Desde Caracas
El efecto encadenado del fracaso de la Operación Gedeón continúa: Juan José Rendón, hombre clave en los últimos sucesos que desembocaron en la llegada de mercenarios a Venezuela, presentó su renuncia al “comité de estrategia” del “gobierno interino de Juan Guaidó”.
Rendón había estado en el centro de la polémica por su rol en la elaboración y firma del contrato con la contratista militar estadounidense Silvercorp, que detallaba cómo capturar o asesinar a Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, y proceder a una persecución de civiles y militares en el país durante más de un año.
A diferencia de Guaidó, Rendón reconoció haber firmado el contrato. Ante la crisis abierta por la situación, fue él quien salió a dar explicaciones ante los medios de comunicación para realizar un control de daños, e intentar ofrecer una versión ante la cantidad de contradicciones dichas por Guaidó.
La explicación de Rendón fue que firmó, pero el plan no se ejecutó, no porque no estuviera de acuerdo con lo que allí se acordada, sino por su desconfianza con el dueño de Silvercorp, Goudreau. El “estratega” nunca pudo explicar por qué en el contrato aparecía la firma de Guaidó, ni por qué existía un audio de la firma del contrato donde se escucha a Guaidó y a Goudreau.
Las mentiras y gravedad de la situación abrieron una nueva división dentro de la oposición venezolana. El partido Primero Justicia -del cual es miembro Henrique Capriles y Rendón asesoró en su campaña presidencial- pidió que sean removidos de sus cargos quienes se involucraron con la acción.
No solamente Primero Justicia se pronunció contra lo sucedido, sino también una parte significativa de la oposición, tanto de quienes se alejaron del plan que encarna Guaidó, como quienes se mantuvieron alineados.
La renuncia de Rendón, así como la del diputado Sergio Vergara, también firmante del contrato, indica un reconocimiento público del impacto provocado por la Operación, en la cual siguen siendo detenidos mercenarios día tras día, como el día domingo, donde catorce fueron apresados en el operativo policial y militar que se mantiene desplegado en estado de alarma.
La Operación Gedeón dejó en crisis a Guaidó y quienes lo rodean. Alguien debía pagar el costo y fueron Rendón y Vergara. En cuanto a los autores internacionales la estrategia ha sido la de negar y borrar pistas para afirmar que ni el gobierno norteamericano ni el colombiano estuvieron involucrados en lo que en la prensa estadounidense fue nombrado como Bahía de Cochinos.
Sin embargo, como afirmó la carta de tres senadores demócratas del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Chris Murphy, Tim Kaine y Tom Udall: “o bien el gobierno de Estados Unidos no estaba al tanto de estas operaciones planificadas, o estaba al tanto y les permitió proceder, ambas posibilidades son problemáticas”.
El gobierno venezolano afirmó desde el inicio que esta Operación tuvo participación de Estados Unidos vía la DEA -con la cual el “gobierno de Guaidó” publicitó haberse reunido en agosto del año pasado- y de Colombia que facilitó el territorio de principio a fin, aún con las denuncias del gobierno y de uno de los implicados, Cliver Alcalá, que afirmó que la administración de Iván Duque estaba al tanto de los campos de entrenamiento militares.
Estas renuncias suman así un nuevo capítulo de una acción -conectada con otras operaciones armadas pasadas y en preparación- que dejó escrito blanco sobre negro hasta dónde está dispuesta a llegar la estrategia golpista en Venezuela, no solamente para derrocar a Maduro, sino para “estabilizar” el país, como quedó detallado en el contrato.