El experto en computación Grigory Antipov, de los laboratorios Orange, en Francia, desarrolló junto con su equipo un algoritmo que permite saber qué aspecto tendrá una persona cuando sea un anciano. La técnica no solo envejece caras jóvenes, sino que crea versiones más jóvenes de los rostros mayores. Antipov desarrolló un software de aprendizaje para solucionar un problema de los sistemas anteriores, que permitían cambiar los rostros de diferentes maneras, pero sin mantener las características personales del individuo. O sea, los rasgos de un niño de 12 años no eran identificables en la fotografía “envejecida” y ahora si lo son.
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