso Pablo, también alcanzado por una de las denuncias penales como integrante del directorio de GyT, figura como director suplente en el Rofex/Matba. En el ámbito de los mercados Pablo Torti es conocido por haber sido el cerebro de jugadas financieras de GyT que terminaron generando problemas internos por el alto nivel de exposición al que quedaba sometida la empresa.
De todos modos, esas diferencias hicieron que saliera de la firma. Hoy vive en Lima dedicado a otros negocios privados. Al menos el principal es la representación de jugadores a pesar de que no figura en los registros Fifa como tal. Fuentes leprosas indicaron que se llevó a Perú a Alan Luque. Medios chilenos como el diario La Tercera, entre otros, lo señalan como el socio en la filial argentina de Twenty Two y ahora en el manejo de la filial peruana. Esa empresa probablemente sea la mayor representante de jugadores argentinos, chilenos y peruanos. El principal accionista y cara visible es el ex rugbier nicoleño Fernando Felicevich, que maneja pases como los de Lucas Pratto y los chilenos Arturo Vidal y Alexis Sánchez. Son sólo tres de más de 200 valuados en cientos de millones de dólares.