El fútbol de Central tiene su grieta y obliga a la construcción de consensos. Está en juego la continuidad del manager Raúl Gordillo, querido por algunos dirigentes, pero no por todos, y no es bien estimado por el técnico Diego Cocca. El entrenador reniega de quienes participan en el fútbol profesional, incluso con Cristian "Killy" González, conductor de la reserva. Para no poner en riesgo la continuidad de Cocca, la dirigencia le recorta tareas a Gordillo al punto de reducir el mínimo su protagonismo. El contrato del manager vence a fin de mes con los canayas.
Si fuera por Cocca, Gordillo y Kily González no estarían en Central. El entrenador ve como un problema todo lo que sea ajeno a su cuerpo técnico. Pero Cocca tampoco tiene el respaldo unánime de los dirigentes. Quienes miran lo futbolístico, aprueban su gestión; los que priorizan la situación económica del club, objetan los números de su vínculo.
Pero como se decidió ofrecerle el contrato de renovación a Cocca, la dirigencia debe resolver antes la situación de Gordillo. El manager es reconocido por los directivos en su desempeño en el último libro de pases, al apuntar como opciones a Joaquín Laso y Diego Novaretti. Dos refuerzos que llegaron, jugaron y rindieron, algo poco frecuente en los jugadores que se han integrado al plantel en los últimos años.
Pero Cocca no quiere un manager y su deseo de trabajar en soledad encontró eco en Arroyito cuando Gordillo se tomó atribuciones para negociar la venta de Jeremías Ledesma a San Lorenzo. El manager llegó adelante todas las conversaciones con el club azulgrana y como consecuencia de ello llevó al club una oferta de cuatro millones de dólares por el arquero. Su venta, el año pasado, hubiese significado la renuncia inmediata de Cocca. Pero más allá de que su gestión no prosperó, Gordillo hizo tareas propias de un directivo, lo que cayó mal en parte de la Comisión Direcitiva.
Es por esto que el manager tiene propuesta para extender su trabajo en el club pero con condiciones que están hechas a medida para que Cocca no encuentre ninguna excusa en su renovación. Gordillo no formará más parte de cada mercado de pases, donde los intereses económicos se cruzan y todos sospechan de todos, tendrá un acercamiento menos frecuente con el plantel y atenderá más las demandas del cuerpo técnico, como puede ser la organización de una pretemporada, viajes para los partidos y amistosos. Este cambio de rol pone en un dilema a Gordillo, aunque ya manifestó sus ganas de seguir en el club incluso bajo nuevas condiciones.
Para la dirigencia este acuerdo con Gordillo no pone en riesgo la renovación de contrato de Cocca, que hoy es el gran objetivo, a pesar de la objeción a los números de su contrato que muestran algunos dirigentes. "Cocca también deberá adaptarse a lo que viene. Porque Central necesita un equipo con más juveniles y no se van a comprar jugadores en los próximos años. Si llega algún refuerzo será a préstamo y por dinero que no pone en riesgo el presupuesto. Después de esta pandemia todos debemos cambiar porque nada volverá hacer igual, ni si siquiera el fútbol", confió un directivo canaya.
Las convervsaciones con Cocca por su renovación comenzaron la semana pasado y habrá un nuevo diálogo esta semana. El técnico muestra intenciones de quedarse en Arroyito pero la dirigencia quiere la firma antes de fin de mes.